La jornada de clases termino, las tres amigas estaban reunidas para ir a la universidad y saber cómo fue que Diego tuvo una relación con ella, o si siguen juntos. Antes que nada, Lizbeth informo a Diego, su mamá y el capitán que iría con unas amigas a realizar un trabajo del colegio, para que ellos no se preocuparan.
Miro como el capitán y su mamá les respondió con un.
—Ten cuidado. Toma un taxi que te lleve a casa.
Diego por su parte no respondió, solo dejo el visto que lo había leído.
—Te reportas con ellos —dijo Gaby sorprendida.
—Después de lo que me paso. Si —respondió. Caminaron en dirección de la universidad.
—Suerte que tu padrastro llegara.
—Saben, quisiera que Diego apareciera de esa forma para protegerme —confeso Camila.
—Mmm… ¿sabrá pelear? —declaro con duda Gaby —hasta ahora lo único que sabe hacer es ser hiriente con las palabras y su actitud de mierda.
—¡Hey… Gaby! —reclamo Camila.
—Es la verdad —se defendió —pese que tiene varias chicas detrás de él, por su numerito del otro día. No creo que pueda pelear.
—Ha estado practicando conmigo —confeso Lizbeth —el capitán le dijo que me acompañara a entrenar defensa personal.
Ambas la miraron —¿de verdad? ¿Dónde lo practican?
—Cerca de la U —respondió Lizbeth.
Camila se emocionó con la revelación. Lizbeth reconoció esa mirada, sabiendo exactamente lo que iba a suceder. Estaba convencida de que Camila iría al dojo para inscribirse, para estar cerca de Diego.
—Hey chicas. Talvez ella ya se haya marchado. Digo los de la universidad salen a la una de la tarde —comento Gaby. —ya nos pasamos de la hora.
—Si. Talvez. —Lizbeth estaba pensativa.
—No importa. Estemos atentas, por si la encontramos de paso —añadió Camila.
Estuvieron atentas, a las pocas personas entre ellas universitarios movilizándose por la calle llegaron hasta los semáforos donde Lizbeth le señaló el dojo donde practica defensa personal junto a Diego. Camila quiso ir a ver, pero Gaby la detuvo diciendo que debían encontrar a la chica con la que estaba Diego en el colegio.
Llegaron hasta la puerta principal de la universidad, parecía algo desierta solo podían ver a los guardias de seguridad a uno que otro estudiante universitario movilizándose dentro de las instalaciones, pero ninguno de ellos era a quien buscaban. Esperaron unos minutos sin éxito por lo que decidieron irse para sus domicilios. Hasta que Camila la reconoció de pie junto a un chico alto de complexión esbelta muy atractivo, comprando hot dog.
—Es ella —dijo Camila.
Sus acompañantes se sorprendieron al verla era tal como la recuerdan de las pocas veces, que la vieron en el colegio cuando era estudiante. Realmente era hermosa. Y la duda surgió en las cabezas de ellas tres.
¿Cómo rayos Diego hizo para salir con ella?
La respuesta la tenía ella. Debían saberlo o solo ella debía saberlo más que a nadie. Se acercaron hasta ellos.
—Hola —saludo Camila.
La señora que vendía los hot Dog les dio la bienvenida —bienvenidas. ¿desean servirse?
—Eh… no gracias —continuo Camila. —quisiera hablar contigo Aleni ¿verdad?
La hermosa chica reconoció el uniforme y especialmente reconoció a Lizbeth —¿de qué se trata? —pregunto curiosa. El chico de su lado miro a las jóvenes adolescentes.
—¿quisiéramos hablar solo contigo? Si no te importa.
El chico que acompañaba a Aleni —te veo más tarde amor —la beso retirándose.
—Si amor… bien —centro su atención en ellas —de que se trata.
—Aquí no. Vayamos a otro lugar más privado. —siguió Camila.
—Más adelante hay una cafetería. Ahí podemos hablar tranquilamente.
Avanzaron en silencio. Ellas tres notaron ese silencio incomodo semejante al de Diego cuando estaban junto a él. Aunque no lo dijeran su cruce de miradas lo confirmo. Talvez era el silencio de ellos dos los que los unió. Pero quedó descartada. Recordaron que ella si era sociable, no tanto, pero no al grado de Diego.
Llegaron a la cafetería tomando asiento en sillas de madera algo rusticas, pero elefantes. Tomaron asiento y pidieron rebanadas de pastel de mil hojas y café con leche. Mientras esperaban su orden las tres no paraba de verla. Era hermosa. Una diosa por así decirlo. No entendía como Diego termino con ella. Aleni sonrió. Parecía divertirse con las miradas desconcertadas de ellas hacia su persona.
—Haber chicas. ¿Qué quieren de mí? ¿Por qué me buscaban desesperadas? —pregunto ella.
—Bueno… —Camila no pudo decir palabra.
El pedido llego la camarera dejo los pedidos en la mesa —queremos saber cómo terminaste con Diego —hablo Gaby.
Aleni abrió ligero los ojos y sonrió divertida. Tomando la cucharita sirviéndose un poco de su rebanada de mil hojas —con que era eso. —paso la mirada a Lizbeth —¿tú no les puedes decir algo sobre tu querido hermanastro?
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Editado: 29.03.2025