Superviviente Z

BUENA SUERTE.

BUENA SUERTE

 

Charles

 

Las cosas se nos complicaron al cien mil por ciento. Definitivamente tenemos la misma suerte que tendría una persona si pasa debajo de 20 escaleras es un viernes 13.

 

Mala.

 

Pésima.

 

Terrible.

 

Con las manos temblorosas tomo la llave para abrir la puerta, espero que dentro de ella haya algo que nos salve de esta.

 

—Está atenta, no vaya a ser que salga un muerto de allí —le digo a Alaska, quien tiene el hacha en alto y los ojos muy abiertos. Es evidente el temblor de mí voz, aun no estamos acostumbrados a su horrible y apestosa apariencia.

 

Abro la puerta y me alejo rápido esperando que salga algo de allí, pero no parece haber nada.

 

Lo que si hay es un feo olor a descomposición, como si algo llevara allí mucho tiempo muerto. Pero no es de humano, el olor es característico de algún animal.

 

—Alaska —le llamo en susurro—.  Lo que sea que haya allí adentro que huele así, no es un cuerpo humano…

 

—No me jodas charles, el olor es espantoso. Tengo el vómito en la garganta. ¿Qué puede ser? —Pregunta con sus ojos casi desorbitados—.

 

—Un perro tal vez —inquiero con el miedo corriendo por mis venas de manera vertiginosa—.

 

—N-no, no puede ser. No m-me digas que esto es como Resident Evil porque ahora si es verdad que me cago, me cago en todo —me dice jadeando—.

 

No puede ser. ¿Hay perros muertos vivientes?

 

—Cálmate, es solo una suposición. No sabemos que hay muerto allí adentro… A demás, ya nos hubiera atacado ¿no? —Le digo aparentando ser fuerte cuando por dentro me estoy muriendo del miedo.

 

— ¡Pues fíjate que no me calmo ni me quiero calmar! hay que buscar manera de conseguir el interruptor de la habitación para lograr encender la luz, toquetea la pared hasta conseguirlo —me ordena ella.

 

— ¿Y porque no lo haces tú? —Le digo frunciendo el ceño.

 

— ¡NO SEAS CAGON, JODER! —Me dice en susurros exaltados—.

 

—SI YO SOY CAGON ¿QUÉ ERES TU? ¡LLORONA! —Le devuelvo el insulto—.

 

— ¡ESTAMOS PERDIENDO EL TIEMPO IDIOTA, HAZLO! —Me vuelve a ordenar—.

 

— ¡ESTA BIEN, ESTA BIEN! —Le digo rápido mientras pienso en todo lo que debo soportar por ser el hombre. —Claro, sacrifiquen al hombre, al musculoso, al pelo largo pecho peludo, estoy que me hago encima del miedo, estoy que me meo en los pantalones —digo entre susurros furiosos y temblorosos—.

 

Cuando por fin decido meter mi mano dentro de la habitación —no sin antes fulminar con la mirada a mi llorona y dictadora compañera— para tratar de conseguir el interruptor siento la pared húmeda.

 

Saco mi brazo rápidamente soltando un pequeño grito ahogado, cuando veo mi mano veo lo que aparentemente es agua o al menos un líquido transparente —de dudosa procedencia—.

 

—Cagón —dice burlesca.

 

—Cállate, llorona.

 

Vuelvo a meter mi mano allí y logro conseguir el interruptor.

 

Cuando logro encender lo que veo dentro de la habitación me deja shockeado. Sé que Alaska debe estar igual.

 

Dentro de ella hay varios de lo que parecen ser cuerpos minuciosamente forrados con bolsas negras.

 

El terrible hedor viene del cadáver 4 perros en el suelo, de ellos sale un líquido transparentado que se ve amarillo con pequeñas rayas rojas.

 

Cuando Alaska entra a la habitación vomita, de verdad es olor es desagradable y concentrado, al menos los perros parecen estar bien muertos.

 

Hay estantes cubriendo una pared entera.

 

Tristemente de lo que haya allí depende nuestra vida.

 

Alaska se dirige a uno de ellos y lo abre… lo que hay nos deja con la boca abierta.

 

Armas y balas a montón. Por una parte me siento aliviado porque al menos conseguimos lo que estábamos buscando. Pero por la otra me pregunto cómo carajos usaremos estas cosas.




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