Susurros de Magia y Corazón.

Capítulo 4: El Altar de los Antiguos.

La atmósfera en el templo era densa, cargada de poder antiguo y secretos que esperaban ser descubiertos. Yisus y Lira avanzaron con cautela, cada paso resonando en el eco del silencio reverente que los rodeaba. Las estatuas de magos olvidados parecían observarlos, sus ojos tallados de piedra reflejando una sabiduría milenaria.

—¿Crees que aquí encontraremos lo que buscamos? —preguntó Yisus, su voz apenas un susurro.

—Espero que sí. Este lugar se dice que es un punto de convergencia entre diferentes tipos de magia. Aquí, los antiguos practicaban la protección contra las fuerzas oscuras —respondió Lira, su mirada fija en el frente.

Finalmente, llegaron a un amplio salón donde un altar de piedra se erguía en el centro, cubierto de runas que brillaban con un resplandor suave y pulsante. En su superficie, un libro abierto reposaba, sus páginas amarillentas llenas de símbolos arcanos.

—Es hermoso —murmuró Yisus, sintiendo la energía vibrar a su alrededor.

Lira se acercó lentamente al altar, sus dedos extendidos hacia el libro. —Esto es lo que hemos venido a buscar. El arte de protección.

Yisus se quedó a su lado, observando cómo Lira se inclinaba sobre las páginas. Mientras sus ojos se deslizaban por los símbolos, una expresión de asombro se dibujó en su rostro. —Aquí dice que, para invocar la magia de protección, uno debe estar en sintonía con su propio poder y el del lugar.

—¿Y cómo se hace eso? —preguntó Yisus, sintiendo un destello de esperanza.

Lira levantó la vista, su expresión seria. —Debemos unir nuestras fuerzas. La magia del fuego y la del tiempo deben complementarse.

Yisus sintió una mezcla de emoción y temor. Unir su magia con Lira significaba abrirse completamente, compartir sus miedos y vulnerabilidades. Pero sabía que no había otra opción. —Estoy listo.

Mientras Lira comenzaba a murmurar un hechizo, Yisus cerró los ojos y se concentró en su poder. Imaginó el tiempo fluyendo a su alrededor, como un río que podía moldear a su antojo. En ese momento, sintió que su magia se entrelazaba con la de Lira, uniendo sus energías en una danza armoniosa.

Las runas del altar comenzaron a brillar intensamente, y una luz cálida los rodeó. Yisus abrió los ojos y vio cómo las llamas de Lira danzaban a su alrededor, entrelazándose con destellos de tiempo que surgían de sus manos. Era una sinfonía de magia, cada elemento complementándose, creando un escudo de energía a su alrededor.

Pero de repente, un grito resonó en el templo, un eco aterrador que hizo que el suelo temblara. Las estatuas comenzaron a moverse, sus ojos destellando con una luz oscura.

—¡Yisus! —gritó Lira, retrocediendo.

El altar empezó a vibrar, y las sombras que antes parecían una ilusión ahora cobraban vida. Una figura oscura emergió del fondo del templo, con una presencia que helaba la sangre. Era un ser envuelto en sombras, con ojos brillantes que destilaban malevolencia.

—¿Qué osados se atreven a perturbar el reposo de los antiguos? —dijo la figura con una voz profunda y resonante.

Yisus sintió que su corazón se aceleraba. —No hemos venido a causar problemas. Solo buscamos aprender.

—¿Aprender? —la figura se rió, un sonido frío que resonó en las paredes. —Vuestra magia es un manjar para mí.

Lira, aún sosteniendo su poder, se interpuso frente a Yisus. —¡No te acercarás a él!

El ser oscuro se rió de nuevo, su risa llena de desprecio. —¿Crees que puedes protegerlo? El tiempo y el fuego son frágiles frente a la oscuridad.

Yisus sintió el miedo apoderarse de él, pero recordó la conexión que compartía con Lira. Sin pensarlo, unió su magia a la de ella, sintiendo cómo el escudo de energía se fortalecía. La luz que emanaba de ellos chocó contra la sombra, creando un estallido de energía que reverberó por todo el templo.

—¡Ahora! —gritó Lira, levantando su mano. Las llamas danzantes se intensificaron, formando un torbellino de fuego en el aire.

Yisus, sintiendo el poder de su magia fluir a través de él, hizo un movimiento con su mano. El tiempo alrededor de ellos se detuvo, y la oscuridad se congeló en su lugar. —¡Vamos!

Juntos, lanzaron un hechizo combinado, y el torbellino de fuego se lanzó hacia la sombra. Con un grito desgarrador, la figura oscura fue empujada hacia atrás, desvaneciéndose en un torbellino de humo y cenizas.

El templo tembló de nuevo, pero esta vez, la energía que lo rodeaba era diferente. Las runas del altar comenzaron a brillar con fuerza, y la luz envolvió a Yisus y Lira, llenándolos de un poder renovado.

—¿Lo logramos? —preguntó Yisus, su voz llena de incredulidad.

Lira sonrió, su mirada iluminada por la victoria. —Sí, lo hicimos. Juntos.

Pero antes de que pudieran celebrar, una sombra más pequeña emergió del altar, un fragmento de la oscuridad que había sido derrotada. Era un pequeño símbolo, un fragmento de poder que flotaba en el aire, pulsando con energía oscura.

—¡Cuidado! —gritó Lira, pero ya era demasiado tarde.

El símbolo se abalanzó sobre ellos, y una oscura sensación de pérdida invadió el templo. Yisus sintió cómo el tiempo se distorsionaba a su alrededor, como si una nueva amenaza estuviera a punto de surgir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.