La energía del templo vibraba con fuerza, el eco de las palabras que habían compartido con los lectores aún resonando en la mente de Yisus y Lira. La conexión que habían establecido los llenaba de determinación, y sabían que debían enfrentar la amenaza que acechaba en las sombras.
—Debemos estar preparados —dijo Lira, su voz firme. —No sabemos qué más puede surgir de la oscuridad.
Yisus asintió, sintiendo cómo la magia a su alrededor se intensificaba. —Vamos a unir nuestras fuerzas de nuevo. La luz que hemos creado nos protegerá.
Ambos se colocaron uno frente al otro, sintiendo la energía fluir entre ellos. Lira levantó su mano, llamando a las llamas danzantes, mientras Yisus concentraba su poder temporal, buscando un momento perfecto.
De repente, una sombra más grande apareció ante ellos, tomando la forma de un monstruo oscuro con ojos rojos brillantes. La criatura emitía un rugido que resonó en las paredes del templo, haciendo que el suelo temblara.
—¡¿Qué es esto?! —gritó Yisus, sintiendo cómo el miedo comenzaba a apoderarse de él.
—Es la manifestación del poder que hemos perturbado. —Lira se mantuvo firme, su mirada fija en la criatura. —Debemos enfrentarlo juntos.
La sombra se abalanzó sobre ellos, y con un grito, Yisus y Lira lanzaron su magia al unísono. El torbellino de fuego y destellos temporales chocaron contra la criatura, creando una explosión de luz que iluminó el templo.
—¡No nos detendremos! —gritó Lira, mientras la sombra retrocedía, pero no se desvanecía.
La criatura se recuperó rápidamente, lanzando un ataque que hizo temblar el aire. Yisus sintió que el tiempo se distorsionaba de nuevo, como si estuviera atrapado en una trampa. Pero recordó las palabras que habían compartido con los lectores.
—¡Juntos! —gritó, y una oleada de poder emanó de él.
Lira asintió, y las llamas fueron aún más intensas. La luz que crearon comenzó a formar un escudo entre ellos y la sombra, y poco a poco, la criatura comenzó a desvanecerse.
—¡Esto es solo el comienzo! —rugió la sombra, su voz llena de ira y desesperación mientras se deshacía en el aire.
Yisus y Lira sintieron un momento de alivio, pero sabían que la batalla no había terminado. Con cada ataque, la sombra parecía volver a fortalecerse, como si se alimentara de su miedo.
—Debemos encontrar el punto débil —dijo Lira, su mente trabajando rápidamente. —Hay algo en este templo que nos puede ayudar.
Yisus miró alrededor, buscando alguna pista. De repente, en una de las paredes, una runa comenzó a brillar con una luz intensa, pulsando al ritmo de sus corazones.
—¡La runa! —exclamó Yisus. —¡Esa es nuestra oportunidad!
—Debemos canalizar nuestra magia hacia ella —respondió Lira, su rostro lleno de determinación. —Si lo hacemos, podríamos liberar el poder de los antiguos.
Sin dudarlo, ambos se dirigieron hacia la runa, sintiendo cómo la sombra se lanzaba hacia ellos una vez más. Pero esta vez, estaban listos.
—Concentrémonos —dijo Yisus, y ambos comenzaron a invocar su magia, uniendo sus fuerzas en un torrente de energía.
La runa brilló con una luz deslumbrante, y el templo resonó con el poder de los antiguos. La sombra se detuvo, su forma distorsionándose ante la luz.
—¡No! —gritó la criatura, pero era demasiado tarde. La magia que habían convocado comenzó a envolverla.
Yisus sintió cómo el tiempo se ralentizaba, cada segundo estirándose mientras la luz se intensificaba. La runa absorbía la oscuridad, y con un último grito, la sombra fue destruida, desvaneciéndose en un torbellino de luz y energía.
El templo se llenó de una calma abrumadora, y Yisus y Lira se dejaron caer al suelo, respirando con dificultad. La tensión se disipó, y el eco de la batalla se desvaneció.
—Lo hicimos —susurró Lira, su voz llena de asombro.
Yisus sonrió, sintiendo una ola de alivio. —Sí, lo hicimos juntos.
Pero mientras recuperaban el aliento, un nuevo susurro llenó el templo, una voz que parecía surgir de las piedras mismas.
—Héroes de la luz, habéis demostrado valentía y unión. Pero recordad: siempre habrá sombras acechando.
Los dos se miraron, sabiendo que la lucha nunca terminaría por completo. Sin embargo, estaban listos para afrontar cualquier desafío juntos.
—Y ahora, ¿qué hacemos? —preguntó Lira, mirando hacia el altar.
—Creo que debemos explorar más —dijo Yisus, sintiendo que había más por descubrir en este antiguo lugar.
Mientras se levantaban, una sensación de esperanza los envolvió. Sabían que, independientemente de lo que viniera, tendrían la fuerza el uno al otro y el apoyo de quienes los leían.
Y antes de que se adentraran en el templo una vez más, Yisus miró a Lira con una sonrisa. —¿Listos para otra aventura?
—Siempre —respondió Lira, y juntos se adentraron en la oscuridad, dispuestos a enfrentar lo desconocido.