Por temor del no

Aunque fuera una chispa efímera,

Mas con el paso de días y meses,

Al encontrarla lejos y a veces,

Y ahora hallarte en todo momento.

No fue por tanto un invento,

De las casualidades cotidianas,

Cruzarte aquí cada mañana,

Y cada tarde también despedirnos,

Hasta volverse una diaria costumbre,

Sin por inocente vislumbrar,

El lugar que en mí de a poco ganabas.

Antes de ti era fácil,

Seguir el rastro de mi plana vivencia,

La forma de andar de un chico,

Dedicado a perseguir entusiasmos,

De diversión llevar su existencia,

En un plano infantil de las cosas,

Como atrapando sin pensar las rosas,

Aprendiendo el dolor de tal experiencia.

Pero tú pusiste un alto,

Y obligaste de mí hacer un cambio,

Por conceptos que a la edad debía,

A situaciones que desconocía,

El modo de actuar correcto,

Y el no saber se volvió defecto,

Al no tomarlo nuestro por lo que era,

Aceptando de fugaz manera,

La emoción llevada de un mero contacto.

Nuestra amistad así fue creciendo,

Usando el término como una excusa,

Cada vez más cercanos y unidos,

Encontré en ti un ser divino,

Pero por ser de un pueblo vecino,

En la escuela nuestra cercanía se daba,

Y pensando verte de nuevo pasaba,

La noche soñando despierto,

Tejiendo en silencio ficciones,

Y al dormirme creyendo cierto.

¿Qué tanto espero?

¿Acaso no tengo el coraje?

¿O es el miedo a ser rechazado?

No me atrevo a decir lo que siento,

¿Es que prefiero callar que alejarte?

Que sufrir un sueño destrozado,

¿O prefiero en obra mostrarte,

Y por ti misma te des cuenta,

Lo que en mí has causado?

Solo verte y tenerte cerca,

Es mi impulso de cada jornada,

Y no me arriesgo a decirte nada,

Conforme siendo tu confidente,

Jugando a un romance ficticio,

Cobarde y te escucho y pienso,

¿Qué espero para decirte que te amo?