Sustitutos

Capítulo 39

Un nuevo comienzo se diría que ellos empezaron, al ser rechazado por quienes ellos amaban y saber que a pesar de todo estarían a su lado. A pesar de todo eso el sentimiento que poseían hacia ellos era grande en cierta forma les tomaría algo de tiempo librarse de aquel amor o simplemente trasladarlo hacia otra persona, que fuera capaz de hacerlos despertar aquellos sentimientos y vivirlos plenamente.

Desde aquel día pasaron los días como un abrir y cerrar de ojos. La convivencia en el hogar no se vio afectada en ningún sentido, después de todo el capitán Ross como la señora Diana eran maduros, personas que entendían claramente aquellos sentimientos que sus hijos guardaban en su corazón. No se apartaron, pero si les dieron espacio para poder sobreponerse, en sus interacciones los trataban de igual manera.

Sin embargo, tanto Diego como Lizbeth, estaban todavía en el duro proceso de mantener el control de sus emociones frente a ellos, era difícil hacerlo aun sentía lo que sentían por ellos. Un amor como el de ellos no es algo que pueda simplemente borrarse como borras lo escrito en un pizarrón. Esta era su prueba máxima. Al mantenerse cerca de ellos y suprimir aquel sentimiento, sería un paso para librarse de aquel sentimiento y quedar como lo que siempre debieron ser. Solo hijos. Salieron de casa rumbo al colegio.

—¿Cómo lo llevas? —pregunto Lizbeth.

Diego guardo silencio —igual que tú. Todavía siento demasiado.

—Un amor como el nuestro no muere tan pronto. —expuso Lizbeth.

—Quisiera que fuera como enamorarse. Fácil. Y fácil librarse de él.

—Sabes. Pienso, que el amor es como una adicción —repuso ella.

—¿Una adicción? —pregunto confundido.

—Si —lo afirmo —las adicciones son fáciles de adquirir, pero difíciles de abandonar.

Diego permaneció en silencio, pues lo que decía era cierto. Una adicción, por pequeña que sea siempre es difícil deshacerse de ella. Tomo un proceso largo de tiempo y esfuerzo. Una adicción desaparece o simplemente es sustituida por otra. Una adicción posiblemente necesite de otra para salir adelante.

—Vamos a lograrlo —continuo ella —somos unos adictos, pero saldremos de esto —con esas dos palabras ella acelero el paso llegando hasta la entrada donde estaban sus dos amigas.

Por lo que veía la convivencia entre ellas había incluso mejorado, algo extraño o talvez increíble teniendo en cuenta que hay prácticamente dos chicas con un evento que las puso en disputa, era impresionante como ellas habían logrado volver a la normalidad, mejor dicho, incluso fortalecer su vínculo. Paso al lado de ellas.

—Hola Diego —saludo Camila.

La miro su madures era impresionante —hola —fue todo lo que dijo alejándose.

—No deja de ser el mismo de siempre —expreso Gaby. —crees que, pueda mejorar.

—¿Tienes interés por él? —consulto Camila con intriga.

—No niego que es atractivo y se cambiara su personalidad admito que me gustaría intentarlo, pero…

—Pero ¿qué? —inquirió Lizbeth.

—Siento que él es todo un reto en el sentido del amor. Como si ocultara algo.

Lizbeth recordó algo que Diego comento hace unos días.

—Yo no me enamoro completamente Lizbeth. yo no doy ese cien por ciento. En la relación doy el 99% y ese uno por ciento por mínimo que sea es mi seguro. Que me ayuda a volver a ser como antes y darme cuenta que yo solo uso a las personas en mi beneficio.

Esa conversación que tuvo la hizo enfurecer, con aquella declaración Diego dio a entender que solo usa a las personas. Con eso supo que Diego hubiese utilizado a su mamá, para lograr un fin. Ella lo abofeteo y le reclamo si hubiese logrado estar con su madre solo la hubiese usado. La respuesta de Diego fue más simple que compleja.

—Quién se arriesga amar. También se arriesga a odiar.

Lo comprendió si las cosas no funcionaban entre ellos, como la fantasía que ella se montaba con el capitán Ross, para protegerse deberían odiar. Volver a lo que eran antes de ese salto de Fe. En cierta forma ella también lo entendía. Cada persona, cada decisión son solo eslabones a superar. Serian usados como trampolines para avanzar, mientras se cerraban a la posibilidad un sentimiento verdadero.

Diego si amaba de verdad. De eso estaba segura. Diego era los hombres que han estado tan solos, acostumbrados a su soledad, que necesitan de algo extraordinario, para comprobar si esa persona merece la pena. Si merece esos sentimientos. Diego es capaz de amar con todo lo que tiene usaría ese 99% para amar, pero el 1% si la persona no era la indicada, era capaz de convertirlo en el 100% en odio lo convertiría en el hombre que solo uso a otra persona.

Ella lo comprendía de cierta forma. Lo miro a la distancia —el estará bien. siempre que llegue alguien que sepa valorar lo que da. —respondió ella. La sirena se escuchó —vamos.

—Cuidado —escucharon la voz gruesa.

Un balón impacto en el pecho de Lizbeth manchando su camisa. Ella llevo su mano al pecho en el área de impacto le dolía, era un pelotazo muy potente y parecía haberle sacado todo el aire del cuerpo. Intento respirar.

—Liz ¿Estás bien? —pregunto Gaby.




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