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~ Afrontando situaciones

POV: Allison.

Había pasado un día, en el que Isaac estaba en coma. No había podido dormir bien todo ese tiempo hasta que Sandy mandó un mensaje diciendo que todo estaba bien y que él preguntaba por mi.

Camino con Linda pisándome los talones. Son las dos de la tarde y aún estamos por los pasillos del instituto, prácticamente corriendo hacia la salida. Había odiado este día porque había sido de prácticas en el laboratorio de Química y cada cosa que hacía Lindsay tenía que corregirme porque entendía todo al revés y podría causar una catástrofe. Mi mente estaba en otro mundo.

Nos embarcamos en su auto para ir con algo de prisa hacia mi casa. Una vez que llegamos, Linda acuerda que irá primero al hospital, para luego llamarme y asegurarme que no iba a toparnos con nadie.

Me adentro en mi habitación. Dejo la maleta en la silla del escritorio y busco otra mochila para guardar una manta y ropa. Definitivamente iba a pasar con él esta noche, sin importarme que el siguiente día tendría clases.

— ¿Allison? — llama Bryce a mi puerta. Justamente cerraba la mochila. Él se adentra a mi cuarto apenas abro la puerta.

— Dime — digo cuando se sienta en mi cama. Sostiene algo en su mano.

—  Ten — me entrega un recipiente — Dice mamá que con esta sopa él se sentirá mejor, la hemos preparado con mucho amor — sonríe. No puedo evitar sonreír de igual forma. Lo miro dulcemente antes de guardar lo encargado.

— Muchas gracias, de seguro se recuperará rápido — abrazo a mi hermano. Ambos nos dirigimos a la sala, donde mamá nos ve.

— Cuídate mucho, y a él más — comenta cuando estoy en la puerta. Otro gran abrazo es dado y camino hacia el auto de Lindsay.

Ya eran las cinco de la tarde. El tiempo vuela demasiado rápido. Lindsay se despide de mi, diciendo que cualquier cosa que necesitemos, solo llame.

Ingreso al gran hospital. En recepción, acomodo todo el papeleo que es necesario antes de avanzar a su habitación. Esther me sonríe de lado cuando me ve.

— No ha querido almorzar, en este momento Sandy está con él — y precisamente cuando la nombra, ella sale disgustada de la habitación.

— ¡Ya no puedo! ¡Llamaré a...! — enseguida se calla. Me mira y enseguida me abraza.

— Me encargaré — las miro — Esta noche yo me quedaré, pueden irse a descansar — murmuro por lo bajo.

— No es problema — cuando veo que Esther abre su boca. Enseguida asienten.

Entro al cuarto. Detestaba lo tétrico que se veía. Isaac mantenía sus ojos cerrados.

— ¿Qué necesita el joven? — carraspeo. Todavía no me acercaba a la camilla. Él tenía un aparato en su brazo, que se veía terrible. Debía doler bastante.

— No quiero nada, solo estar solo — niega con la cabeza. Avanzo unos cuantos pasos. — En serio, no necesito absolutamente nada — comenta enojado. Llego a la silla de plástico que está a lado de la camilla.

— Es una lástima, yo he venido a verte — pronuncio un poco cerca de su rostro. Enseguida gira su cabeza hacia mi dirección y abre sus ojos.

— Tú puedes quedarte conmigo toda la vida, si quieres — susurra con una sonrisa. Beso su frente delicadamente.

— ¿Y cómo te has sentido? — acaricio su cabello.

— Mejor, aunque casi no tengo apetito — temía que dijera eso. La palidez de su piel y sus labios resecos indicaban que no había bebido agua.

— Pero puedes hacer un esfuerzo, ¿sabes por qué? Mi mamá y Bryce te han preparado una sopa levanta muertos — comento con gracia. Él apenas curva sus labios.

— ¿Y? ¿La vas a probar? — pregunto sacando el envase. Alza sus brazos y los acomoda a los costados para poder acomodarse. Enseguida le ayudo.

— Ojalá funcione — musita entusiasmado. Enseguida tomo la cuchara.

— ¿Me vas a alimentar como si fuera un bebé? — pregunta viéndome. Río un poco.

— No hay más remedio — murmuro llevando la cuchara a su boca. Enseguida la abre.

— Pero hazlo con más entusiasmo — dice después de pasar el primer bocado. Río nuevamente. Siempre sale con algo nuevo.

— Y entonces el avión viene y va y... — repito la acción entre risas. Él también sonríe, comiendo rápidamente.

Cuando faltaban un par de cucharadas, entra un enfermera de imprevisto.

— Señorita, pero ¡¿qué está haciendo?! — se acerca rápidamente a tomar el envase. La miro con el ceño fruncido.

— Si se da cuenta, únicamente es una sopa de pollo con vegetales, condimentada con sal, nada más — digo enojada, cuando ella me lo arrancha.

— Por la seguridad del joven, no puede comer cualquier cosa, solo la que el hospital le proporciona, así que le pido conmedidamente que no se repita — respiré hondo para poder pasar la petición.

— Como diga — es lo único que murmuro cuando veo que la enfermera revisa el suero y los demás aparatos a los que está conectado Isaac. Él se mantiene con los ojos cerrados y una mueca en su rostro.

— ¿Se quedará esta noche? — interroga la señora. Isaac abre sus ojos e intenta que diga que sí.

— Por supuesto, me quedaré con mi novio — contesto firmemente. La enfermera termina su inspección y se dirige a la puerta.

— Habrá otra revisión a las cinco de la mañana, eso es todo, buenas noches, llame si necesita algo — dice antes de retirarse definitivamente.

— ¿Y las clases de mañana? — pregunta Isaac. Hago un ademán con la mano, restándole importancia.

— Es viernes, no importan, prefiero asegurarme que estés bien — le comento. Reviso el reloj y ya eran las siete.

— Así que el día de mañana serás mi enfermera, que hermoso detalle — murmura. Lo miro de reojo, intentando no sonreír. Estando en la peor situación, trata de no cambiar su humor.

— Sí, y ahora vuelvo — digo antes de tomar la mochila y dirigirme a lo que supuse que era el baño.

Me cambio enseguida y regreso a la habitación. Esther y Sandy justamente salían de la habitación.




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