La luna brillaba con una luz más tenue que de costumbre. Aunque la grieta había desaparecido, Elara sentía que algo permanecía abierto. No en el cielo. En la historia.
Kael la observaba mientras ella escribía en el libro de la Alianza. Cada palabra era un escudo contra el Silencio. Pero también una puerta.
—¿Crees que lo que vimos en la grieta fue todo? —preguntó él.
Elara cerró el libro.
—No. Fue solo el umbral.
---
Seren los llevó a un lugar que ni los mapas recordaban: la Biblioteca de las Sombras, oculta bajo las ruinas de Elarion. Solo los que habían cruzado el Velo podían entrar.
—Aquí se guarda lo que los dioses decidieron olvidar —dijo Seren—. Y lo que nosotros debemos recordar.
Elara y Kael descendieron por escaleras de piedra, rodeados de estanterías flotantes, libros sin título, y pergaminos que susurraban al tacto.
En el centro, una esfera de cristal contenía un único libro: sin nombre, sin autor, pero con una runa grabada en la tapa. La misma que llevaba la figura encapuchada.
—Este es el legado del dios del Olvido —dijo Seren—. Y su historia… no es lo que creíamos.
---
Elara abrió el libro. Las páginas se escribían solas, como si respondieran a su presencia.
> “Antes de la luna, hubo oscuridad.
> Antes del vínculo, hubo separación.
> Y antes del Olvido… hubo amor.”
Elara frunció el ceño.
—¿Amor?
Seren asintió.
—El dios del Olvido no fue desterrado por odio. Fue desterrado por amar a una mortal. Una guardiana. Y romper el equilibrio.
Kael se acercó.
—¿Qué guardiana?
Seren bajó la mirada.
—Tu antepasada, Elara. La primera hija del eclipse.
Elara sintió que el aire se detenía.
—Entonces… ¿mi linaje viene del Olvido?
Seren asintió.
—Y por eso el Silencio te persigue. Porque tu existencia desafía el equilibrio.
---
El libro revelaba una última página. Una profecía que no había sido escrita hasta ahora.
> “Cuando la hija del Olvido recuerde su origen, deberá elegir:
> borrar su linaje… o reescribir el destino.”
Kael tomó su mano.
—No tienes que hacerlo sola.
Elara lo miró.
—Si borro mi linaje, el Silencio se saciará. Pero perderé todo lo que soy.
Lioren apareció entre las sombras.
—Y si lo reescribes, el mundo cambiará. Para bien… o para caos.
Elara cerró los ojos.
Recordó a su madre. A Lysandra. A Umbrael. A la figura encapuchada. A la luna.
Luego, abrió el libro.
Y escribió una nueva línea.
> “No borraré. No repetiré. Reescribiré.”
La esfera brilló.
Y el legado… se transformó.
---
Al salir de la biblioteca, el cielo estaba distinto. La luna tenía una nueva marca: una espiral dorada. Elara la observó en silencio.
Kael la abrazó.
—¿Qué hiciste?
Elara sonrió.
—Le di al Olvido un nuevo nombre: Memoria.
Seren se inclinó.
—Entonces el mundo tiene una nueva guardiana.
Lioren rugió suavemente.
—Y el vínculo… tiene una nueva forma.
La luna brilló.
Y el destino… comenzó a escribirse otra vez.
---