“Este primero beso abrirá la cuenta,
De tantos muchos otros quiero darte,
Especial es este, una obra de arte,
Por tantas noches en sueños creado;
Con el celebro haberte encontrado,
De una forma que nunca supuse,
Pero el destino hizo entonces este cruce,
Y aquel mágico momento así rememoro,
Con esta simple muestra de afecto,
Este beso estudiado, suave, selecto,
Con que de alegría tus labios decoro,
Y cuánto por ti he cambiado.
Que el segundo sea sutil, pausado,
Como la caricia ligera de una rosa,
Para curarte las heridas que te han causado,
Pues verte triste a mi corazón destroza.
Que sea su roce una caricia al alma,
Cansada de los desvaríos del tiempo,
Entre mis brazos te ofrezco la calma,
La que tú me has dado aquel instante primero,
Para hacer latir de nuevo esta vieja roca,
Órgano gentil cubierto de agujeros,
Que te agradece vivir llevando a tu boca,
Esta prueba de rendición sincera,
Porque ya no es lo que antes de ti era,
Y hacerte feliz por ello se avoca.
El tercero de todos sea el más largo,
Siguiendo un afán de nunca soltarte,
Y sea el origen de una sensación fogosa,
Que por tu piel se irradie hasta apresarte,
De la delicia de un suspiro que te roza,
Haciendo estremecer de placer tu cuerpo,
Y junto al mío alcanzando la gloria,
Cada noche derramando sobre esta historia,
Extendiendo la trama sin hallar un final,
Y a gritos contra el cielo se haga señal,
De que nos hemos vuelto uno solo, eternamente,
Que escapamos juntos de este mundo demente,
Donde tantas penas hemos sufrido y llorado,
Pero que atrás todo fue en el olvido abandonado,
Para ya nunca volver.
Pero te reservé este último beso, el más dulce,
Para dártelo antes de perecer entre brazos dormidos,
Jadeantes y rendidos entre estas sábanas húmedas,
Pues de esta pasión símil nunca hubo ni ha habido,
Sintiendo el corazón de ambos al son de un mismo latido.
Sea este beso el mejor, sin decir nada espero,
Ver tus ojos verdes cuan luceros del alba brillar,
Con los míos se dan para callar las palabras,
Palabras tantas, ninguna es suficiente,
Para traducir un alma que junto a otra siente,
A través de nuestra piel encendida en llamas,
De la lujuria dos seres reencarnados,
Saciados de pasión, nuestros sexos explorados,
Vuelan chispas que en el cuarto silente se apagan,
Como pétalos de una flor convertida en sutiles flamas.
Calla mi amor, no digas nada,
De nada sirve hablar en este momento,
Deja en mi boca saborear tu aliento,
Con este beso que con dulzura invento,
El último para devorar tú mejor suspiro,
Pues sin hambre he quedado sediento,
Y solo tú exquisito miel puede calmarme;
Adicto a ellos no podré nunca alejarme,
Y tú de los míos nunca habrás de olvidarte.”