Sustitutos

Capítulo 19

Camila empezó acercarse a Diego intentando pasar tiempo con él, pero su silencio no dejaba nada al descubierto. Lizbeth y Gaby miraban como su amiga hacia lo necesario para establecer conexión con Diego, ella estaba a su lado, pero no actuaba como una acosadora daba su espacio.

—¿Crees que pueda lograr algo con Diego? —pregunto Gaby.

Lizbeth los miro —logro acercarse y él lo permitió, pero si Camila quiere estar con él deberá hacer algo extraordinario.

—Mmm… ¿A qué te refieres?

—Diego ha estado solo durante mucho tiempo. Camila debe demostrar algo especial para estar junto a él.

—Tu hermanastro es muy complicado, sabes.

Ese día salieron algo temprano del colegio, ya que no tuvieron la ultima hora por lo que todos los estudiantes de su curso se pusieron de acuerdo para hablar con el inspector para solicitar poder retirarse a casa. A lo cual acepto dejándolos marcharse para sus hogares. Lizbeth se despidió de sus amigas y empezó a caminar a su casa tranquilamente.

Pasando por la brigada faltando poco para llegar a casa. Estaba en la división de caminos en cruz, esperando por la luz roja para pasar. Escucho un chiflido proveniente del lado derecho donde estaba un túnel para los vehículos. Miro acercarse a dos sujetos. Uno tenía el cabello atado en una cola de caballo, con los lados cortados al tope. Tenía cinco piercings en la ceja derecha llevaba puesto una cazadora y jeans oscuros. Era fornido con un aspecto intimidante. El otro sujeto tenía el cabello revuelto, sus ojos eran oscuros y siniestros al igual que su amigo. Este tenía las orejas perforadas con seis piercings en cada oreja, uno en su labio y otro en la nariz portaba una camiseta negra con un cráneo en el centro.

Las características de estos tipos estremecieron a Lizbeth, que sintió un escalofrió recorrerle la espalda. Respiro hondo y finalmente el semáforo dio señal para pasar, pero en eso un auto se le ocurrió la brillante idea de cruzar deteniendo su avance dando el tiempo necesario para los desconocidos en acercarse a ella.

—Hola nena. ¿Por qué tan apresurada? —dijo el sujeto de piercings en la ceja, cortándole el paso.

Su compañero se pegó contra el borde de seguridad metálica del camino, mirando a Lizbeth de manera perversa, fijándose en sus piernas eran largas y esbeltas sonriendo seductor.

—Déjenme en paz —replico ella intentando cruzar el paso antes de que el tiempo que tenía para pasar se agote.

—Podemos acompañarte hasta tu casa. Un caballero no dejaría a una débil e indefensa señorita caminar sola —continuo el tipo de los piercings de la ceja.

—Estoy de acuerdo. Y aquí tienes dos caballeros, mi lady. —comento el tipo de piercings en las orejas.

El tiempo se agotó —déjenme en paz —respondió ella dándose la vuelta para dirigirse hacia la brigada.

—Hey… —tipo de piercings del ceño la sujeto con fuerza del brazo —no te comportes arisca. Yo sé bien que te gusta. No te hagas la difícil —la atrajo con fuerza.

—Dije que me sueltes —Lizbeth reacciono dándole un rodillazo en los bajos liberándose intento escapar.

—¿A dónde crees que vas? —el tipo de piercings en las orejas la sujeto y la empujo contra el muro.

Precisamente en ese momento no había ninguno auto que pasara para ayudarla —desgraciada —soltó el sujeto que Lizbeth golpeo —esto te costara, perra. Vendrás con nosotros.

La sujetaron con fuerza, ella intento gritar para pedir ayuda, pero le taparon la boca para no hacerlo y ponerse en evidencia. La comenzaron a llevar hasta el túnel y Lizbeth vio que todo estaba perdido nadie se presentó para ayudarla no había ningún auto para socorrerla. Estaban a punto de ingresar al túnel cuando una voz varonil, gruesa la hizo entrar en calma y seguridad.

—Suelten a mi hija —el capitán Ross corrió detrás ella.

Como un leopardo llego junto a ellos sujetando al tipo de piercings en el ceño dándole un puñetazo en la cara que lo derribo al suelo. Su compañero soltó a Lizbeth e intento golpear al capitán lanzando un derechazo, que el capitán fácil bloqueo conectando tres golpes un en el abdomen que le saco el aire otro en la cara, dejando rojo la mejilla por el golpe y un gancho ascendente derribándolo al suelo. El tipo de piercings del ceño se levantó atacando, pero el capitán era tan hábil que lo detuvo torciendo su brazo le conecto un fuerte rodillazo en el abdomen cayendo al suelo.

—Liz ¿estás bien? —pregunto preocupado por ella.

Los ojos de ella se cristalizaron soltando lágrimas se arrojó a los brazos del capitán llorando —tenía miedo —dijo entre sollozos.

—Ya tranquila ya paso. Estoy aquí. —respondió el capitán acariciando su cabellera.

Escucharon los pitidos de los autos reclamando, debido que el auto del capitán interrumpía el tránsito. En esto uno de los conductores se bajó para reclamar, pero al ver como dos sujetos estaban tendidos en el suelo y como el capitán Ross abrazaba a Lizbeth lo comprendió.

—¿Qué sucedió aquí capitán? —pregunto el hombre.

—Perdón la interupcion. Ya retiro el auto, pero vigile a estos dos canallas por mí.

El capitán se acercó a los dos rufianes utilizo las chaquetas de ellos para inmovilizarlos e impedir que se escaparan. Subió hasta su auto moviéndolo del camino llegando con ellos agradeciendo al hombre y se dispuso a llamar a la policía, que llego en poco tiempo arrestando a los dos tipos. Lizbeth se tranquilizó al estar junto al capitán Ross.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.