Sus diseños

Capítulo 15

Martes 29 de agosto de 2017

Anker Avery

—¿Estás segura de esa decisión? —le pregunto mientras observo a una rubia cocinar junto a mi amigo. El otro, Bastian, me ha cancelado el venir a cenar con nosotros porque quería estar solo, al parecer no le va bien con la hermana de Sophie… Jules se reclina cansada sobre el sofá, su cara se ve pálida y en apenas unos días ha bajado mucho de peso, se ve muy delgada. ¿Cómo no va a bajar si apenas come? —No es algo que te puedas tomar a la ligera, Jules.

—Lo sé…

Cada cierto tiempo suspira con cansancio; he estado ahí hace un tiempo: los días siguientes a la muerte de nuestra hermana rompieron mi manera de medir el dolor; no creo que fuera posible volver a encontrar uno tan bien diseñado como para que superara ese.

Yo sé que, aunque ella quería actuar fuerte, decir que no le duele tanto, sonreír y demás… cada noche al irme a dormir la escucho llorar desgarradoramente. ¿Por qué no maté a ese imbécil de una vez al momento que lo vi con Sophie? Esa debió ser mi alarma.

Jules es muy orgullosa como para dejarse ver al completo; por más que exprese lo que sentía, eso no explicaría ni el tres por ciento de lo que realmente tiene en sus entrañas.

Hermana mía tiene que ser.

Todo este tiempo supe las alertas que ese chico poseía pero no hice nada, solo me quedé a un lado y ahora mi hermana paga las consecuencias. El llanto de ella delata que, una parte de su corazón está tan roto… que hace sangrar a las demás. También una parte de mí siente que ella solo busca el amor que nunca tuvo de parte de nuestro padre y que ya no recibe de mí en él y eligió pobremente.

Eso me carcome un poco el cerebro, pero no caeré en eso de culparme por las acciones de otros.

Jules pasa de tener la secundaria en sus manos, a estar llorando a unos pocos centímetros de mí en completo silencio. No han sido pocas las veces que recibo grandes advertencias de profesores, entre ellos, uno de mis mejores amigos, Adam, sobre las cosas que Jules hacía.

Imaginar algunas de ellas me da cierto escalofríos: llenar de cucarachas muertas los zapatos de una chica de primer año, hacer llorar a un chico por su orientación sexual, hacer que una chica dejase la escuela por su hostigamiento, hacer que una chica se volviese bulímica por recalcar siempre su sobrepeso, encerrar en el cuarto del conserje a una chica claustrofóbica… con el conserje, que admito tiene cara de pervertido; y la más grande hasta ahora, Sophie… Sí, Julie no es una santa. Dios sabe que es todo menos eso.

Eso lo sé y lo tengo claro mejor que nadie, ¿Entonces por qué se ve tan pequeña llorando a mi lado?

Eva sabría qué hacer.

Fue idea de Shawn que nos quedáramos a dormir con ella un tiempo… Aunque la interacción entre ellos es casi nula, Jules y él mantenían demasiada distancia. Yo no me siento del todo cómodo. No era como que tres años de desagrado hacia ella se han esfumado por una llamada de Sophie, pero supongo que sí he entendido que la necesitaba y ella a mí. ¿La necesitaba para qué?

Para sanar supongo, aunque ahora mismo solo quiero lanzarme a la pequeña lluvia que cae y largarme de aquí. No lo hago porque sé que eso la lastimaría y eso al parecer me importa más de lo que creo; sin embargo, toda la desgracia que me provoca no se esfuma por un par de lágrimas.

De hecho, siento que jamás desaparecería.

Tengo sentimientos encontrados referente a Jules.

—No quiero volver… —Sus hermosos ojos azules empiezan a empañarse otra vez, ella se cubre la cara con su mano. Yo volteo la mirada, no quiero verla llorar y verse como la víctima, porque mi rencor ha vuelto a salir; ahora debo mantenerlo a raya —Antes no quería ir por capricho, pero… Sophie me ha contado que ellos preguntan por mí. Llegaron a esparcir un rumor sobre mí, ¿Cómo se atreven?… No perderé mi orgullo y que todos me vean como una llorona; pasé mucho haciéndome un nombre, haciéndome respetar —me explica con desespero—, jamás perdería eso. ¡No dejaré que ese par de imitaciones mías sientan que me vencieron en mi cara!

—¿Quién te pide que lo hagas?

—Ir allá en este estado sería hacerlo—se señala. Tiene ojeras, ojos rojos y nariz hinchada. Se ve demacrada —, me comerían viva, Anker.

Tiene razón, se ve como la frustración en persona.

—Entonces no vayas en ese estado —le digo simple—, date cuenta de que eres Jules Avery y…

—¡Pero yo no quiero ser Jules Avery! ¡La odio! Jules Avery solo es una asquerosidad andante.

—Es lo que eres, Jules.

Me quedo callado. Shawn mira queriendo intervenir desde la cocina, pero Sophie le hace señas de que guardara silencio.

—Yo no quiero, Anker, tengo toda mi vida odiándome, y a cada año sucede algo que me hace hacerlo más. Es como si cuando me mirase al espejo —una lágrima cae por su ojo derecho, pero no la limpio —... viera mil maneras de acabar conmigo… Yo ya no quiero ser yo…

Shawn y yo nos miramos…

—¿Y quién quieres ser?

—Isara —susurra con una sonrisa, de niña ella odiaba su segundo nombre, decía que era raro y débil—, Isara es mejor que Jules.

—Nadie es mejor que Jules —interrumpe Shawn.

—Nadie jamás lo será —dice Sophie.

—Sin subirle el ego, por favor —los callo.

—Ya no quiero ser Jules, quiero ser Isara. Quizás Isara no tenga tantas cosas malas como Jules.

—O quizás Isara es igual, porque ambas son la misma —le digo.

—Al menos Isara no sería ella directamente, es suficiente para mí.

—¿Y crees que escapando marcarás una diferencia en ti?

—No…

—Milo te fue infiel con Jenna. ¿En esa oración se menciona a Jules Avery? No, entonces eso no debería afectar quién Jules Avery es. Y lo que sí afecta a Jules Avery es lo que ella misma ha hecho, de eso no escaparás siendo Isara.

—Lo único que quiero hacer es jamás verlo —susurra.

—Apoyo la idea —me doy un sorbo de la copa de vino que tengo delante.




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