Sustituible

I

« La tormenta estallará en pocos segundos, el tic-tac de mi reloj me mantiene en el presente y el espejismo que está mostrando la apariencia de Azrael es lo único que puedo describir en estos momentos.

Mi mano tiembla al escuchar el suave susurro de la ilusión óptica que, en su vano intento de provocarme, sigo escribiendo en este cuaderno que dentro de poco lo acabaré llamando “mis memorias”. No es exactamente un diario que uno desearía crear, pues en ella contendrá todos y cada uno de mis reprimidos sentimientos contenidos durante los pasados seis meses.

Hay tres cosas que me tranquilizan: La primera es escuchar música; la segunda estar solo, y la tercera escribir. No soy tan bueno como otros escritores, pero mi nivel me lo permite y eso al menos me animó a hacer lo que estoy haciendo en estos mismos instantes.

No sé por donde debería comenzar si ahora mismo mis pensamientos se encuentran desordenados, desperdigados y algunos perdidos. Lo último me habría gustado que fuera verdad, porque al tener una memoria eidética, uno podría comprender cuán doloroso era recordar cosas que desearía olvidar.

Ese era uno de los principales problemas que constantemente me hacía sufrir día a día: no poder borrar recuerdos que me lastimaban.

Cada vez que abría los ojos, podía rememorar todos los detalles de cualquier momento que haya visto, sentido u oído. Sin embargo, cerrarlos tampoco iba a ser la resolución de mis disgustos, pues si lo hubiera sabido tiempo atrás, no estaría aquí describiendo y dando forma a mis sentimientos.

En lo más profundo de mi conciencia, sé perfectamente que estoy harto de sonreír cuando lo único que quiero hacer es llorar; manchado de mentiras de pies a cabeza y amordazado con los “no me importa”, me rodean personas con falsas muecas que se auto-proclaman ser mis amigos más cercanos. Impotente ante este tipo de situaciones, me obligo a mantener las apariencias y decir “estoy bien” cuando es todo lo contrario.

Sin saber hasta qué punto podré llegar a soportarlo, me sorprende que aún no haya lanzado todo por la borda y huido como de costumbre. Debe ser un gran récord, ¿no crees, Azrael?

En este momento me pregunto qué estarás haciendo, con quién o a dónde. No mentiré que te echo de menos aunque eso ya no podrá ser posible. Ambos hemos borrado nuestros contactos, las conversaciones escritas en las madrugadas y llamadas donde enviábamos nuestros “te quiero”. No obstante, sigo conservando tus preciados regalos y las románticas cartas que me obsequiabas indirectamente en frente del público. Dejando a relucir nuestro amor tan descaradamente y orgulloso de tenerme como novio, me pregunto por qué las cosas acabaron así. Pensé que estábamos hechos el uno para el otro, pero el único que pensó así fui yo, ¿no?

¿Fui el único que deseó un futuro juntos?

Ahora que fui sustituido, me pregunto de quién es la culpa: si la mía por haberme enamorado o la tuya por ilusionarme. »



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En el texto hay: tragedia, boyslove, oneshot

Editado: 24.12.2019

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