Que mi alma vuele hasta tu cama,
Para susurrarte al oído entre sueños,
Estos himnos de amor sin dueño,
Palabras que en las noches se hacen canción,
Del corazón brotando con confiado empeño,
Enamorado rebelde de aquellas razones,
Pues las suyas no entienden imposibles,
Y domina mi mente con su ingenuidad,
Me exige amarte a pesar de todo,
Sin rendirse a la desesperanza ni a la verdad,
Con las que se embriaga de espanto,
Pero no comprende y acepta el llanto,
De esperar hasta aquel momento a su modo,
Clamando a gritos frases de amor prohibido,
Así te confiesa la sinceridad de su encanto,
Porque tanto tiempo ha estado dormido,
Y ahora despierto solo quiere ser tuyo.
Que mi alma se acerque a ti cada noche,
Como un fantasma desde un mundo onírico,
Para acariciar tu cabello de seda dorada,
Y contemplar tu descanso de ninfa alada,
Bajo las sombras de un bosque de fantasía.
Tranquila, no sabrás que resguardo tu calma,
Como un guardián de tu bella inocencia,
Para que no haya demonios de pesadilla,
Que se acerquen a perturbar tu reposo,
Y con su envidia hacerte cosquillas,
Porque de las sombras emergen celosos,
Deseosos de la magia que guarda tu mente,
Pero contigo estoy para hacerles frente,
Ninguno osará volver a tocarte,
Con mis armas de amor latente,
Descansa cariño, aquí estoy para cuidarte.
Que mi ser entero se presente en tu lecho,
Solo quería observarte y en paz sentirme,
Lo siento, tampoco esta noche pude resistirme,
De volar hasta tu cuarto y derramar en tu pecho,
Estas finas perlas de amor que de día reuniera,
Y suspirar estos versos que decirte quisiera,
Aunque aquí ayer juré despedirme,
Nunca el corazón había sentido tan estrecho,
Un nudo se volvió al pensar en ya no verte,
Y el deseo me obligó a romper la promesa,
Porque cumplirla de pena se hubiera deshecho,
Y a pesar de quizás nunca tenerte,
Entre mis brazos decirte cuanto te amo,
Y rendirme esclavo de tu mirada,
Velando tus sueños esa herida lavo,
Pues lejos pensarte es muy dura proeza,
Y no calmar estas ansias es la certeza,
De soledad morir tras cada hora pasada.
Que mi corazón se convierta en un ave,
Para cruzar esta tortuosa distancia,
Que atraviese cada noche las sombras del cielo,
Volver a tu lado es mi mayor consuelo,
Y a su paso robar a las estrellas su brillo,
Lo guardaré en tu alma como un invaluable tesoro,
Para que al despertar recuerdes cuánto te adoro,
Como un hechizo de amor que de luz te envuelva,
Para llenarte de risas de motivos confusos,
Pero será un secreto que nadie resuelva,
Porque solo tú entenderás estos viejos usos,
Susurros apasionados que he heredado,
De aquellos románticos de un tiempo pasado,
Joyas perfectas de intensas pasiones,
Reliquias de soñadores, artistas de la belleza,
Que nunca temieron ilustrar con destreza,
Enamorados seres llenando de gracia sus oraciones,
Las mismas que al escuchar en cada nota te encuentro,
Para inspirarme odas de honor a tus delicadas facciones.
Que por cada vez que te pienso y sonrío,
Una rosa roja llene de color tu camino,
Y su fragancia libere para endulzar tu destino,
Te recuerde cuanto te ama este ser que envía,
Por el espacio estos besos que el viento te acerca,