Un fin de semana en familia. La nueva familia Ross. Paso de lo más normal del mundo. La pareja casada feliz disfrutando de su luna de miel y los dos hermanos solos ahí siendo parte de esa felicidad, siendo fría y dolorosa para ellos. ¿Cómo soportar ver a la persona que amas ser feliz con otro?
Todo era por su felicidad. La felicidad de sus padres. Ellos tenían derecho a rehacer sus vidas no importa que no fueran con ellos, pese formar parte de esa felicidad.
En la mañana Diego se levantó temprano incluso más de su hora acordada, saliendo correr por la avenida hasta el colegio y regresar a casa y seguir entrenando. Esto lo hacía en las tardes, pero ya no había necesidad de hacerlo, ingresando a casa fue al jardín trasero donde encontró a Lizbeth practicando algo de yoga.
Estaba en posición donde sus largas piernas se resaltaban sacando los glúteos arriba y las manos apoyadas en el suelo, movió la cabeza notando a Diego ahí. Sin decirse nada continuo en lo suyo mientras él realizaba unas flexiones de brazos.
El silencio perduro entre ellos solo escuchaban sus respectivas músicas hasta que terminar siendo Diego el primero en levantarse y caminar hasta la puerta de la cocina donde se encontró con su ahora madre.
—Buenos días Diego —saludo amable.
—Buenos días —respondió con naturalidad, sin llamarla mamá o por su nombre.
Ella saco una olla pequeña —te gusta correr en las mañanas, pero no lo hacías en las tardes —lleno la olla con agua colocando 4 huevos dentro. Diego se quedó en silencio. Lo había visto correr esas tardes por la avenida donde estaba el hospital.
La verdad nunca peso que ella lo notaria, de seguro tendría cosas más importantes que mirar a un muchacho corriendo por ahí
—Decidí cambiar mi rutina de entrenamiento —respondió.
—Buenos días mamá —Lizbeth ingreso dentro, colocándose al lado de Diego que la miro de reojo. Ahora que la miraba bien tenía un cuerpo esbelto, seguramente se debía a su práctica de yoga.
—Buenos días hija.
—Familia. Buenos días —el jefe de familia ingreso a la cocina —buenos días amor —saludo a su esposa besándola. Y ella respondió de manera amorosa.
—buenos días papá…
—buenos días…
Respondieron ellos sintiendo un dolor punzante en su pecho al verlos así de amorosos. En sintonía dijeron.
—Voy a bañarme…
Salieron de la cocina ingresando a sus cuartos. La casa tenía dos baños. Uno se encontraba dentro de la habitación de sus padres y el otro estaba al inicio de las escaleras. Ambos salieron encontrándose solo cubiertos por la toalla. La parte inferior de Diego estaba cubierta dejando ver su cuerpo atlético. Lizbeth cubría las áreas importantes de su anatomía, pero la toalla resaltaba su esbelta figura.
Pasaron de lado Diego fue al baño de abajo y ella al de sus padres. Al terminar él se encontró con ella y ella con él. Ambos se disculparon por el momento. Los que ahora eran sus padres los miraron en un momento algo incómodo para ellos, pero ellos dos era como un regalo que los haya visto de esa manera.
Desayunaron juntos como familia, después de tanto tiempo, la mesa estaba completa. El desayuno de la señora Diana estaba delicioso. Al momento de irse a sus respectivos lugares. Ellos al trabajo y ellos al colegio.
Su padre ofreció llevarlos al colegio, pero solo Diego se negó hacerlo decidiendo caminar hasta ahí. Al llegar al colegio muchos observaron a Lizbeth bajar el auto del capitán que ahora era su nuevo padre no dijeron nada, solo observaron como ella se despedía de ellos. Todos los maestros ya sabían las noticias respecto a ellos.
Diego llego justo antes que la sirena diera el último aviso para cerrar las puertas, con su actitud despreocupada camino hasta su salón de clases para la primera hora, hasta el primer receso donde los hermanos se encontraron en la cantina del colegio para comprar, solo se dirigieron miradas, pasando de largo.
Culminaron las clases ahora ellos debían caminar hasta la casa, caminando juntos en completo silencio hasta llegar a casa ingresando dentro encontrándola vacía. No era algo que los sorprendiera, siempre vivieron así no tenían de que preocuparse, entrando a su respectiva habitación una frente a la otra. El primero en salir fue Diego.
Bajando hasta la cocina, preparando algo de comer siendo una ensalada de atún, preparando para dos. Lizbeth llego a la cocina abriendo el refrigerador saco algo de mora y la licuo en un jugo. Diego dejo el recipiente de cristal con la ensalada sobre la mesa, aunque no dijeran nada entre ellos hacían las cosas con naturalidad. Colocando los platos, vasos y cubiertos sobre la mesa. Comieron en completo silencio. Y de la misma forma ingresaron a sus cuartos.
En la noche sus padres regresaron donde la señora Diana empezó a preparar la cena, dejando todo listo se sentó junto a todos en el comedor sirviendo la comida sobre la mesa.
—¿Cómo les fue hoy? —pregunto.
—Igual que siempre —respondió Diego.
—¿Almorzaron? —pregunto el capitán.
—Ensalada de atún. Diego la hizo estaba deliciosa…
—Me dejaras probar algún día Diego —pregunto la señora Diana con intriga.
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Editado: 29.03.2025