Mi día no inició bien, porque el anterior no terminó bien.
Ayer, al salir de la casa de Clover, Salomé fue a la zona muerta, el lugar donde trabaja… Allá, específicamente en la parte de la zona muerta donde ella ejecuta aquello, ni Clover iba antes. Porque sí, Clover era conocida como una de las corredoras más fuertes, era respetada en ese lugar. Pero había una parte que ni ella visitaba, porque no era divertida, rebelde o desafiante, era un lugar lleno de basura, ratas, inmundicia… donde el cuerpo siempre tenía precio y la vida por igual.
Si bien, todo es la zona muerta, esa es conocida como la zona negra. Que se note que no se han comido el coco buscando un nombre.
Mi hermana tenía la ventaja de que quienes van ahí no tienen la menor intención de verte el rostro, que digamos, pero la desventaja de que las llamadas al 911 eran interminables… y ni la policía, ni las ambulancias van allá. Es casi intocable, pero más abandonada que otra cosa. Existe el rumor de que si vas a ese lugar, y no tienes el permiso del terrateniente, entonces terminaba con una bala en el lugar que primero mirase quien te halló; Salomé confirmó este rumor.
He oído hablar de ese hombre, pero Salomé dijo que ni me quiere describir cómo se ve, para que si por coincidencia lo veía, jamás pensase en él. No le reconociera.
No dormí nada esperándola anoche. Llegó pasada las dos AM; sus piernas flaqueaban, salía un hilo de sangre de su boca, su cabello estaba con algunos rotos, tenía una marca en el cuello y sus ojos no paraban de llorar… lloró entre mis brazos toda la noche. Otra vez le pidió al ya mencionado terrateniente que la dejara ir, que le permitiera dejar aquello, dejar de trabajar… pero él le dijo que no perdería a su favorita y la obligó a ir a su casa.
Salomé ya no tenía escapatoria, le hizo entender.
Me confesó que consideraba el suicidio. Me rompió el corazón escucharla decir que la única salida que veía era morir, porque si desobedecía a ese hombre poderoso, nos podría hacer daño.
Noche larga.
—¡Sophie! —me grita la morena cerca del inicio del campo de juego.
Suspiro calmándome.
El primer período ya ha pasado. Así que cómo se me ordenó he venido. No me puse un vestido Anker hoy… No quiero sentir cerca al Anker real si voy a hacer esto; me avergüenza. Especialmente porque de manera personal me dejó claro que me alejara de toda esta situación.
—Hola —saludo —, ¿Cómo están?
Las chicas están sin Jules ahora.
Tengo todo él día conteniendo mis lágrimas y la inminente… estupidez, no ayudaba.
—Mejor ahora que te vemos —Jenna pone su brazo alrededor de mis hombros y besa mi mejilla, sonrío levemente por ello—. Tienes un día ocupadito hoy. Eso es bueno, ¿No? Más dinero.
—Sí…
—¿Qué pasó con esas ojeras, Soph? —pregunta Nicole.
—No he dormido bien —justifico —, pero no es nada.
Ellas sonríen. Siento mi pecho cálido al ver que estaban alegres por mí.
—Los chicos del equipo han solicitado tus servicios —dice Nicole mientras juega con mi cabello.
Mierda. ¿Los del equipo? son los peores.
—Al parecer eres realmente buena —dice Sofía—, han insistido mucho.
—¿Jules está de acuerdo? —les cuestiono mientras vamos de camino… a las gradas. Porque… Ella me había dicho que evitaría que eso volviese a pasar.
Si entonces, por desgracia, Jules es consciente, no tengo escapatoria.
—Obviamente —se miran entre sí—, ¿Cómo nos atreveríamos a hacer esto sin Jules?
—Chicas —empiezo cuando vi a tres chicos de espadas, bajo las gradas—, yo no creo poder… ¿A la vez?
—Oh vamos, ¿Sophie? ¿Nos harás esto? —dice Jenna —Nosotras hacemos esto por ti, sabemos que necesitas el dinero, sabemos que lo necesitas, querida —su acento se asemeja al de Jules, como siempre hace Jenna—, así que…
—¿Nos harás quedar mal, aunque nuestros esfuerzos son para ti? —continua Sofía.
Niega rápido.
—¿Tan poco nos consideras? —me cuestionan.
—Claro que no, y les agradezco que me… ayuden, es solo que es difícil esto…
—Confiamos en ti, querida —se despiden con un beso en mis mejillas las tres mientras fueron rápido al lugar en que los tres chicos están. Jenna se queda mirando un poco más a Milo, y él le sonríe como le sonreía a todas las chicas que ya se ha tirado.
Por un momento me pregunto, por qué Jules, siendo el crush de casi toda la escuela, la chica más popular y hermosa, permitía que él le fuera infiel, con una, con otra, y siempre seguía a su lado. Pero dejo de pensar en eso en cuanto noto que las chicas me empujaron a acercarme a esos chicos. Luego se marchan y mis piernas empiezan a temblar.
Ellos tres me miran con una lascivia que me asustaba, ¿Debía hacer esto?
Están los hermanos Detrix, Milo y Marlon. Aunque desde el año pasado Cecile ya no es parte del grupo de Jules, como había sido desde siempre, Marlon sigue con ella. Y se repite el mismo patrón. Él le era infiel, con un montón de chicas, ella seguía ahí. Dos chicas tan hermosas…; si yo fuese la mitad de lo que ellas eran…
Los chicos se me quedan mirando por unos segundos…
—Sophie —empieza Marlon —, nos hiciste esperar —dice en burla.
—Te me has escapado, mi querida… rubia delicada —Milo me toma desde la parte de atrás del cabello y lo hala sin piedad. Aprieto su muñeca en defensa y suelto un gemido de dolor, porque de verdad duele mucho.
—Ese gemido ha sido tierno —dijo el tercer chico, que reconocía como uno de los jugadores…
Creo que la única diferencia entre ellos dos, los gemelos, es que Marlon por lo menos camufla su forma de ser con cinismo e hipocresía; a Milo no le da miedo ser mierda; sabe que sus padres son poderosos, que donan a la escuela, que su novia es la reina del lugar, que tiene todo el mundo en sus manos… Milo lo sabe, y no le quita el sueño hacer uso de esos privilegios.
—He esperado tanto por esto… —me susurra contra el oído con satisfacción, la satisfacción de la dominancia.
#16857 en Novela romántica
#3072 en Chick lit
prostitucion romance, moda y fama, adolescentes euforia malas decisiones
Editado: 21.07.2024