Caminar sin rumbo observando los autos pasar por la calle, las personas, animales. Mirando su reflejo cuando pasaba frente un cristal. No había nada ahí al mirar su propio reflejo. Este día era el peor para él. Era exactamente como lo recordaba. No curo ese día de hecho lo solo lo suprimía, pero seguía a cada instante junto.
Aquel día que lo marco, para siempre lo que pensó que era una familia solo se esfumo. Fue soplado por el viento.
Llego a un parque donde tomo asiento al final de la resbaladera, rescatándose sobre el metal. Sintiendo la mezcla del calor proveniente del sol y el viento frío. Suspiro. Metió su mano en su bolsillo sacando su celular, buscando un contacto encontrándolo escribiendo el mensaje.
—Hola. ¿Está libre?
Espero unos cinco minutos al recibir la respuesta.
—Si… en el mismo lugar…
—Bien, pero… quiero cambiar esta vez.
—Mmm… Dos corazones. Te parece bien.
—Seguro. En 20 nos vemos ahí, en la esquina.
Ya no hubo respuesta. Se levantó tomando un taxi que lo llevo hasta el hostal Dos corazones bajándose a solo dos cuadras del hostal. Camino un poco mirando el gran hostal, deteniéndose en la esquina miro su reloj faltaba 5 minutos para cumplir con el tiempo. En eso un taxi se detuvo al otro lado de la esquiva de la misma calle.
Del taxi bajo una chica que llevaba puesto un vestido negro de una pieza, con la espalda descubierta su cabello castaño llevando una pequeña cartera. Se acercó.
—Tiempo sin verte Diego —saludo ella besando su mejilla.
—Hola Aleni.
Ella era Aleni Lara una chica un año mayor que él ya estaba en la universidad estudiando la carrera de Medicina. La conoció cuando llego a estudiar a la ciudad, era una de las chicas más sexys de colegio. Tenía una excelente figura, parecía amable, divertida. Destacaba en la natación, además de buena estudiante.
Aun así, tenía lado oscuro que solo él conoce o llego a conocer por mera casualidad del destino. Aún recuerda ese día. Si no hubiera estado tan concentrado y con el volumen alto de la música hubiera podido escuchar esos jadeos, pero cuando abrió la puerta del salón su pasado quedo liberado, esos recuerdos volvieron todavía más fuertes que nunca.
Se disculpó intentando escapar como aquel día, pero ella lo detuvo pidiéndole que no dijera nada acerca lo que vio a cambio ella le dio su primer beso y su primera felación. Pidiéndole que guardara el secreto y que ella haría esto siempre que él lo quisiera
—Llegaste más temprano. Siempre igual —dijo ella con su típica sonrisa seductora.
—Tú también…
—Bien. Vamos.
Caminaron hasta el hostal en la recepción separaron la habitación subiendo hasta el tercer piso donde se encontraba el jacuzzi. Ingresaron dentro de la habitación era agradable. La cama ancha magullada y blanda al frente estaba el jacuzzi lleno.
—Supongo que esta vez si lo harás completo.
Ella lo sujeto tomando su barbilla depositando un suave beso en sus labios, mientras los desprendía de su cazadora y camiseta dejando su cuerpo descubierto.
—Espero que llegues hasta el final.
Lo empujo sobre la cama. Ella inclino su cuerpo liberando el cierre de sus zapatos de tacón alto. Retirándose el vestido dejando al descubierto sus tetas y una sexy lencería de encaje cubriendo su intimidad. Se subió a horcajadas sobre él.
Le sonrió seductora —estás vez. Si exploraras los placeres del sexo.
Lo beso recorriendo su cuello sus labios eran suaves y excitantes bajo despacio hasta sus jeans los cuales desprendió despacio dejando ver el atributo templado de Diego. Como si fuera un helado ella lo envolvió con su boca. La sensación era increíble, placentera. Volvió de nuevo a sus labios besándolo a la vez que su entrepierna se frotaba con el atributo de Diego.
Lo miro con suavidad y le sonriso dándole un beso un pico —no llegaras hasta el final ¿cierto? Todavía sigues esperando por esa chica especial.
Diego la, sujeto de sus nalgas y las comenzó a mover provocando el roce de sus sexos. La beso y la recostó sobre la cama de lado mirándose fijamente. Acomodo su cabello para que no ocultara su hermoso rostro.
—Ya apareció —respondió.
—¡Que malo eres! Y estas aquí conmigo. ¿Cómo se llama eso? Infidelidad.
La beso —si estuviera con alguien, no estaría aquí contigo. Además, ella está prohibida para mí.
—Lo prohibido es más excitante —lo beso —deberías intentar algo con ella.
—Ya dije que no puedo. Si lo hago. Lo que se está creando se destruirá por completo. No quiero ser la causa de ese dolor.
Su atributo se abría paso entre las piernas de Aleni. Esos deliciosos muslos lo acariciaban de manera sublime. Se acomodó boca arriba.
—Entiendo… —hubo silencio que fue interrumpido por ella —desprende mis bragas —la miro —vamos hazlo. —Diego se levantó tocando las bragas de Aleni —alto. Sin manos. Empieza desde aquí —levantó su cintura. Se acercó. —alto… acércate, respira y bésame.
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Editado: 29.03.2025