Yisus se encontró en un paisaje desolador, envuelto en una neblina oscura que parecía consumir todo a su alrededor. La atmósfera era pesada, y el silencio era abrumador. Sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras avanzaba, cada paso resonando en el vacío.
—Debo encontrar la luz —murmuró para sí mismo, recordando las palabras del Guardián. Era el momento de enfrentar sus miedos.
De repente, una figura emergió de las sombras. Era una versión distorsionada de él mismo, con ojos oscuros y una sonrisa burlona.
—¿De verdad crees que puedes vencerme? —dijo la sombra, su voz resonando como un eco. —Soy todo lo que temes.
Yisus sintió que el corazón le fallaba. Esa figura representaba sus inseguridades, sus dudas. La voz interior que siempre le decía que no era lo suficientemente bueno.
—No eres real —respondió con firmeza, recordando la energía que compartía con Lira. —No puedes controlarme.
La sombra se rió, un sonido frío que resonó en el aire. —¿Y qué harás? Te conoces mejor que nadie. Siempre has tenido miedo de fracasar.
Yisus cerró los ojos, recordando su viaje. Las luchas, las victorias, la conexión que había forjado con Lira y sus lectores. Se dio cuenta de que el miedo no podía definirlo.
—Soy más fuerte de lo que piensas —dijo, abriendo los ojos con determinación. —No voy a dejar que me detengas.
Con un grito, concentró su magia, la luz comenzando a brillar desde su interior. La sombra pareció retroceder, pero rápidamente se lanzó hacia él, intentando consumirlo.
—¡No! —gritó Yisus, levantando su mano. Un torbellino de luz surgió de él, chocando contra la sombra en un destello de energía.
La figura distorsionada se retorció y gritó, pero Yisus se mantuvo firme, sintiendo cómo su poder crecía. Con cada palabra que decía, la luz se hacía más intensa.
—Soy valiente. Soy capaz. ¡Soy suficiente!
La sombra comenzó a desvanecerse, su risa se transformó en un grito de desesperación. Yisus continuó canalizando su magia, sintiendo la conexión con Lira y el apoyo de sus lectores.
Finalmente, con un último estallido de luz, la sombra se deshizo en un torbellino de partículas brillantes, llenando el espacio con una energía renovadora. Yisus cayó de rodillas, respirando con dificultad, pero con el corazón ligero.
—He vencido —susurró, sintiendo el calor de la luz envolviéndolo.
Pero, al instante, el paisaje se desvaneció, y se encontró de nuevo en el templo, frente a la esfera brillante. La voz del Guardián resonó una vez más.
—Has enfrentado tus miedos, Yisus. Tu luz brilla más que nunca. Ahora, busca a Lira.
Sin pensarlo dos veces, Yisus se dirigió hacia el pasillo donde había sentido la presencia de su compañera. Mientras corría, un nuevo desafío surgió en su mente: ¿habría logrado Lira enfrentar sus propias sombras?
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### **FIN DEL ANUNCIO**
Al cruzar el umbral de una nueva sala, Yisus sintió un escalofrío recorrer su espalda. La oscuridad parecía más densa aquí, y el aire estaba cargado de una energía inquietante. En el centro, vio a Lira, rodeada de sombras que se retorcían a su alrededor.
—¡Lira! —gritó, corriendo hacia ella.
Ella estaba de pie, con una expresión de determinación, pero sus ojos reflejaban el miedo. Las sombras parecían susurrar en su oído, intentando desestabilizarla.
—¡Yisus, no! —gritó Lira, pero él ya estaba allí, sintiendo la conexión que compartían.
—Estamos juntos en esto —dijo Yisus, extendiendo su mano hacia ella. —No dejes que te tomen.
Lira lo miró, y algo en su expresión cambió. Las sombras retrocedieron un poco, como si temieran la luz que emanaba de ambos.
—¡Sí! —exclamó ella, tomando su mano. —Juntos.
Con sus poderes combinados, comenzaron a invocar la luz. Las sombras a su alrededor se agitaron, pero no podían resistir la energía que creaba su unión. La sala brilló con una luz cegadora, y las sombras comenzaron a desvanecerse.
—¡Esto es solo el comienzo! —gritó la voz oscura de las sombras, pero Yisus y Lira se mantuvieron firmes.
—¡No te dejaremos ganar! —respondieron al unísono, sintiendo el poder de su conexión.
Con un estallido final de luz, las sombras fueron destruidas, dejando solo el brillo de la esfera en el centro de la sala. Exhaustos pero victoriosos, Yisus y Lira se miraron, sonriendo con alivio.
—Lo hicimos —dijo Lira, respirando pesadamente.
Yisus la abrazó, sintiendo que cada batalla valía la pena. —Sí, juntos podemos enfrentar cualquier cosa.
Pero mientras celebraban su victoria, la esfera comenzó a brillar aún más intensamente. Sabían que su viaje estaba lejos de terminar, y que aún quedaban misterios por descubrir en el templo.