Sustitutos

Capítulo 49

Lizbeth salió hasta la calle y dio una última mirada hacia el chico que estaba de pie bajo el umbral de la puerta. Diego la tomó por sorpresa, sus palabras fueran tan suaves demostrando que lo decía de verdad, y al mismo tiempo se mostraba una gran preocupación. Algo extraño en él. Y eso la hizo dudar, pero decidió confiar en Mariano.

Llego al parque faltando solo cinco minutos en lo que diviso a Mariano en el balcón del estanque subió feliz llena de optimismo. A cada paso que daba subiendo las escaleras se revelaba a Mariano y sus ojos se sorprendieron al verla así de hermosa. Debía hacerla suya.

—Hola —saludo Lizbeth.

—¡Linda…! ¡Te ves…! —hizo una pausa —¡Eres hermosa! —dijo sujetando sus manos —¡Que afortunado soy! De tenerte —la beso.

—Tu también estas guapo —dijo ella con sinceridad. Mariano llevaba puesto unos jeans, camiseta blanca con chaqueta de cuero y zapatos de combate. Se veía increíblemente bien.

—¡Gracias! Pero contigo a mi lado. Yo pasare desapercibido —la abrazo. —bien. este día será genial. Vamos.

Bajaron del balcón después de tomarse unas fotos románticas. Mariano se comportó como todo un caballero, le regalo flores, la llevo a un local de baile. Donde lucieron sus pasos de baile, incluso la llevo a las máquinas de juegos donde ella se subió a una moto, para dirigir al jugador de la pantalla. Choco varias veces, perdiendo el juego.

—Déjame ayudarte —Mariano se subió junto a ella. Logrando ganar el juego. Lizbeth se divertía como nunca. Mariano en verdad era un caballero —bien que te parece una película —propuso.

—Está bien. —acepto.

Se dirigieron al cine donde eligieron. La propuesta. Protagonizada por Sandra Bullock y Ryan Reynolds, se la pasaron comentando lo más bajo para no interrumpir la película.

—Se acabó las palomitas. Voy a comprar un poco más —dijo Mariano saliendo de la sala.

—Aquí te espero —respondió ella.

En breve ella tuvo una necesidad, debía ir al baño, por lo que salió de la sala, observando a Mariano hacer algo de fila para comprar, fue rápido al baño al salir. Escucho la voz de Mariano cerca del baño.

—Si toda está yendo bien —dijo Mariano.

Ella se acercó y logro mirarlo estaba hablando por teléfono —Amigo. En serio lo vas hacer.

—Claro que sí. Al terminar la cita la llevare a un hostal cerca del cine y la hare mía —la revelación golpeo con fuerza a Lizbeth.

—Eres de los que hay…

—Me conoces. Sabes como soy. Además, también es una forma de vengarme del imbécil de Diego. Ya me tenía hasta al tope. —apretó su puño —¡Qué demonios vio Aleni en ese imbécil retraído!

—Todo esto solo porque Diego logro tener a Aleni —respondió Pablo.

—Me da igual, pero no terminare de inmediato con ella talvez, disfrute de su cuerpo un tiempo más y después la votare.

Lizbeth estaba pasmada ante la revelación, para Mariano ella solo era un pasatiempo. Solo un juego, del cual pronto se cansaría. Lágrimas rodaron sobre sus mejillas, deseo salir y enfrentarlo, pero no pudo moverse. Solo se quedó ahí observo como Mariano volvió a ingresar a la sala de la película. Triste pensaba que este día seria especial importante para ella, pero se volvió una pesadilla. Todo lo hizo fue salir de ahí alejarse lo más que pudo. El timbre de su celular se escuchó, lo reviso era Mariano llamándola y algunos mensajes preguntándole. ¿Dónde estaba?

Apago el celular. Un catorce de febrero arruinado y el ambiente cambio estaba frio con nubes negras cubriendo el firmamento. Avanzo hacia la casa donde tendría paz, pero también donde se encontraba Diego.

—Él lo sabía —dijo en susurro. Se molestó con él, pero tampoco podía culparlo. Ahora solo debía avanzar con su error.

La lluvia cayó sobre ella sin importarle caminar bajo la lluvia ella avanzo mientras otros corrían de lado a lado tratando de resguardarse de la lluvia. Ella solo camino intentando sostenerse en pie. Volvió la vista observando un bus llegar era el mismo que la dejaría en casa. Levantó la mano para detenerlo y subir.

Diego estaba en casa, recostado en casa. Un día como este no era la gran cosa siempre ha estado solo, por lo que un catorce de febrero no significaba gran cosa para él, aunque por un momento deseo compartir este día de la mano de ella. Se movió sobre la cama, tomando su celular donde se puso a ver las fotos que tenía, sus ojos siempre se detenían en la misma persona a su lado. Lizbeth. Era ella a quien observa en cada foto de los momentos compartidos en esta nueva familia.

Abrió su WhatsApp y volvió a llamar a cierta chica. —Diego —respondió Aleni algo somnolienta.

—Siento cortarte el sueño —hablo Diego. —solo quiero… —hizo una pausa.

—Diego es tarde aquí. Sino vas hablar.

—Tenia a la chica que me gusta desde hace mucho tiempo, pero no me di cuenta de eso. Y ahora, ella esta…

—Te enamoraste Diego. —hablo ella.

—Talvez. Solo que…permití que ella se fuera con un idiota.

—Diego. Solo lo diré por única vez de acuerdo. Así que escucha. Levántate y ve por ella. ¡Estúpido idiota! —Diego rió encontró divertida, pero también alentadora las palabras de Aleni —deja de reírte. Y vete ya.




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