Susurros de magia

Un primer paso

Kai no se había soltado aún. El temblor suave de su cuerpo se sentía contra el pecho de Liam, que no decía nada, solo lo sostenía, acariciando su espalda con calma. Había pasado tan poco desde todo lo que vivieron, pero también, tanto... Kai había llorado como no lo había hecho en años, hasta que por fin la respiración se le hizo más lenta. Y aunque ya no sollozaba, se aferraba a Liam como si soltarlo fuese perder algo más.

Liam bajó la mirada hacia él, sus dedos subiendo hasta enredarse con los mechones oscuros del cabello de Kai.

—Ya pasó —murmuró en voz baja—. Estoy aquí. Y no pienso irme.

Kai no respondió, solo asintió despacio contra su hombro. Liam lo sintió tan cerca, tan vulnerable, que le dolió. Pero también, por primera vez en mucho tiempo, sintió que podía decirle lo que en verdad llevaba dentro.

—¿Sabes algo? —dijo con una sonrisa leve, casi tímida—. Creo que me gustas desde hace más de lo que estoy dispuesto a admitir.

Kai se quedó quieto.

—¿Eh?

Liam soltó una risa suave, apenas audible.

—Así como lo oyes. Pero no lo entendí antes... todo era muy confuso. Y tú tampoco ayudabas mucho —bromeó, alzando una ceja, pero sin soltarlo—. Pero ahora que estás aquí, que estamos vivos, que aún nos queda una batalla... no quiero quedarme con nada guardado.

Kai levantó la cabeza al fin, sus ojos aún algo enrojecidos, pero más serenos. La expresión en su rostro era una mezcla de sorpresa, alivio y algo que Liam no pudo terminar de leer.

—Liam...

—No tienes que decir nada ahora —interrumpió él con suavidad—. Solo quería que lo supieras.

Kai lo miró por unos segundos que parecieron eternos. Después, sonrió. No como siempre. No como cuando se burlaba o jugaba. Era una sonrisa pequeña, honesta, algo rota, pero real.

—Yo también te elegí desde hace mucho, ¿sabes? Solo que no sabía cómo hacerlo bien.

Liam sintió que algo en su pecho se deshacía. Tal vez miedo, tal vez dudas. Todo se disolvió en ese momento.

—Entonces... —susurró acercándose un poco más—. ¿Puedo...?

Kai cerró los ojos y asintió apenas.

Liam se inclinó con cuidado, rozando con sus labios la frente de Kai primero, como si aún no se atreviera. Y luego, finalmente, besó sus labios. Fue un beso suave, sincero, sin prisa. Una promesa más que una confesión.

Cuando se separaron, Kai apoyó su frente contra la de él.

—Prométeme que saldremos vivos de esto —murmuró.

—Lo prometo —contestó Liam sin dudar.

A lo lejos, el mundo seguía preparándose para una nueva batalla, pero allí, en ese instante, solo estaban ellos dos. Y ese primer paso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.