Susurros de amor.

Danzando en la tormenta.

Entre espinas de la adversidad, brota la flor de la resiliencia,
En el yunque del dolor, forjamos nuestra resistencia.

Como el ave que renace de las cenizas del ayer,
Cicatrices son trofeos que llevamos con honor y poder.

Las tormentas pueden azotar con furia despiadada,
Pero en cada ciclón, hallamos nuestra fuerza renovada.

No somos frágiles pétalos ante el viento de la vida,
Sino raíces profundas, arraigadas, siempre erguidas.

En el oscuro túnel de la desesperanza, una luz persiste,
La resiliencia es el faro que en la oscuridad subsiste.

Con cada golpe, tejemos el manto de nuestra fortaleza,
La resiliencia, arte sublime que al alma da nobleza.

Así, como el bambú que se dobla pero nunca se quiebra,
Somos testigos del renacimiento tras cada quimera.

En el vaivén de la existencia, danza la resiliencia,
Un poema que esculpe en el corazón la esencia de la supervivencia.




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