MARATÓN 2/3
“Es muy grave lo que dices” admitió Adelaide con más seriedad que antes.
No dije nada, solo me acerqué un poco a Henry hasta quedar justo enfrente de todo el desastre rojizo.
Ingresé la combinación y la pequeña puerta se abrió dejando salir por los aires un papel rojo, la mitad de una hoja, esta vez parece ser que se trata de un mensaje más largo.
Todos estábamos en alguna clase de shock.
Tomé el poco valor que me quedaba y lo tomé entre mis manos, deshice el único doblés y comencé a leer.
“Pronto estarás entre mis manos” pues no, al parecer era igual de corto que el resto, solo eran letras muy grandes.
“Hay algo más en el casillero” indicó Adelaide señalando alguna parte dentro de mi compartimento.
Observé hacia donde apuntaba ella y sí, allí había un sobre con un contenido muy grande, tenía muchas cosas o algo así suponía por el volumen de éste. Con cuidado le di un par de vueltas y todo parecía indicar que era un sobre común sin peligro aparente.
Lo abrí poco a poco y pude notar que en su interior se encontraban fotografías, saqué todo el paquete y comencé a ojearlo.
Todas eran fotos de mis padres saliendo de casa, tomadas desde el otro lado de la acera y con muy pésima calidad, como si la persona que las tomó hubiese estado más lejos.
Las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas.
Henry me abrazó rápidamente y algunos segundos después se unieron las gemelas.
“Lo sabe todo” musité en el pecho de mi amigo.
Nadie dijo nada, todos permanecimos así un momento hasta que alguien nos interrumpió. De inmediato oculté las fotografías volviendo a introducirlas al casillero.
“¿Están bien?” cuestionó Alessandra bastante confundida observando el casillero y después a nosotros.
“Todo está bien” aclaró Adelaide.
La rubia Black fue ignorada por completo y esta vez se dirigió a mi.
“¿Te pasa algo?”
“Solo problemas familiares” explicó Henry. No era del todo cierto, pero tampoco era falso.
“Ya veo” Alessandra se acercó a pasos rápidos hacia mí.
“Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad?” solo asentí.
Realmente no quería que nadie más estuviera en esto, ya éramos cuatro y temía que le pasara algo a cualquiera de ellos por el hecho de ayudarme.
“Es que...” hice una pausa “mis padres han tenido discusiones los últimos meses y la he pasado mal” añadí secando mis lágrimas.
“Entiendo que estés mal, pero debes ser fuerte en todo momento, ¿de acuerdo?”
“De acuerdo”
“Bien, los dejo, iré a la cafetería”
Alessandra se alejó con paso apresurado en dirección al establecimiento dentro del colegio.
“Que bueno que no preguntó por la enorme mancha roja” señaló Adeline con alivio en sus palabras.
Sí, era bueno, así sería creíble que el llanto se debía a las peleas inexistentes en casa.
¿Qué haré con el casillero? Me cuestioné mentalmente.
Creo que el rector debe estar enterado de esto, o al menos solo de la mancha de pintura.
“Iré a hablar con el rector” informé.
“Te acompañaremos” añadieron las hermanas al unísono.
No dije nada, solo seguí caminando hasta llegar a la dirección general, me planté frente al escritorio de la secretaria del rector y hablé.
“Necesito hablar con el rector, es urgente” expliqué con brevedad.
“Estás de suerte, ahora está libre” sonrió.
Sus tacones negros resonaban por todo el lugar, la mujer se detuvo un momento en la puerta de la oficina a la que debía entrar.
Golpeó la madera un par de veces y enseguida abrió la puerta con cautela.
“Profesor, una alumna desea hablar con usted” informó amablemente sin borrar la sonrisa que la caracterizaba.
“Que entre” indicó el hombre dentro de la oficina.
“Pasa” habló en voz baja la señorita secretaria empujando la puerta.
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Hola!
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Nos leemos pronto :3
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Editado: 05.08.2020