Me dirigí al pasillo en el que se encuentran los casilleros, solo tenía tarea de Ciencias Sociales y podía hacerla en el ordenador, así que no tendría que llevar libros a casa.
Cuando abrí la pequeña puerta metálica un papelillo cayó sobre mis pies, estaba hecho con un corte imperfecto, rasgado sin cuidado de una hoja de cuaderno de cuadro chico. Detesto las hojas de cuadro chico.
“Te observo en cada momento, sé todo lo que haces” decían las letras en el trozo de hoja.
Me quedé pensando un poco, permanecí allí parada durante algunos segundos, mi pulso se aceleró, estaba comenzando a preocuparme esta situación, desde que comenzó el semestre han llegado estas notas, cada día hay una con un mensaje diferente, al principio creí que se trataba de alguien a quién le caía mal por alguna razón, quizá una chica enamorada de Henry que ,e odiaba por pasar tiempo con él, pero las cosas comenzaron a empeorar, cada vez eran más “violentos”.
“¿Todo bien?” preguntó Henry, ni siquiera noté cuando llegó por estar sumergida en mis pensamientos.
Rápidamente oculté el papel y lo metí en el bolsillo de mi pantalón.
“Claro” respondí a Henry con aires de despreocupada cuando realmente estaba temblando por dentro.
“No parece” continuó. “¿Qué es lo que escondes?”
“Nada, yo...” me interrumpió mientras recargaba su peso sobre la pared.
“Dime lo que pasa, sé que algo pasa”
No podía ocultarlo más, Henry ya estaba al tanto de la situación, él ya sabía que recibía mensajes así a diario, pero esta vez era un mensaje que me dejó prácticamente sin palabras, esta persona no habla por hablar, como un hobbie o para pasar el rato, más bien sabía algo de mí.
“¿Recuerdas los mensajes en trozos de papel?” pregunté nerviosa.
“Sí, lo recuerdo” respondió confundido y con el ceño fruncido. “Dijiste que dejaron de llegar hace semanas” terminó.
Henry es la persona más expresiva que conozco, su rostro define sus sentimientos a la perfección y ahora mismo su rostro solo indicaba confusión.
“Sí, eso dije... la cosa es...” Me interrumpió, siempre lo hace en los momentos más serios.
“¿Qué es la cosa?”
“Creí que no debía darle importancia, creo que lo que quiere es asustarme y que viva atemorizada siempre, pero no ha dejado de enviar esas notas, cada día hay una más con mensajes de odio pero, hoy fue diferente”
Henry tenía los ojos bien abiertos y juntó los labios en una fina linea.
“¿A qué te refieres?”
No dije nada, solo bajé mi mano hacia el bolsillo de mi pantalón, saqué la nota y se la dí.
Él tampoco dijo nada, se limitó a tomar la nota de entre mis manos, la desdobló y la leyó con mucha calma.
Permaneció en silencio por algunos segundos.
“Judith, esto es acoso” me miró preocupado.
“Lo sé pero no quería caer en esos juegos de adolescentes, ya sabes” hice movimientos con mis manos que ni siquiera yo supe lo que significaban.
“Lo hablaremos con el asesor”
No dijo más, tomó mi brazo y caminamos juntos al club.
Cuando llegamos el grupo ya estaba completo, solo faltábamos nosotros.
“Llegando tarde otra vez” dijo Isabella con un toque de burla.
Todo transcurría normal en el club, riendo la mayor parte del tiempo.
Isabella nos contó su plan de vida, ese que cambiaba cada semana, y no la culpo, mi vida no es muy estable que digamos.
“George y yo tendremos dos hijos, no importa si son niños o niñas, siempre es una bendición” contó emocionada.
George la miraba incrédulo y casi asustado.
Todos sabíamos que Isabella estaba más que lista para la maternidad, así que nadie cuesionó.
“Alessandra, ¿tú qué harás?” preguntó Adelaide.
“Cuéntanos” añadió Adeline.
Algunos rieron por el tono en que las gemelas Black interrogaban a Alessandra.
“Bueno yo, aún no lo decido del todo”
Todos escuchábamos con atención.
“Lo primero es terminar la universidad, así podré pagar otros sueños, por ejemplo viajar, ya saben” terminó.
“Tienes un buen punto” continuó Adelaide para después darle una mordida a la barra de cacahuate que sujetaba su mano.
La hora del club terminó, todos contamos nuestros sueños, los más rars y comunes.
Estaba por cruzar la puerta del colegio cuando alguien tomó mi brazo y me giró hacia él.
“¿A dónde crees que vas?”
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Es todo por hoy, pero pronto habrá más.
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Editado: 05.08.2020