POV: Allison.
Suspiro. Ni pensar que han invadido de preguntas a Isaac. Al final se fue sonrojado, diciendo que tenía que ir a cenar con su familia y no podía quedarse. La tía Fanny comentó que le había agradado mucho.
Acompañé a Isaac hasta su auto, despidiéndonos con un abrazo y de su parte, un beso en mi frente. Agradecí que no hiciera algo más, no lo sé, aunque yo me haya aventurado esa noche a pegar nuestros labios, aún no me siento lista para un paso más allá.
Ahora, es mi turno. Conocer a su familia.
Ha venido a verme y no puedo enterrar los jodidos nervios que cargo. De igual forma, llevo un postre que he elaborado junto a mi mamá, quien estaba súper emocionada deseándome lo mejor. Por un momento la miré como si estuviera loca, porque lo había interpretado como si ambos nos fuéramos a casar y necesitábamos reunirnos todos para conocer a la familia de cada uno. También me ha obligado a ponerme un vestido casual, cosa que me molesta demasiado.
No comento nada en el camino y el tampoco, pero si se dan muchos gestos: él se burla de mi nerviosismo y yo me consumo en el mismo.
Vive a media hora en carro de mi casa. Es un barrio igual que el mío: sencillo y agradable. Su casa es mediana, y definitivamente el jardín es hermoso. Abre la puerta principal, encontrándonos con Sandy bajando de unas escaleras.
— ¡Querida Allison! — anuncia feliz de verme. Sonrío de lado.
— Hola Sandy, ¿cómo estás? — es lo que comento. Isaac cierra la puerta y Sandy toma mi mano libre para llevarme a su salón principal.
— ¡Han llegado! — grita antes de que nos asomemos a la sala. Tres pares de ojos se detienen a mirarnos.
Isaac se rasca la nuca y Sandy lleva el postre que he traído a la cocina.
— Mamá, papá, Ginny, ella es Allison, mi novia — él si me presenta como se debe. La mamá de Isaac se levanta enseguida, con una sonrisa enorme plasmada en su rostro. Se ve muy joven para tener tres hijos. Creo que mi cara es un completo acertijo.
— Es un gusto conocerla, señora Burrell — es lo que digo cuando ella me estrecha entre sus brazos.
Después de separarnos, sigue la pequeña Gina.
— También me alegro de conocerte — me inclino un poco para verla bien. Ojos miel, cabello castaño claro ondulado, sin duda, comparte el parecido con Isaac. Me abraza y río por lo adorable que se ve.
Alzo la mirada para ver al papá de Isaac. Se ha quedado en medio camino y bueno, me sigue analizando.
Estira su mano, en señal de saludo. Respondo junto a una sonrisa tímida.
— Es un placer que me hayan invitado a la cena — digo cuando ya he saludado a todos. Isaac sostiene mi mano firmemente, y con paso algo acelerado, me guía a la mesa.
Todo está en orden, incluso Sandy ya ha servido el exquisito pollo horneado. Tomo asiento junto a Isaac y ahora sí comienza lo bueno.
— Allison — la mamá de Isaac llama mi atención — Isaac nos platicó que no eres oriunda de aquí, ¿Por qué decidieron mudarse? — dejo de comer un momento y mastico lo que tengo en mi boca. Tal vez no les bastó lo comentado.
— Mi papá trabaja en una compañía de viajes, así que prácticamente pasa todo el tiempo de un lugar a otro y nosotros nos mudábamos constantemente, hasta que mamá se cansó y decidió que nos quedaríamos aquí, además de que el instituto y la escuela a la que va Bryce, mi hermano, tienen prestigio y según ella es una buena opción estar en este lugar — intento ser breve. No me gustaría contar toda esa etapa en que no pude desarrollarme más en mi ambiente. Era muy corta la estadía y por lo tanto ni siquiera pensaba en hacer amigos.
— Supongo que fue muy duro para ustedes no tener sedentarismo — acota el señor Burrell.
— Por supuesto, pero yo comencé a acostumbrarme y no me di la molestia de reclamarle nada a papá, después de todo trabaja muy duro para que podamos tener una buena vida — hago una pausa — Y tampoco era justo para Bryce, quien solo tiene diez años. — finalizo el tema.
No hay más preguntas, y terminamos la cena. Ahora toca el postre: un pastel de chocolate.
— ¡Qué rico postre! — exclama Gina y sonrío. Todos ríen y la observan.
— No debiste molestarte, Allie — me dice Sandy y le doy una mirada.
— No es problema, espero y les guste mucho — acoto. Isaac no ha dicho nada, ahora pienso que se le comió la lengua el ratón.
— ¿Trabajas? — pregunta el señor Burrell.
— No, solo ayudo a mi mamá en los deberes de la casa — me da un poco de pena admitirlo. Había tenido esa idea cuando llegué, pero papá y mamá se rehusaron ya que dicen que todavía no es tiempo.
— ¿Y te gusta salir a fiestas? — esta vez interroga Gina. Miro a Isaac y se encoge de hombros, diciéndome en sí que debo responder.
— No me llama la atención — digo con sinceridad.
— ¿Entonces qué haces en tus tiempos libres? — vaya, me han sorprendido esta noche. Sandy me mira curiosa.
— Prefiero pasar en casa, leyendo o escuchando música — Isaac me regresa a ver. Se da cuenta que hago algo más que cantar como loca en mi habitación.
Terminamos por fin con la hora de la comida. Isaac ha anunciado que él y yo lavaremos los platos, a lo que nadie ha puesto resistencia.
Utilizo los guantes y comienzo a enjabonar cada uno, mientras que Isaac se dedica a enjuagarlos para luego ponerlos en el escurridor.
— ¿Allison? — la señora Burrell nos observa.
— Dígame — respondo a su llamado. Siento nervios.
— Mejor dime Esther — vaya, ¿así son todas las mamás? Siempre me he preguntado por qué prefieren que les llamen únicamente por su nombre. Solo asiento riendo un poco.
— ¿Puedes quedarte un poco más para platicar? — su pregunta me toma desprevenida. Aún es temprano, apenas las ocho, pero aún así debo informar a mamá y lo hago por medio de un mensaje de texto.
— Claro, Esther — lo último lo digo algo tímida. Sin más, ella sale sonriente de la cocina, no sin antes apurarnos.