Susurros de magia

El grimorio con tu nombre

El artefacto brillaba en tonos violáceos entre las manos de Kai. Parecía una joya antigua, una esfera de cristal fracturado con símbolos en espiral que se movían lentamente bajo la superficie como si estuvieran vivos.

—¿Y ahora qué? —preguntó Nerea, cruzando los brazos.

—Si el mapa no miente, este objeto activa otro pasaje oculto de la cueva —dijo Eloy, examinando los bordes.

Liam se mantenía algo alejado, aún con la chaqueta subida hasta el cuello, intentando ignorar cómo Kai lo miraba de reojo de vez en cuando. Sentía aún la presión de sus dedos en su mandíbula. Su aliento en el cuello. El calor. Y algo más profundo. Algo que aún no sabía si quería enfrentar.

Kai se adelantó y colocó la esfera mágica sobre una cavidad circular en una de las paredes de la cueva. Apenas tocó la piedra, el lugar vibró.

Con un rugido sordo, parte de la pared comenzó a girar lentamente, revelando una abertura negra, húmeda, como la garganta de una criatura esperando ser explorada.

Un pasaje.

Pero no uno normal.

Una oscuridad más densa que cualquier sombra que hubieran visto antes brotaba desde su interior.

—¿Entramos? —preguntó Eloy, aunque la inquietud lo recorría.

—Yo primero —dijo Kai.

—No —interrumpió Liam, dando un paso al frente—. Esta vez… yo iré.

Los demás se miraron. Algo en su voz, en su postura, no era el mismo de antes.

Kai lo observó en silencio. No lo detuvo.

Liam dio el primer paso.

El nuevo túnel descendía en espiral. Las paredes estaban cubiertas de raíces negras, y un extraño zumbido parecía rodearlos como si la propia cueva respirara.

Después de varios metros, llegaron a una cámara más amplia, circular, como una cúpula subterránea. En el centro, bajo una luz fría que parecía emanar del techo mismo, flotaba algo.

Un libro.

Solo uno.

Sobre un pedestal de piedra agrietado.

Tenía la misma encuadernación que el grimorio que el grupo usaba: cuero gastado, broches de metal oscuro, y una piedra en el centro de la tapa. Pero esta vez, algo era diferente.

La piedra brillaba con un tenue resplandor celeste.

Y en la portada, grabado con letras negras como tinta viva:

"LIAM"

El silencio fue absoluto. Incluso el zumbido desapareció.

Liam se quedó congelado.

—¿Qué…? —susurró.

Kai se acercó un poco, sin tocar nada.

—Es igual al nuestro. Pero este parece… más antiguo. O más... cargado.

Liam alargó la mano, pero algo dentro suyo le hizo dudar. No miedo. No exactamente. Era como si el libro… lo esperara.

Finalmente, sus dedos rozaron la tapa. Al instante, el grimorio se abrió por sí solo.

Las páginas comenzaron a pasar a toda velocidad, como si el libro buscara algo.

Y entonces se detuvo.

Una página con una ilustración apareció. No estaba hecha con tinta. Era como grabada con fuego sobre la hoja misma.

Mostraba una figura en una cúpula idéntica a esa, de pie, con la mano en alto… y detrás, sombras. Muchas. Como si algo en el interior de esa persona llamara a las criaturas del abismo.

Debajo, una frase escrita en un idioma que ninguno de los otros reconoció… pero que Liam entendió.

"El hijo de la conexión. El nexo entre mundos. El deseado por la oscuridad, marcado desde el inicio."

Liam dio un paso atrás.

—No… eso no puede ser sobre mí.

Kai frunció el ceño.

—¿Qué dice?

—Nada… no lo entiendo… creo…

Pero el libro volvió a pasar las hojas.

Esta vez, se detuvo en una página que tenía un símbolo… el mismo sello que Kai le había puesto en el cuello.

Liam se llevó la mano al cuello, de inmediato.

Kai también lo notó. Su rostro cambió.

—¿Por qué está ese símbolo ahí? —preguntó Liam, sin mirar a nadie.

Y entonces… el libro habló.

No con voz. Con sonido mental. Todos lo escucharon en la cabeza.

"El sello no solo protege. El sello reclama. Marca lo que le pertenece al otro. Así como fue en la unión del pasado… así será en el retorno."

Liam retrocedió un paso más. Su mente era un torbellino.

—¿Me estás… reclamando?

Kai no respondió. Estaba tan confundido como él.

—Este libro no es de este plano —dijo Nerea, finalmente—. Esto es más antiguo que todo lo que tenemos. Este libro fue dejado aquí. Y lleva el nombre de Liam porque estaba destinado a encontrarlo.

—¿Y si no es solo un libro? —preguntó Eloy—. ¿Y si es un espejo? Uno que le muestra a Liam quién es realmente.

El silencio volvió.

Liam cerró el grimorio lentamente. Lo abrazó contra su pecho, sin saber por qué, como si ese libro fuera una parte suya que no sabía que le faltaba.

—Tenemos que salir de aquí —dijo Kai.

Liam solo asintió.

Pero mientras subían de nuevo por el túnel, el eco del libro aún vibraba en sus mentes.

"El deseado por la oscuridad…"

Y Liam lo sabía.

Algo dentro de él se estaba despertando.

Algo que ni siquiera Kai podría proteger si salía a la superficie.




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