“Mis hombres están buscando aún pero mientras tanto debo tomar su declaración y mi compañero atenderá su herida” indicó.
Todos nos sentamos en la sala, el médico comenzó a examinar mi herida y puso algunos productos médicos, luego puso una gasa pequeña y me explicó que no era nada grave, solo debía lavar tres veces en el día durante una semana.
“Debe decirme con detalle todo lo que pasó, señorita Thatcher” pidió el uniformado.
Yo solo asentí en señal de que estaba bien.
“Llegué del colegio, saludé a mis padres y subí a la habitación a dejar mis cosas, aproveché para lavarme la cara, necesitaba relajarme después de haber tenido un día muy malo, cuando me vi en el espejo para verificar que no me quedara jabón estaba atrás de mí, puso una navaja en mi cuello y preguntó ´¿dónde esta?´, no sabía a lo que se refería y se lo dije, hizo más presión con la navaja y juré que no sabía lo que buscaba, después dijo que volvería y esperaba una respuesta. Mencionó que él ayudaba a quien enviaba las notas”
Me di cuenta de que estaba siendo grabado todo lo que decía. Comencé a sentirme nerviosa.
El policia asintió y pensó un poco.
“¿Cuáles notas?” cuestionó confundido.
“Desde hace dos meses he recibido mensajes de odio cada día en mi casillero” mis padres estaban sorpendidos, no les había contado nada.
“¿Tienes esas notas?” continuó.
“Sí, están en mi mochila, puedo...” mi padre me interrumpió y tocó mi hombro.
“Yo voy” aseguró.
“¿Sospechas de alguien en especial?”
“No, no tengo problemas con nadie, hoy mi mejor amigo me acompañó a contarle a mi asesor para solucionarlo y él solo dijo que lo dejara pasar, que solo era un juego, iba a contarles a mis padres hoy durante la comida pero entonces sucedió” expliqué.
Mi padre llegó con mi mochila entre sus manos y me la dio.
Saqué la pequeña caja de cartón en la que se encontraban y se la di al señor policia, en mi pantalón aún se encontraba la nota del dia de hoy pues cuando salimos de la oficina del asesor la guardé por separado, como venía haciéndolo desde que la recibí. También le di la última.
“Esta fue de hoy” añadí.
“Bien, nos llevaremos esto como evidencia y les avisaremos cualquier cosa que suceda” dijo sin más.
“¿Eso es todo?” preguntó mi padre incrédulo.
“Claro es todo, no podemos hacer nada más, no encontramos a nadie” terminó.
Ambos se retiraron.
Cuando salieron los tres estábamos en completo silencio, hasta que mi padre decidió romperlo.
“Tendré que llamar a un cerrajero” mencionó papá mientras tomaba su teléfono.
“Iré a calentar el guisado” informó mi madre.
Antes de retirarse dejó un beso en mi frente.
El resto de la tarde fue tranquila, pero solo en el ambiente, pues en mi cabeza no había rastro de ella.
Comencé a dudar de mis compañeros de clase, recordando si alguna vez noté algo raro en ellos, también pensé en el club de lectura, aunque los consideraba mi segunda familia, por un momento pensé en Henry, jamás lo haría, es como mi hermano, no lo creo capaz de algo así.
Mis pensamientos de investigación terminaron con el sonido de mi móvil, lo tomé en mis manos para ver de quién se trataba; Henry, precisamente ahora.
No tomé la llamada, solo respondí con un mensaje de Whatsapp.
“Estoy ocupada, hablamos mañana en el colegio”
Solo recibí un “Está bien” por su parte.
Antes de ir a dormir me aseguré de que la ventana se encontraba cerrada.
Creo que jamás volveré a cerrar los ojos con tranquilidad.
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Hola!
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Nos leemos pronto...
:3
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Editado: 05.08.2020