Sus diseños

Capítulo 33

Anker Avery

Viernes 08 de septiembre 2017

La veo.

Carajo. Todas las insípidas sensaciones del lugar desaparecen y yo solo me puedo concentrar en un pequeño bulto, en una esquina. Las veces en las que he sentido esto, pues se limitan a cuando mi cuerpo hormiguea y la ansiedad me paraliza, pero esta vez no puedo paralizarse ni permitirme algo parecido; tengo que acercarme

Como visiones, todos los recuerdos, comienzan a avasallar. ¿Acaso no podría pasar… de nuevo? ¿De nuevo tendré que enterrar a quién amo?

—Sophie —la llamo. Logro ver un pequeño mechón que escapa de la manta verde grisáceo. Ese pelo dorado, rubio como me encanta, sé que es Sophie. ¿Por qué no se mueve? —¿Mi niña?

Me acerco rápido. Y cuando muevo aquello que la cubre la veo, pálida, delgada, débil, despeinada y fría… Pero con ojitos vivos y húmedos.

—Qué bueno que ya llegaste —me susurra cuando nos abrazamos.

Su olor sigue intacto. O quizá es cosa mía, porque alrededor huele a moho y humedad, pero es que… sigue oliendo a vainilla. A Sophie. 

—Sophie Bullock, jamás vuelvas a asustarme así.

No ha llorado. Tampoco ha mirado a otro lugar que no sea a mí. Pero si se vuelve un pequeño ovillo en mis brazos cuando me decido a sacarla de aquí. 

—Tenía tanto miedo —soy el que confiesa.

No pasó mucho, cuando ya los policias quisieron revisarla, quisieron verla y hacernos preguntas. Cosas de rutina, pero yo quería llevarla a casa, quiero ponerla a salvo y descansar. Me gustaría poner a mi rubia en un pequeño castillo, donde nadie pueda lastimarla nunca.

—Te prometo que jamás vuelvo a dejarte sola, ¿Sí? Jamás te vuelvo a dejar así de vulnerable.

—No es tu culpa, mi niño —me susurra sin soltar mi mano, mientras una de las enfermeras le limpia algo en su costado.

Quedo aturdido.

—Es la primera vez que me llamas “mi niño”.

—Tú siempre me llamas así —me responde.

—Jamás me habían llamado de esa forma —confieso.

Sus ojitos azules…

—Esa primera vez sí es mía.

No puedo más que sonreír. Ninguna mujer antes me había hecho sentir en casa mientras estamos casi a bajo cero en una noche tan dramática como esta. La rubia sí es una cosa especial.

—¿Quieres que hablemos sobre lo que pasó allá adentro, mientras aún no llegaba?

—¿Fue ella?

No tengo el corazón para decírselo, pero sé que ella misma ya lo sabe. 

—Yo no fui parte de esto, lo juro…

—Eso lo sé, mi niña.

Beso su coronilla mientras respiro cautelosamente.

—¿Ella donde está ahora?

—Dania está en la comisaría, irá a prisión, Soph, por lo que te ha hecho.

Asiente. 

—Finalmente —susurra. 

Nos quedamos un pequeño silencio, mientras la enfermera sigue curando algunos rasguños y le ayuda a limpiarse. Así mismo, también toma algunas muestras en ella.

—No te golpearon, ni te tocaron, ¿Verdad?

—No.

Me alivia. 

—No dudé ni un solo momento, ¿Sabes? —susurra llevándo la conversación —No dudé ni un momento de ti. Sabía que vendrías por mí.

—Yo jamás dejé de buscarte.

Podría abrazarla mil veces, pero cada vez me sorprenderá más la forma en la que su cuerpo pequeño y menudo parece ser tan fuerte al aferrarse a mí.

—Te amo.

Con que así se siente… Lo que Eva tanto me recomendó: amar.

—Iba a decirlo yo primero… —le digo.

—Ya me lo dijiste, aquella noche. Solo que creíste que no te escuché.

—Sí me oíste… 

 —Quería decirlo antes, pero moría de verguenza, además de que —toma aire, como buscando valentía —yo quería decirte que yo también siento lo mismo.

—Es alentador —digo y beso su coronilla.

—Jamás me había sentido tan amada antes. Nunca fui amada a decir verdad.  —me confiesa —, pero esta vez, cuando estaba allá, yo jamás sentí que me dejarías sola, por el contrario, me daba miedo perder… al bebé.

¿Escuché mal?

—¿Podrías repetir…?

—Creo que tengo un bebé dentro.

Respiro profundo.

—Solo estoy procesando la noticia, ¿Sí? —le aclaro. Cierro los ojos unos segundos —Si es niña se llamará Eve.

—Sí…

—¿Estás embarazada? —pregunta la enfermera, interrupiendo por primera vez, pero esta vez consternada.

—Creo… ¿Por qué?

—¡Damon! —grita Salomé llamando a su hermano cuando se acerca corriendo. Me alejo para darles espacio, y veo como ellas hablan. Por otro lado, recibo algunas miradas de sorpresa y ansiedad por parte de mi rubia.

Está embarazada…

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.