“Entre tantos tú habías llegado,
Aquel otro año de escuela,
Nuevos rostros que se habían sumado,
A los muchos que ya éramos.
Ninguna impresión me causaste,
Como una más del revuelto montón,
Y mas sin tener razón,
Ninguna simpatía me inspiraste.
Desde lejos te vi con los míos,
Y los comentarios no fueron de buen grado,
Quizás a tu figura sin privilegios,
Tal vez haciéndote presa de burla y palabras.
Te consideré fea, lo admito,
Sin ver más allá de tu aspecto,
Y no reparé más de tu existir,
Sin recuerdo guardado en la mente.
Me pasaste desapercibida algún tiempo,
Como un extraño que ves en la calle,
Sin que me importe de ti un detalle,
Y no tuve intención alguna,
De saberte siquiera el nombre.
Junto a las demás no te encontré,
Por fuera parecido alguno,
Incapaz de causar suspiros,
Tan difícil de considerarte bella.
Reí con un amigo al saber,
De quien decías estar gustando,
Y al pobre admitimos como desgracia,
La atención que le estabas poniendo,
Que él rechazaba sin dar nota.
Y así sin descubrirte seguí,
Sobre ella puesta su etiqueta,
Invisible a cualquier mirada,
Sin saber que nuestros caminos paralelos,
Se cruzarían en algún momento...”