Ingreso a su habitación dejando el celular sobre el escritorio, poniéndose el pijama bajo un momento a la cocina encendiendo las luces sirviéndose un poco de agua volvió a subir encontrándose con Lizbeth en su habitación esperándolo.
—¿Qué haces aquí? —pregunto con la voz baja para no llamar la atención de la señora Diana.
—Decirte otra vez. Que nunca vuelvas hablarle así a mi mamá.
Diego dejo el vaso con agua en el escritorio después de beber un poco —descuida, no pienso volver hacerlo.
—Es bueno saberlo —respondió ella acercándose a la puerta para salir.
—Estaba molesto. Recordar ese día… —se le hizo un nudo en la garganta —no es fácil sabes.
Lizbeth se volvió a él —no voy a decir que te entiendo, porque mentiría. Nunca pase por lo tu pasaste. No sé cómo yo reaccionaria, si a esa edad, encontraría… —guardo silencio —como sea no debiste reaccionar así con mi mamá.
—Si. Lo sé…
—Tampoco debiste reaccionar así con el capitán.
Diego la miro con seriedad —hey…
—Es cierto lo que dijiste. Te dejo solo, pero lo momentos que estaba contigo deberías apreciarlo. El por lo menos te aconsejo, te dio orientaciones para la vida. Yo de mi papá no tuve eso, prácticamente son la educación de mi mamá, que pesé que era como tu papá. Siempre hacia tiempo para estar conmigo.
—Pues parece que no completo. Fuiste tú quien hablo cierto. Seguramente la señora Diana te dijo que no hablaras, pero no escuchaste.
—No permito que nadie le hable así a mi mamá. Entiendes. Nadie —se acercó a él mirándolo con fiereza.
—Lo sé. Haría lo mismo por mi mamá si alguien le levantara la voz. Aun así, te portaste mal. Así que debería actuar conforme lo que hiciste. Y decirte… —se acercó a ella mirándola directamente a los ojos —sal de mi habitación.
Debía apartar la vista de lo contrario caería en el encanto de esos ojos esmeralda iluminados por la luz del foco. Debía hacerlo antes de caer en su fantasía.
—Deberías cubrirlo con maquillaje —levantó su mano, pero sin romper contacto visual. Ya era tarde. Ambos se sumergieron en la ilusión miraban a quienes amaban. Toco su cuello justo en el lado donde tenía la marca de chupetón —esa marca. Debes cubrirla.
Lizbeth estaba sumergida en la ilusión frente a ella estaba el capitán Ross. Se paró de puntas acercándose al cuello donde estaba el chupetón.
—supongo que debo cubrirla con la mía.
Acerco sus labios succionando la piel justo en esa marca rojiza. Diego soltó un jadeo al sentir los labios de quien él pensaba que eran. Sintió la punta de la lengua en su cuello. Respiro el aroma proveniente de su cabello siendo embriagador.
—No te detengas —exclamo.
Aparto sus para mirarlo directo a sus ojos —ahora eres mío.
—Lo soy. —se acercó a sus labios para unirlos con los suyos, pero ella coloco dos dedos sobre sus labios.
Apartándose de él llegando hasta la puerta donde la ilusión termino y la realidad llego —debes dormir. El capitán llegara dentro de poco tiempo.
Ella salió de la habitación dejándolo ahí, ya eran cerca de las dos de la mañana y conociendo a su padre seguramente estaría temprano en casa. Se recostó durmiendo. Despertándose cerca de las 7 de la mañana. Las pocas horas de sueño lo ayudaron a olvidarse de sus problemas. Tenía algo de tranquilidad en eso recordó o sucedido y la angustia volvió. ¿Cómo enfrentaría a su padre?
—Hija ve a despertar a Diego.
—Voy… —respondió subiendo las escaleras. Lo miro salir del cuarto con una toalla alrededor de su cintura. —estás despierto. Mamá me envió a…
—Voy a bañarme primero —interrumpiendo bajando las escaleras ingresando al baño.
—Se va a duchar primero —dijo Lizbeth volviendo a la cocina con su mamá.
—Hija quisiera pedirte un favor —hablo su mamá —puedes, maquillar…
—Si lo hare… —interrumpió Lizbeth —también lo note. Debería tener más cuidado.
—¡Ufff…! es una suerte que Elías no lo haya notado. —sacaba lo hotcakes colocándolos en los platos —tal parece. Diego ha iniciado su vida sexual… —escucharon la puerta del baño abrirse —vamos ayúdalo.
Lizbeth subió las escaleras ingresando primero a su cuarto por maquillaje para cubrir la marca, espero unos minutos hasta que sea adecuado ingresar. —ahora —se dijo llamando a la puerta de Diego —soy Liz, puedo pasar.
La puerta se abrió —¿Qué haces aquí? —miro lo que sujetaba en manos —mmm… es necesario.
Lizbeth ingreso —mamá dijo que lo hiciera. Toma asiento.
Diego la observo dejar la cajita de maquillaje sobre su escritorio, sujeto la silla dando la señal para que se sentara en la silla. Resoplo obedeciendo.
—no creo que sea necesario….
—Este, va bien con tono de piel —hablo ella abrió el maquillaje dando unos golpes sobre ese estuche redondo —a ver —con su mano ladeo el rostro de Diego —si este es el correcto. Empezó a cubrir la marca.
Sentía la cálida mano de Lizbeth sobre su piel, los suaves golpes sobre su cuello como movía el maquillaje por toda el área. —hey… es necesario que cubras todo el cuello —sujeto su mano —solo es una marca.
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Editado: 29.03.2025