POV: Allison.
Tengo todo el cabello en mi cara. Cuando intento levantarme, olvido que estoy atada a los brazos de Isaac. Bufo un poco porque sé la clase de sueño que tiene: pesado como una gran roca.
Como puedo, libero un brazo, a lo que él me pega más -si eso es posible- a su cuerpo. Me siento nerviosa y de paso aparece ese color carmesí en mis mejillas.
— Isaac, cariño, ¡DESPIERTAAAAAAAAAA! — grito al final, pero eso solo hace que él se dé la vuelta, dejándome libre. Me levanto y lo observo. Pongo mis brazos en mis caderas.
— No creí que tuviera hacer esto de nuevo, pero — digo antes de mover mis dedos en su abdomen, haciéndole cosquillas.
Ríe sin control y paro. Abre los ojos perezosamente y sin previo aviso, alarga su brazo hasta mi cintura y me tumba de nuevo en la cama.
— Se supone que soy yo el que tiene que levantarte — comenta con una voz ronca, tallándose los ojos.
— Pues con ese sueño de oso hibernando, dudo mucho que eso pase — digo levantándome. Como pasaremos otros dos días más en el lugar, comienzo a acomodar los conjuntos de ropa en una cajonera.
— Maldita sea, no hay otro tipo de ropa que no sea esto — meto con enojo los bikinis de dos piezas.
— Apuesto a que no puedes ponerte uno — dice Isaac a mis espaldas. Sostengo el último conjunto de los nombrados.
— ¿Me estás retando Theodoro? — regreso a verlo y alzo una ceja. Sabe que no puede hacerlo, si es una apuesta, sería capaz de hacerlo.
— Vamos, es lo único que puedes ponerte para poder ir a la playa, no puedes ir en camiseta y pantalón — sonríe convencido.
— ¿Y qué pasaría si acepto tu propuesta? — me cruzo de brazos. Su sonrisa se ensancha.
— Si la aceptas y ganas, prometo comprarte lo que selecciones en la tienda de arte siempre y cuando no exceda de cien dólares — enseguida me pone alerta. Sabe cómo hacer para que yo acepte.
— Y si pierdo, prometo ir contigo en las vacaciones de fin de curso, a donde tú quieras — propongo, creo que es justo.
— Lo dices porque puedes ganar, pero para ponerlo más interesante, te propongo aumentar un reto para mí — chico listo, pero no tan astuto como yo.
— En tal caso, tendrás que bañarte con pantalones y un suéter, el reto durará hasta el almuerzo y Sandy junto a Zach decidirá quien ganó — estira la mano con una sonrisa maliciosa, y la estrecho gustosa.
— Que comience, entonces — murmura, para luego revisar su maleta. Gano primero el baño cuando ya tengo todo listo. Me pongo el bikini rosa y blanco, a rayas, pero como aún tengo pena, encima uso una blusa ligera y una falda de broche.
— ¡Apúrate! ¡Te espero con los chicos! Me adelantaré para contarles el plan — grita antes de cerrar la puerta de la cabaña. Coloco protector solar por todo mi cuerpo y guardo la lata de bronceado.
Me miro al espejo. Estoy indecisa, pero antes de arrepentirme, respiro hondo y salgo con mis cosas a la arena.
Zach y Sandy me miran negando con su cabeza. Les guiño el ojo cuando me acerco lo suficiente. La sombrilla ya está puesta e incluso las toallas tendidas en el suelo. Coloco la canasta que traigo y llamo la atención de las tres personas.
— Que comience entonces — replico las palabras de Isaac sacando la falda de un tirón y quitándome la blusa.
Me doy una vuelta para que admiren el look.
— Oye, ya cierra la boca que nos vas a inundar con tus babas antes que el mar lo haga — Sandy mira molesta a Isaac e intenta cerrarle la mandíbula.
Río al fijarme completamente en el atuendo del querido Theo. Usa un pantalón de tela gris y el suéter a juego.
Corre hacia mí. Huyo lo más rápido que puedo.
— ¡VEN AQUÍ! — abre sus brazos mientras yo sigo corriendo. Me río conforme avanzo hasta un puesto de refrescos.
¿Será que Isaac estalle de celos?
— Me da uno de naranja, por favor — le pido al muchacho que atiende. Me mira sonrojado. Le entrego el dólar que tenía en mi mano.
— Que tengas buen día — murmura todo sonriente. Le devuelvo el gesto. En eso Isaac ya nos había visto. Camino tranquila de regreso a la sombrilla. Él me pisa los talones, pero no me habla hasta que yo me siento a disfrutar del refresco.
— Así que vamos en esas — dice disgustado. Lo miro completamente inocente y estiro el vaso, brindándole, pero se niega al instante.
Dejándome de bromas, acomodo el refresco en la canasta.
— ¿Estás celosooooooooooo? — pregunto con una tristeza fingida. Mantiene su semblante serio. Me acerco hasta donde está y me siento sin permiso en sus piernas. Enrollo mis brazos alrededor de su cuello y noto que ya está sudando.
— Theo, cariño, ¿te pusiste celoso porque fui a comprar un refresco? — repito la pregunta en su oído. Permanece quieto con la mirada en el mar.
Entonces escuchamos unas risas provenientes de nuestros acompañantes. Río por lo bajo y él hace una mueca.
— Eres como un niño pequeño, creo que te lo he dicho antes — tomo entre mis manos su rostro, acunándolo. Acomodo la bandana que está sobre su cabello. Hace caso omiso a mis acciones. Voltea y miramos a los chicos, quienes están a unos metros de nosotros, contemplando la escena, divertidos. Hago gestos con Sandy, quien concuerda que haga lo que pase por mi mente mientras alista su cámara.
Vuelvo a tomar su rostro y lo beso. Como pensé, no resiste y corresponde enseguida.