Susurros de amor.

Rayo de luz en mi corazón.

Entre pañales y abrazos.

En el cálido abrazo de la paternidad, surge Sara Rivera, mi pequeña joya de dos años. En sus risas inocentes encuentro un océano de alegría que ilumina mi sendero, un regalo que agradezco en cada latido.

Sara, mi chispa de felicidad, con sus travesuras pinta el lienzo de nuestros días. Sus risas son como destellos de sol, disipando cualquier sombra que pueda rozar nuestros corazones. En sus ojos curiosos, descubro la magia de explorar el mundo juntos, una aventura que agradezco con cada paso.

Cada día a su lado es una bendición que se despliega como un poema lleno de momentos que atesoro. Sus abrazos, pequeños y sinceros, son la melodía que acaricia mi alma, recordándome la fortuna de ser su padre.

Sara, en tus travesías de descubrimiento, veo la promesa de un mañana radiante. Agradezco cada risa compartida, cada lágrima consolada. Eres mi razón de agradecer, mi fuente constante de alegría y asombro.

Que esta prosa sea un tributo a la dicha de ser tu padre, a la maravilla de ver el mundo a través de tus ojos inocentes. Sigamos tejiendo juntos esta historia, donde el amor y la alegría sean los hilos que nos unen en este mágico viaje llamado paternidad.




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