El cielo se quebró.
Fragmentos de nubes se curvaron hacia dentro, como si el firmamento hubiera perdido gravedad. Una grieta de energía azul y dorada comenzó a abrirse sobre el altar de resurrección, donde la semilla de Liam flotaba sobre una espiral de círculos mágicos tallados con sangre antigua.
Elira, de pie junto a Rowen, sonreía con los ojos entrecerrados, extasiada.
—¿Lo sientes? —susurró—. La vibración… el eco.
—Está funcionando —dijo Rowen, sosteniendo el grimorio con fuerza, mientras el cuerpo de Liam —sin corazón, pero vivo gracias al hechizo— descansaba en el centro del altar.
La tierra vibró.
La semilla comenzó a girar lentamente sobre sí misma, y desde ella se expandieron ondas de magia pura, tan viejas como el primer lenguaje. No era magia elemental. Era creación.
Una voz no humana —ni masculina ni femenina— resonó, no en el aire, sino dentro de ellos.
—¿Quién… me ha… llamado?
Rowen dio un paso atrás. Elira alzó la vista, y sus ojos reflejaron un vacío abismal.
La grieta en el cielo se expandió hasta desgarrar la realidad. De ella emergió una figura envuelta en oscuridad líquida y luz incandescente. Su forma era imposible de definir del todo. Era un ser con alas que se extendían por kilómetros, una corona de llamas frías, y ojos como lunas antiguas. Su voz era pensamiento. Su presencia, dolor.
El Creador.
El Origen.
El dios dormido.
—No... puede ser —murmuró Rowen, con los labios temblando—. ¿Esto es… lo que protegía la semilla?
Elira retrocedió por primera vez, la sonrisa rota.
—Es la fuente de todo. De la magia, del caos, de la vida…
El ser los miró. No con hostilidad. Con… decepción.
—Me sellaron… para que no volviera. Ustedes… rompen lo que no comprenden. La semilla… no era un regalo. Era… un candado.
Elira cayó de rodillas.
—¡No! ¡La guerra mágica fue causada por el miedo de los humanos a tu poder! ¡Nos negaron lo que merecemos!
El ser bajó su mirada hacia Liam, aún flotando, débil. Sus alas se desplegaron lentamente.
—Ese cuerpo… fue creado para contenerme si despertaba.
Rowen gritó:
—¡No! ¡Lo necesitamos vivo! ¡Liam es la llave! ¡Pero no para encerrarte, sino para restaurar lo que nos arrebataron!
—Entonces… eligieron el final.
Y el mundo cambió.
El cielo se volvió oscuro y brillante al mismo tiempo. Montañas comenzaron a elevarse flotando. Lagos se congelaron, árboles brillaron, criaturas mágicas olvidadas por siglos emergieron de la tierra, el aire y el mar.
El mundo mágico había regresado. Pero no como lo imaginaron.
Era salvaje. Indomable. Puro.
Y en medio del altar, Liam abrió los ojos.
Pero no habló.
Sus pupilas estaban completamente blancas.
Y el dios lo miraba como si fuera un recipiente a punto de romperse.
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boylove, destinos entrelazados, criaturas magicas sobrenaturales
Editado: 25.07.2025