Sus diseños

Capítulo 22

02 de septiembre de 2017

Anker Avery 

—¿Nada? 

—Nada —me responde Salomé.

Ambos tenemos el cansancio metido en la cara. ¿Qué le está pasando a Sophie? El doctor dice que tengamos paciencia, pero también dice que su lesión es leve, que no debería seguir sin despertar.

Quiero escucharla. Extraño su manera de ser. 

Me relajo porque mirarla mal no me hace sentir mejor.

Búscalo.

—Vete a la tumba, por favor —le pido.

Búscalo.

—Podría estar muerto. Y no sé cómo se ve.

Me dijo en Sophie y Salomé. Son muy parecidas. Salomé es muy hermosa también, se ve como una Sophie con facciones más maduras y más curvas. Entiendo por qué Bastian está tan enamorado.

No me había fijado nunca, pero Salomé era muy hermosa. Se veía como Sophie pero ya mayor, y con más curvas. Ya entendía por qué Bastian estaba tan enculado de ella.

—Salomé —la llamo y ella me mira —Sé que es un tema delicado… pero, ¿Qué pasó con él? ¿Con Damien?

—¿Sophie te contó sobre él? —asiento —¿Por qué quieres saber…?

—Es un tema importante para ella —digo de manera minimizada.

—Me gustaría responderte, pero yo tampoco sé que pasó con él —dice —No lo sabemos. Hace dos años, antes de las fiestas vino, estuvo con nosotros un tiempo y luego desapareció. Sus llamadas pararon, sus mensajes no volvieron y cuando fuí a Seattle jamás le encontré. Como si se hubiese desaparecido del mundo.

—Joder…

—Ni siquiera vino al entierro de papá —susurra —, o cuando mamá necesitaba dinero…

—¿Vive en Seattle?

—Trabaja en un despacho de arquitectos…  —Salomé sigue acariciando el pelo de Sophie —o eso hacía, no tengo idea si siquiera está vivo.

—Sé no es el momento o el tema, o la persona, pero ¿Podrías decirme como se llama el despacho?

—Coleman & Lost.

“Dios, ¿te ríes?”

Ya sabes qué hacer, querido.

—Bastian, ¿Tienes un segundo? —pido casi sin ánimos. 

Esto es exhaustivo y ni siquiera lo he iniciado. 

Él se despide de Salomé y me acompaña hasta la salida de esa habitación. En aquel pasillo nos quedamos parados hablando; como ya tengo haciendo durante mucho tiempo, me cruzo de brazos contra la pared y fijo mi mirada en el piso —¿Qué necesitas, An?

—Necesito que vayamos a Seattle —digo simple.

—Si es por la sesión de fotos que quedé de hacer contigo y tuviste que ir solo, lo siento, pero no es buen momento, An.

—No es nada por el estilo —niego—, quiero ir a Seattle a buscar algo importante.

—No dejaré a Salomé sola —dice serio—, y tú no deberías dejar sola a Sophie.

—Es importante, Bastian.

—¿Qué puede ser tan importante como para que dejes a Sophie en ese estado? —nosotros dos hemos sido mejores amigos desde la secundaria, Shawn, Bastian, Adam y Thomas son lo más cercanos a familia, pero ahora mismo no logro encontrar una manera de decirle la verdadera razón: que yo me he enamorado de Sophie, y necesito ayudarla a diseñar su felicidad —¿O me pidas que deje a Salomé sola?

—Algo que puede dar un granito de arena a su felicidad.

—¿Su felicidad? —me pregunta sin entender.

—Su hermano —le digo —. Podemos ayudarlas con eso.

—¿Damon?

—¿Cómo sabes acerca de él? —pregunto, pero al parecer Salomé también le habló.

—Salomé me ha contado algunas cosas cuando está borracha, las noches que se queda conmigo.

—¿Por qué…? Mejor no me digas —lo miro con convicción—, Busquemoslo.

—Anker, Damon no ha aparecido desde hace dos años…

—Exacto, tanto Salomé como Sophie lo necesitan.

—No creo que debamos intervenir. Esto es cosa de hermanos.

—Podemos apoyarlas con esto, ¿No te gustaría ver una sonrisa en Salomé cuando lo vea? 

—Ellos no se llevarían bien, ¿No lo entiendes? Salomé está muy dolida con Damon.

—Yo mataría por alguien que me devolviera a Eva.

—Anker…

—Mira hacia allá —señalo a las chicas—, necesito ir contigo porque eres el único que entiende el querer la felicidad de ellas y además quiero mantenerme lo más alejado de Shawn posible. ¿No harías lo que sea por verlas felices?

—¿Alejado de Shawn? —me cuestiona —¿Al final te diste cuenta?

—¿Tú lo sabías?

—Ha estado enamorado de ella desde hace años —se burla Bastian—, eres un despistado.

+

Seattle.

5 horas de vuelo, 2 de camino entre llegada al aeropuerto y salida de él… Joder, mi espalda se romperá en cualquier momento.

—Lost —saludo entrando a su oficina. 

Comienzo a tocar cada yema de mis dedos, una por una, para calmar el torbellino que se desata en mí. Si hay una persona que jamás podré ver con ojos que no sean de odio, es Jackson Lost. 

—Avery —me saluda con cinismo—, ¿Qué te podría traer por aquí?

Es un hombre bastante delgado, bastante alto. 

—Tu encantadora presencia no es, Lost —me siento en la silla frente a su escritorio—. Necesito algo.

No puedo imaginarme algún otro escenario de nosotros dos en el mismo lugar.

—Imagínate mi sorpresa al ver tu nombre en mi lista de espera —juega con su corbata como hacía desde niños—, ¿Necesitas qué?

—Un favor —aseguro.

—¿Qué te hace pensar que te haré un favor?

—Que te deberé uno —lo miro tratándolo como se lo merece, como un manipulador—, además de que dejaré en el pasado cobrarme lo que hiciste con las modelos.

—¿Y qué hice con las modelos? —se hace el estúpido.

—No eres tan tonto, sabes a qué me refiero.

—¿Cómo he de saber? Soy muchas cosas, An, pero no adivino.

—Jackson, no tientes mis instintos —digo con los ojos cerrados.

—¿De qué hablas? —se ríe.

—Primero que todo, ya que tu mente se ha cerrado, aclaro que sé que el día de la presentación de esta temporada te encargaste de que las modelos no fueran, y segundo —me levanto de la silla, acercándome a él con cuidado—, no soy An para tí. ¿Comprendes?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.