El viento soplaba con más fuerza en el claro, como si el propio lugar nos susurrara advertencias. El laboratorio estaba envuelto en una atmósfera de silencio pesado, como si la historia de lo que ocurrió allí aún estuviera viva, esperando ser desenterrada.
Rea hizo una señal para que nos detuviéramos y comenzó a hablar, su voz fría como siempre.
—Aquí es donde se hicieron los primeros experimentos. El proyecto al que pertenecemos todos, de alguna forma. —Pausó un momento, observando la ruina frente a nosotros—. No sabemos todo lo que ocurrió aquí, pero es probable que haya información crucial que aún no hemos descubierto. Este lugar guarda los secretos que necesitamos para comprender lo que somos y lo que nos enfrentamos.
Oscar y Liam intercambiaron miradas, pero nadie cuestionó las órdenes. Sin decir una palabra más, Rea se adelantó y comenzó a explorar el perímetro del edificio. Alice se quedó atrás, mirando con una mezcla de preocupación y determinación.
—Nikos, ¿estás listo? —preguntó el, su tono más suave de lo habitual.
Asentí, aunque por dentro, un nudo se apoderaba de mi garganta. Cada paso que daba me acercaba más a algo que no entendía completamente. Y el miedo... el miedo seguía acechando, como una sombra invisible.
—Sí, creo que sí —respondí, tratando de sonar más seguro de lo que realmente me sentía.
Nos adentramos en el edificio, pasando por una entrada rota donde las puertas metálicas estaban colapsadas. Dentro, el aire era denso, con un olor a humedad y metal oxidado. Las paredes estaban cubiertas de grafitis y símbolos que no podía entender. Los pasillos eran estrechos, con ventanas rotas que dejaban entrar la luz tenue del atardecer.
Alice y yo caminamos en silencio detrás de Rea, mientras Oscar y Liam cubrían el flanco. No sabíamos qué podríamos encontrar aquí, pero todos estábamos al tanto de que este era un terreno desconocido, peligroso incluso. Nadie sabía cómo había terminado el proyecto ni qué experimentos se habían hecho, pero las piezas del rompecabezas estaban dispersas por todos lados, esperando ser encajadas.
—¿Por qué un laboratorio como este fue abandonado? —preguntó Liam, su voz resonando en el eco de los pasillos vacíos.
Rea no se detuvo ni un segundo, ni siquiera para mirarlo.
—La información que buscábamos aquí fue demasiado peligrosa. Muchos de los involucrados desaparecieron. Otros... ya no eran lo que eran antes. Cuando el proyecto salió de control, todo se cerró y se destruyó. Pero sabemos que no se destruyó todo. Hay registros, resultados, y materiales que debemos recuperar.
Mi estómago se retorció al escuchar sus palabras. Algo dentro de mí temía que ese "algo" fuera lo que de alguna manera conectaba mi vida con este lugar. Lo que había sucedido con el bebé, las investigaciones, las desapariciones... todo parecía estar entrelazado. Y yo, como si fuera una pieza rota de este tablero, comenzaba a sentir que el destino de mi existencia estaba irremediablemente atado a este laboratorio.
De repente, Rea se detuvo frente a una puerta oxidada que parecía más resistente que las otras. Era más grande, de acero macizo, y estaba marcada con símbolos que no reconocí. Su expresión se endureció.
—Aquí. Este es el centro de control. Lo que estamos buscando debe estar detrás de estas puertas.
Se acercó a la puerta, buscando algo en los restos de lo que alguna vez debió haber sido una terminal de seguridad. Alice se adelantó y comenzó a ayudarla, analizando rápidamente los cables expuestos y las piezas rotas del sistema.
Mientras las dos trabajaban, mi mirada se desvió hacia las paredes. Algo en las marcas de las superficies me hizo sentir que no estábamos solos. Las sombras parecían moverse de manera extraña, y el silencio del lugar me parecía inquietante. Había algo detrás de cada rincón, algo que no podía ver pero que sentía.
—Casi lo tenemos —dijo Alice, apartando unos cables con destreza.
Unos segundos más tarde, el sistema de seguridad de la puerta se activó, y el ruido metálico de los engranajes resonó en el aire. La puerta comenzó a abrirse lentamente, revelando una sala que parecía haber sido una especie de laboratorio avanzado. Bancos de trabajo vacíos, estanterías con frascos rotos y archivos desordenados se alineaban en las paredes. Pero, lo que llamó mi atención de inmediato fue una gran pantalla en la pared del fondo, parpadeando débilmente con un símbolo que no entendía.
Rea fue la primera en entrar, avanzando con paso firme hacia la pantalla. Sin dudar, comenzó a buscar entre los controles.
—Aquí está. Los datos de los experimentos que se realizaron. —Su voz se tornó más grave—. Lo que necesitamos.
Me acerqué, mi corazón latía con fuerza. Este era el momento. Sabía que las respuestas que buscábamos estaban aquí. ¿Sería este el momento de enfrentar la verdad? ¿Sería este el lugar que revelaría lo que realmente sucedió con mi vida, con mi pasado?
Antes de que pudiera avanzar más, una fuerte vibración recorrió el edificio, y las luces parpadearon. La pantalla mostró un mensaje distorsionado que hizo que todos nos detuviéramos en seco.
"Error: Acceso no autorizado. Activando protocolo de seguridad."
Una alarma comenzó a sonar, penetrante, ensordecedora. Algo se había activado en el laboratorio, algo que no habíamos previsto. La puerta de salida se cerró con un estruendo, dejándonos atrapados dentro.