Nyra despertó con el susurro de la criatura en su oído. No era palabra. Era recuerdo. Una imagen que no había vivido, pero que sentía como suya: una luna cayendo del cielo, envuelta en fuego azul, seguida por un silencio que duró siglos.
—¿Qué fue eso? —preguntó.
La criatura, acurrucada junto a ella, tembló.
—Mi origen.
Nyra se levantó. El bosque estaba quieto. La luna espiralada brillaba, pero una sombra cruzaba su centro. No era eclipse. Era señal.
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Nyra siguió el susurro hasta el corazón del bosque, donde los árboles eran tan antiguos que sus ramas tocaban el cielo. Allí, bajo una raíz partida, encontró una piedra con inscripciones que no aparecían en ningún libro de la Alianza.
Elara, al llegar con Eron y Kael, observó la piedra con asombro.
—Esto es anterior al primer ciclo —dijo Seren, que había sido convocado por las runas—. Es una profecía que nunca fue escrita. Solo susurrada.
Eron se acercó.
—¿Qué dice?
Nyra tocó la piedra.
Y la criatura habló.
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> “Antes de la luna, hubo caída.
> Antes del vínculo, hubo escucha.
> Y antes del ciclo… hubo ella.”
Elara frunció el ceño.
—¿Ella?
La criatura se giró hacia Nyra.
—Tú. No por nombre. Por esencia.
Kael dio un paso atrás.
—¿Nyra es parte de algo anterior al ciclo?
Seren asintió.
—No parte. Origen.
Nyra tembló.
—¿Entonces… soy la primera?
La luna brilló con una luz blanca intensa.
Y el bosque… se inclinó.
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La criatura llevó a Nyra a un claro oculto, donde una piedra lunar estaba enterrada. No era como las demás. No brillaba. No flotaba. Estaba rota.
—Esta luna cayó antes de que el ciclo comenzara —dijo la criatura—. Fue olvidada. Porque no obedecía. Porque escuchaba.
Nyra se arrodilló.
—¿Y tú naciste de ella?
—No. Fui su guardián. Hasta que alguien pudiera recordarla.
Nyra tocó la piedra.
Y una nueva espiral se formó en el cielo. No sobre ella. Sobre la luna caída.
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Elara reunió a la Alianza.
—Una luna olvidada ha despertado. Y Nyra es su vínculo.
Algunos temieron que el ciclo se dividiera. Otros vieron una oportunidad.
Eron habló ante todos.
—No es una división. Es una expansión. El ciclo no se rompe por recordar. Se fortalece.
Kael colocó una piedra junto a la luna caída.
—Entonces que esta luna tenga su guardiana.
Nyra escribió su primera página en el Libro de la Luna Caída:
> “No fui elegida por historia.
> Fui escuchada por silencio.
> Que el mundo recuerde que no todas las lunas brillan.
> Algunas… esperan.”
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Esa noche, dos lunas brillaron sobre Lirien. Una espiralada. Otra blanca y silenciosa.
Elara escribió:
> “Hoy, el ciclo ha recordado su origen.
> No en poder.
> En escucha.
> Que Nyra guíe la luna caída.
> Que el vínculo respire.
> Y que el silencio… sea luz.”
La criatura se acurrucó junto a Nyra.
—¿Y ahora?
Nyra sonrió.
—Ahora… comenzamos.
La luna brilló.
Y el ciclo… se abrió.
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