Susurros de Amor en el palacio

Capitulo II

Me dejo seria su propuesta
-¿Encerio escoger alguna de ellas como si fueran esclavas? - pense.

Pude ver el claro asombro de las muchachas al oír a mi padre, muchas de ellas no pasaban de obviamente las habían traído sin saber a lo que se iban a enfrentar.

Sin cambiar mi expresión camine hacia mis padres lentamente y mirar realmente a nadie, el silencio era notable hasta que un ruido justo a mi lado lo rompió.

Guire la cabeza y pude notar una pulsera roja con un pequeño dige, levante la vista a una de las chicas

Es tuyo - le pregunte.

S-si princesa discúlpeme - me contestó.

Me agache para recogerlo y se lo entregue.

Ten más cuidado la próxima vez - le dije - no se te valla a perder.

Seguí caminando hasta donde estaba mis padres e hise una reverencia

Señor padre - le dije - le agradezco de todo corazón que me quiera hacer este regalo, pero no me parece justo que alguna de estas niñas sea separada de su familia como si fueran esclavas, así que con mucha pena tendré que rechazar su presente.

Mi padre no se lo tomo enserio - Hay Guiselle, no seas tan modesta te estoy dando este regalo porque ya es el momento que tengas a alguien que te sirva solo a ti.

Mi padre ya lo había decidido este día se iba a que alguna chica y nadie lo podia evitar así solo tuve que aceptarlo, cambie la mirada hacia mi madre para buscar apoyo pero se veía que estaba de acuerdo con el.

Todas al escuchar lo que el rey dijo nos volteamos a ver algunas con miedo, otras resignadas al nuestro destino, pero todas sabíamos lo que él rey era capaz de hacer.

La princesa no dijo nada y se dirigió hacia los reyes, creando un silencio sepulcral que fácilmente se podría romper con una hoja, para mi mala suerte esa hoja iba hacer la pulsera qué me regalo mi mamá.

Se me había caído justo cuando la princesa pasaba por mi lado, obviamente escucho el ruido y se detuvo, en ese momento quería que me tragara la tierra, se quedo viendo mi pulsera y después me vio a mi.

Es tuyo - me pregunto.

S-si princesa discúlpeme - le conteste, mis nervios estaban al mil que ya estaba comenzando a temblar

Se agacho para recogerlo y me lo entrego.

Ten más cuidado la próxima vez - me dije - no se te valla a perder tu pulsera .

Después de esas palabras me sonrió, una sonrisa leve, cálida, amable y apenas visible, sentí mis mejillas arder, sus ojos eran de un marrón claro pero intensos se veía mucho más linda de cerca, pero ese momento duró poco ya que siguió caminando.

Señor padre - le dijo - le agradezco de todo corazón que me quiera hacer este regalo, pero no me parece justo que alguna de estas niñas sea separada de su familia como si fueran esclavas, así que con mucha pena tendré que rechazar su presente.

Esas palabras mostraban mucho más que los rumores, en el pueblo decían que la princesa Guiselle era soberbia, egoísta, arrogante y que cuando tome el trono se causaria una crisis mundial, pero con esas palabras se notaron que salieron del corazón.

Lamentablemente el rey no la escucho- Hay Guiselle, no seas tan modesta te estoy dando este regalo porque ya es el momento que tengas a alguien que te sirva solo a ti.

No había opción una de nosotras se quedaría y nadie podía hacer nada, hubo un pequeño silencio antes de que la princesa volteara y nos mirara a todas, se quedo pensan6un poco pero siguió hacia adelante y camino otra vez hasta que se detuvo a mi lado mirándome a los ojos.

Te gustaría ser mi dama personal - me pregunto con una sonrisa, esta vez visible.

Me quede en shok por su pregunta - Como usted ordene princesa - dije agachado la cabeza.

Pregunte si a ti te gustaría - me contestó dulcemente.

La princesa sabía como dejarme sorprendida con sus palabras, iba a extrañar mucho a mi mamá pero aquí puedo ganar dinero para ayudarla y no dudo que me va a costar acustumbrarme a este lugar pero es por mi mamá.

-Sería un honor para mi servile princesa.

Entonces esta decidido - me dijo y volvió a ver al rey - Señor padre desde hoy esta muchacha mi dama personal.

Muy bien Guiselle espero que te haya gustado tu regalo - le dijo - guardia, lleva a las demás con sus familias y apartalas de mi vista.

Vi como todas se iban felices y alividas para sus casas mientras yo... me quedaba aquí, pero no puedo reprocharselo a nadie, después de todo fue mi decisión.

Sigueme - me dijo la princesa y empezó a caminar.

La seguí casi de inmediato, solo para mostrarme a mi misma qué ese iba hacer mi vida a partir de ahora.




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