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~ Mirando el cielo, pensando en ti (Especial)

>> Capítulo especial

 

Una noche donde ambos contemplan las estrellas y confiesan sus sentimientos.

POV: Narrador.

Allison e Isaac se encontraban en el techo de la casa de Isaac. Había una pequeña carpa y una gran manta afelpada en el piso. Habían anunciado que una lluvia de estrellas sucedería esa noche, por lo que decidieron pasarla juntos.

Los bocadillos esparcidos en la manta eran cortesía de Sandy, quien había pasado "una tarde de chicas" horneando galletas, panecillos y tartaletas con Ginny, la mamá de Isaac y de Allison. Pero como en todo buen picnic, no debía faltar las bebidas, que fue dada por Bryce: una chocolatada a la que denominó "la mejor de todas" se encontraba en un gran termo.

El viento se sentía refrescante en el rostro de Allie. Isaac no pudo evitar colocar un mechón del cabello de ella detrás de su oreja, contemplando su sonrisa.

Ella no pudo evitar verlo. Su expresión se volvió más amorosa y pronto tocó la nariz de su novio.

— Parece que Rodolfo el reno llegó antes — Allison anunció. Isaac solo hizo un puchero y acomodó la bufanda que colgaba distraídamente de su cuello.

— ¿Qué regalo quisieras por navidad? — preguntó el joven. Allison se dedicó a acomodar un poco el "nido de pájaros" mientras pensaba un poco.

— Creo que no necesito nada en especial, solo quiero estar con las personas que me importan — ella respondió antes de dar por terminado el peinado de Isaac. — ¿Y tú? — devolvió la pregunta.

— Todo lo que quiero esta navidad, eres tú — respondió Isaac canturreando el clásico de Mariah Carey. Allison solo contuvo la risa para luego revisar la hora.

Las ocho de la noche parecía una hora muy conveniente para cenar postres. Pero antes de que pudieran probar algún bocado, Allison sacó de su bolso un par de gorros y colocó uno en cabeza de Isaac para posteriormente colocarse el suyo.

— No quiero que te enfermes — dijo cuando vio que su novio le sacó la lengua.

— Tengo una enfermera preciosa, así que creo que podría arriesgarme a tener un resfriado — él replicó. — Además, no es porque tenga frío, puedes tocar mis manos para comprobarlo — agregó. Allison enseguida juntó sus manos con él, y en menos de un minuto el par de manos estaba entrelazado.

— Entonces eso significa que te saldrá un gran y amistoso granito — respondió ella. Isaac torció los ojos, un poco tímido para contradecirla.

Allison soltó sus manos primero, para decepción de Isaac. Ella se sentó más cerca de él, sosteniendo la delgada cobija que estaba a su lado. Acomodándose, miró todos los bocadillos ante ellos.

— Vamos, no vamos a impedir disfrutar de esta rica galleta de mantequilla — ella argumentó, dándole una gran mordida a la galleta que había recogido. La mitad de esta la llevó hacia la boca de su querido.

Isaac no dudó en aceptar, sintiéndose como un niño mimado. Y realmente le gustaba pretender ser así con Allison, haciendo que su buen humor incremente.

Pasó un momento en el que siguieron compartiendo su comida hasta que se sintieron satisfechos. Isaac estaba sirviendo las bebidas cuando Allison llamó su atención. La joven posó sus manos en las mejillas de él, besando delicadamente sus labios.

Casi se derrama el vaso con chocolatada.

— Tenías azúcar — aseguró Allie, con un tono de voz simple. Siguió mirando al muchacho que intentó buscar las servilletas para secar las gotas que salieron del termo, cuando estaban frente a él.

Ella solo atinó a reírse fuertemente. Tomó la bebida ofrecida antes de que hubiera más desastre y le dio un sorbo, sintiendo que el calor inundaba su sistema. Isaac repitió su acción.

— Realmente es la mejor — comentó Isaac, terminando el contenido de la taza para luego apartar todas las cosas a un lado, guardándolas.

— Espero que el espectáculo comience pronto — replicó Allison, acurrucándose con la manta que antes estaba colocada en su regazo.

Alzó la tela cuando Isaac se acercó. Ella no dudó en posar su cabeza en el pecho de él, enrollando su brazo con fuerza en el cuerpo de su amado. Cuando Isaac giró su cabeza para verla, Allison estiró su mano y aplastó con delicadeza sus mejillas, haciendo que los labios de él se junten.

— Hmhm... — intentó murmurar Isaac.

Allie, sintiéndose más valiente esta noche, enseguida repartió pequeños besos en los labios de él. Isaac se entregó al pequeño juego, para luego aprovechar que el agarre en su rostro estaba aflojándose, colocando la pequeña palma en su mejilla y abalanzándose hacia el frente para profundizar el beso.

Allison no se resistió y se dejó llevar en el acto, sintiendo que en su corazón estallaban fuegos artificiales. Isaac describió que dentro de él, más que fuegos artificiales, fue como una bomba llena de serpentinas que ocuparon incluso su estómago.

Cuando el aire se agotó y abrieron sus ojos, ambos lanzaron risitas cómplices.

Recostados uno a lado del otro, con las manos entrelazadas, volvieron su mirada hacia el cielo, donde las estrellas parecían caer hasta donde ellos se encontraban, pero realmente daban un hermoso espectáculo que incluyeron a uno de los mejores momentos de su vida.

Después de unos minutos de contemplar el momento, Allie empezó a hablar, sin dejar de observar el brillo de la lluvia de estrellas.

— ¿Deberíamos pedir un deseo? — preguntó. Incluso si él decía que no, ella estaba preparando algo en su mente. Así sonara un poco infantil, creía que en este evento tan especial valdría la pena lanzar una promesa. Lo miró de reojo, esperando a que él contestara.

— No lo dudes — él respondió, apretando un poco su mano. El joven cerró sus ojos y llevó su mano libre a su pecho.




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