Susurros de Sangre y Luna

Capítulo 2: El pacto de las raíces

Elara no durmió esa noche.

Después de que Kael desapareciera entre los árboles, como si el bosque lo hubiera absorbido, ella se quedó en el claro, con el colgante latiendo en su mano. Cada pulso parecía sincronizarse con su corazón, como si compartieran el mismo ritmo. No sabía si era magia, destino o simplemente miedo. Pero algo había cambiado.

Al amanecer, regresó a la cabaña donde vivía desde que su madre murió. Era pequeña, construida con madera de cedro y rodeada por un círculo de piedras encantadas que la protegían de criaturas nocturnas. Dentro, todo estaba en silencio. Solo el crujido del fuego y el aroma de las hierbas secándose en el techo le daban algo de consuelo.

Se sentó frente al espejo de obsidiana, un artefacto antiguo que solo respondía a sangre de hechicera. Cortó suavemente la palma de su mano y dejó caer una gota sobre la superficie negra. El espejo brilló, y una imagen comenzó a formarse.

Era Kael.

Estaba en una caverna, rodeado de estatuas rotas y símbolos grabados en las paredes. Hablaba con alguien, pero la imagen era borrosa. Elara frunció el ceño. ¿Quién era ese hombre encapuchado? ¿Y por qué Kael parecía... vulnerable?

La imagen se desvaneció, y el espejo volvió a su estado opaco. Elara se levantó, limpiando la sangre con un paño. Sabía que no podía confiar del todo en Kael, pero también sabía que su destino estaba entrelazado con el suyo. Y si había una posibilidad de romper la maldición, debía seguirla.

Antes de partir, abrió el viejo baúl de su madre. Dentro, encontró un pergamino enrollado con el sello de la Orden Lunar. Al desplegarlo, sus ojos se llenaron de asombro.

Era un mapa.

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🗺️ Mapa narrativo del Reino de Lirien

Lirien es un reino dividido en cinco regiones mágicas:

1. Bosque de los Susurros – Donde Elara vive. Árboles encantados, criaturas nocturnas, y el altar de piedra negra.
2. Montañas de Veyra – Hogar de los guerreros malditos. Kael nació aquí. Las minas están llenas de cristales de sangre.
3. Lagos de Nymira – Territorio de las magas del agua. Se dice que el reflejo en sus aguas revela el futuro.
4. Ruinas de Elarion – Antigua capital destruida por el pacto lunar. Allí se encuentra el Altar de Sangre.
5. Torre de los Ecos – Donde la Orden Lunar guarda sus secretos. Solo los elegidos pueden entrar.

El mapa estaba marcado con una línea roja que conectaba el Bosque de los Susurros con las Ruinas de Elarion. Elara entendió: ese era su camino.

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📜 Línea de tiempo mágica

- Hace 200 años: Se forma la Orden Lunar para proteger el equilibrio entre magia y humanidad.
- Hace 80 años: El pacto de sangre es sellado por los ancestros de Elara, condenando a los guerreros de Veyra.
- Hace 20 años: Kael nace durante una luna roja. Su madre muere al tocarlo.
- Hace 5 años: Elara comienza a tener visiones.
- Hoy: El vínculo se activa. Elara y Kael deben encontrar el Altar de Sangre antes de la próxima luna llena.

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Elara guardó el mapa y salió de la cabaña. El bosque parecía más oscuro que de costumbre, como si supiera que algo estaba por comenzar. Caminó durante horas, siguiendo el curso del río hasta llegar a un cruce de caminos. Allí, Kael la esperaba.

—Pensé que no vendrías —dijo él, sin mirarla.

—No tengo opción —respondió Elara—. Tú tampoco.

Kael asintió. Luego sacó un pequeño libro de su mochila. Era viejo, con páginas amarillentas y letras escritas en un idioma que Elara apenas reconocía.

—Lo encontré en las ruinas de mi pueblo —explicó—. Habla del ritual del vínculo. Dice que debemos ofrecer algo que nunca hayamos dado. Algo puro.

Elara lo miró.

—¿Y qué es eso para ti?

Kael la observó por primera vez con verdadera intensidad.

—Confianza.

Elara sintió que algo se rompía dentro de ella. Porque para ella, lo más puro que tenía era su magia. Y nunca la había compartido con nadie.

—Entonces empecemos —dijo, extendiendo la mano.

Kael la tomó. Y juntos, comenzaron el viaje hacia las Ruinas de Elarion.

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Mientras caminaban, compartieron historias. Elara habló de su madre, de cómo le enseñó a leer las estrellas y a escuchar los árboles. Kael habló de su padre, un guerrero que se convirtió en sombra cuando él tenía diez años. Cada palabra era una piedra menos en el muro que los separaba.

Al llegar a las ruinas, el cielo se tiñó de rojo. La luna comenzaba a ascender, y el altar los esperaba.

Elara colocó el colgante sobre la piedra. Kael sacó una daga y cortó su palma. Ella hizo lo mismo. La sangre se mezcló, y el altar brilló.

Pero entonces, una figura emergió de las sombras.

Era el hombre encapuchado del espejo.

—Han llegado tarde —dijo, con una voz que parecía hecha de viento y ceniza—. El vínculo ya ha sido reclamado.

Elara y Kael se miraron. El ritual no era solo para romper la maldición. Era para evitar que otro lo usara.

Y ahora, alguien más lo había hecho.

La luna lloró sangre.

Y el verdadero enemigo despertó.

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