Sus diseños

Capítulo 1

Lunes 7 de Agosto 2017

Anker Avery.

Anker Avery

Sentado en la cama, mientras la chica descansa si hacer ni el más mínimo movimiento. Necesito ir a esa cita con Warren, la situación es insostenible.

Aunque cumplo cada uno de los sueños que me he propuesto, me siento agobiado por los recuerdos de los cuales no puedo escapar. 

Eva estaría tan decepcionada de la forma en la que manejo mis emociones. 

Me levanto con cuidado, tomo mi ropa y la llave del auto. Siempre me han gustado las chicas como la que acabo de dejar en su casa, piel oscura y cabello rizado, esta parece una diosa. Pero no me quiero quedar aquí… 

¿Nunca voy a poder descansar? A este ritmo estaré exhausto el resto de mi vida. Para completar mi rutina y tener tiempo de respirar, necesitaría que el día tenga como mínimo 28,5 horas; un día hice el cálculo para estar seguro.

El tono de llamada se siente como una puñalada contra mi escape de la realidad

—Ya estoy en el país, hermano —me dice..

—¿Qué tal Costa Rica? ¿Alguna memorable?

—No, no realmente. Ninguna es ella…

Primero Thomas, luego Adam y ahora Bastian, todos han caído; uno a uno. 

—Espero que recuerdes que debemos trabajar, Bastian, mañana antes de las nueve te quiero en las oficinas. Tenemos mucho trabajo que hacer —restriego mis lagrimales—. Lo mismo para Shawn, no lo dejes beber tanto; desde el año pasado tú eres el responsable de los dos —es un cambio que sí le agradeceré a esa chica, Bastian es mucho más responsable desde que la conoció, fue un buen desarrollo —; dile que recuerde que esta es la oportunidad de la marca para pasar a Europa. Todo debe quedar perfecto.

Intento mantenerme neutral, porque es que esos sueños suelen traer recuerdos, y los recuerdos la traen a ella. Y ella me deja sin fuerzas.

 —¿Anker?

—Sí, estoy aquí.

—¿Estás en la casa de la modelo con la que has salido estos días…? ¿Samantha se llamaba?

—No, ya salí. Estoy… —miro a mi alrededor, ¡Demonios! —en el parque.

—An… ya hemos hablado de esto —me susurra —, no es sano ir ahí… debes dejar de recurrir a ese lugar cuando todo empeora.

—¿Crees que no lo sé…? He venido sin pensar… No ha sido mi intención.

—¿Condujista hasta allá sin saberlo?

Al salir del auto y poner un pie, solo uno, sobre el concreto, siento una descarga eléctrica entrar por mis zapatos. Este lugar de niño tenía mis mejores recuerdos, ahora todos esos se ven opacados por el mayor miedo que puedo tener. 

Qué incómodo es asimilar el cambio.

Miro a mi alrededor como se ha caído la estatua del ángel que Eva amaba, que las flores que Jules siempre miraba de niña se han secado, las bancas en las que yo dibujaba están llenas de óxido… duele. Duele como ha dolido cada vez que lo veo. Duele como un dolor familiar.

Él tiempo no solo me ha golpeado a mí.

Me acerco mucho al árbol central, está seco, aunque en su momento fue el árbol más frondoso de todo el lugar. En su tronco yo puedo ver algunos lugares que tienen huecos… justo donde entraron las balas; él árbol no los ha cubierto.

Mi amigo Bastian le pasa el teléfono a mi otro amigo. 

—Es el cumpleaños de Jules —me dice la voz de Shawn —, ¿Y si vienes?

—No, Shawn. No iré, y menos ahora —suspiro, ¿Cómo podría ver a los ojos a Jules y fingir que…? ¿Cómo puedo olvidar lo que Jules hizo?

—No tienes que abrazarla, ni nada, solo estar. Anker, es lo que ella necesita.

—Perdí el interés de lo que ella necesita desde que rompió lo que quedaba. 

+

Al final, aquí estoy. Sí vine a la fiesta de mi hermana.

Una fiesta de Jules es parecida a una tormenta eléctrica de la que no te podrías soltar una vez que entras; agobiante y llena de ruido, potencialmente mortal si no tienes precaución sobre lo que bebes.

Cuando yo tenía 16 nos escapabamos para jugar basquetbol, luego sentarnos en las gradas y beber cerveza con las respectivas novias. Sin embargo, estaba seguro de que estos adolescentes van a subir mis ganancias por haber invertido en el negocio de los anticonceptivos.

Desde la entrada esquivo a todos, pero hay una tan, pero tan despistada que aún así se estrella contra mi pecho.

Siempre las rubias.

Bufo y la alejo tomándola de los hombros para mantener el equilibrio en ella, ¿Por qué sus ojos están rojos?

Sin embargo, algo más llama mi atención: Una madre siempre reconocería a su hijo, igual un diseñador con su obra

El mundo está repleto de cosas que desearíamos no ver… su atuendo es una de esas. Claro está que ella no maneja esos tacones como para andar bebiendo mientras los usa. Y si sobre sus tacones es la charla, al ser de mi marca son bellos, rojos fuego, pero  con ese tipo de vestido leopardo no la hace ver más que como una mujer sin clase, irónicamente me recuerda a las prostitutas de la Zona Muerta. El corte del vestido es vulgar, la caída es poco cuidadosa, los cortes también. Me hace preguntarme como una persona que tiene el presupuesto para comprar esos tacones, que cuestan cerca de 1,500 (porque son de la edición hecha por pedido de la primera dama), puede tener el descaro de ponerlos con ese vestido sacado de alguna tienda de mala muerte.

Su maquillaje, por otro lado, es todo un tema. No es algo a criticar, es algo a apreciar… Esa desgracia debe ser históricamente horrible. Haría que Patrick Ta la quisiera matar, o por lo menos la demandara por traumas. Se ha corrido totalmente sobre su cara. Tiene tonos demasiado oscuros para su piel y su atuendo, no hay contraste entre los zapatos, la ropa y el maquillaje.

Una vista de cuadro abstracto, debo decir, y eso no es precisamente un halago.

—¿Está lastimada, señorita?

Ella balbucea.

—¿Qué sucede? —pregunto un poco preocupado —¿Necesitas ayuda en qué? ¿Estás en peligro?




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