Sus diseños

Capítulo 28

Anker Avery

Jueves 07 de septiembre 2017

—¿Entonces, Bastian? —pregunto —¿Algo que quieras comentar? ¿Todo va según lo previsto?

Este asunto me está estresando demasiado. 

—Todo sigue igual… ¿Estás seguro de meterte, Anker?

—Al parecer más que tú —le digo algo furioso, porque no necesito que me infunda dudas, cuando yo ya estoy temiendo por la seguridad de Sophie. Un paso en falso y los que sufriremos no seremos nosotros, tenemos un seguro cuando se trata de esa gente, sino las rubias, ellas son las que pagarán.

—No te estarás asustando, Bastian, ¿No? —interviene Shawn, con la seriedad burlesca que se le da tan bien. Es la mente maestra del plan, pero a su vez, la razón por la que da miedo; sus planes algunas veces han sido explosivos.

Aún recuerdo aquella vez que tuvimos que ir a vacunarnos contra la rabia antes de uno de sus planes, y él simplemente dijo “Es por precaución”.

—Jamás, es que si esto se sabe el que perderá su imagen es Anker y la marca, ¿Entienden?

A la mierda la marca, Sophie corre peligro. Sé que lo mío con ella se soluciona más fácil que lo de Bastian con Salomé, porque Sophie ya lo dejó, y Salomé depende y está retenida por alguien más. Sin embargo, pensar en las maneras en las que esos hombres asquerosos podrían llevar a Sophie a ese mismo mundo, en caso de que este plan falle, y hacerlo como represalia a Salomé por haber intentado salir… eso me enferma. No he podido descansar nada estos días por pensar en eso.

Y un humor de perros que tengo debido a eso…

—Es un riesgo que debemos correr —responde Shawn sin dubitar. La empresa se iría por el caño si el público sabe que estamos haciendo negocios con la zona muerta.

Ese es uno de los factores de estrés, pero él mínimo.

—Jessica está contigo, ¿Verdad? —pregunto y me confirma —¿Está lista?

—Cagandome del miedo, pero lista —me responde por teléfono ella —¿Me recuerdas por qué hacemos esto?

—Porque la mujer de mis sueños necesita ser libre para podernos casar —dice Bastian.

—No, no, eso no. ¿Por qué yo parezco la maldita Matahari y Bastian un niño que va a la comunión?

—Solo tengo un saco, ¿De qué hablas? —escucho que discute.

—Pero estás sudando y nervioso, pareces niño antes de la comunión. 

Corto la llamada cuando Bastian me dice que ya van a pasar donde el “terrateniente” de la zona muerta, alias para: el hermano menor de Shawn. 

Todo va a estar bien —me susurra Eva.

—Suerte, chicos —susurro.

Shawn no se ve preocupado, pero yo lo conozco mejor que eso. Mucho mejor que eso. Puedo ver la manera en la que controla decididamente el flujo de aire que entra y sale por sus fosas nasales, así él mismo se calma; obligándose. 

Yo no puedo dejar de morder mi dedo, ¿Por qué tiene que ser tan difícil? 

—Son diez hombres —cuento a los que veo en la pantalla.

—Todo va a salir bien, An.

—Si algo sale mal, ni de coña Bastian podrá con todos ellos.

—Las chicas nos están esperando —me informa Shawn —. Hay que hacer esto rápido, y eso haremos. Nada saldrá mal.

—Eso no depende de nosotros.

Comenzamos a ver como se acercan más, y veo muchos más hombres, todo por la pantalla que sale de la cámara que lleva Jessica. ¿Por qué ella está aquí? Uno, le cobré un favor. Dos, porque la chica es recurrente en la zona negra, quizás no en el área donde Salomé se movía, pero sí es muy reconocida como la invicta de las carreras. Además, es la única mujer que, estando consciente de quién es ese hombre, qué se pone en riesgo y las cosas que podría hacer, le tentaría y es que el degenerado del hermano de Shawn solo dejaría acercarse a una chica. Entonces… sí. Por eso.

Tengo que presionar el auricular para poder escuchar lo que dicen, y tener cuidado, porque cuando presiono activo mi micrófono, que da a las orejas de ambos: Bastian y Jessica. Si no fuera parte de este grupo preguntaría por qué Shawn tiene estas cosas en su casa, pero es que es lo menos extraño que se podría encontrar en esa cueva.

—Bastian, no titubees —le ordena Shawn por su propio micrófono.

Lo último que necesitamos es que el matón sienta que Bastian es presa fácil.

—Si todo sale bien, Sophie estará tan feliz —eso es lo que me mantiene fuerte y en dirección positiva. Sophie amará saber que su hermana está libre.

Nunca he dejado de creer en el amor, simplemente creí que no era para mí. Que eso era al estilo de una actividad o un deporte, hay quienes tienen una habilidad nata, unos tienen que esforzarse y luego mejorar y hay otros, como pensé que yo era, quienes simplemente eligen otra actividad. Sophie debilitó esa creencia.

—Bastian tendrá a su señora también —dice Shawn —, descuiden, saldrá bien.

—¿Estás seguro?

—Cien por ciento.

—¿Igual que con Jules…? —pregunto más con susurros que con ganas de verdaderamente preguntarlo.

—Así de seguro —me responde.

Julie es la persona que más he querido en mi vida. Es mi hermanita. Es mi talón de Aquiles, aunque lo reprima, pensarla sufriendo me destroza, pero sé que no tiene sentido que la arrastre lejos de él, si ella quiere estar a su lado.

—¿Tú la amas? —asiente —¿Y aún así decidiste dejarla ir? ¿Cómo… puedo…? ¿Cómo deja de doler? Porque yo siento que me asfixio solo de pensarlo.

—No deja de doler. La dejamos ir. No se nos hará fácil, pero no es sobre nosotros. Es el precio de amar.

—Es lo mejor, sé que sí —respondo —. Lamento que seas el único de los tres que no pueda cumplir su propósito… aunque sea con mi hermana —digo con asco.

—Sí, muy triste, ¿Quieres que llore ahora? —se intenta hacer fuerte —, pero puedo ayudarlos a ustedes a tener una vida amorosa mejor que esa. Sonríe, no está tan mal.

Lo miro y siento un poco de su dolor. Por primera vez en mi vida sentí esa fuerza por alguien, esa fiereza, y sé que si Sophie se fuera con alguien más y me jurara que es feliz, la dejaría ir, pero eso me destrozaría; incluso de peor forma si sé claramente que es lo contrario, que esa persona la lastimará. Y aún así, sé que Shawn tiene razón.




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