Capítulo 33: El Borrador de Posibilidades

Desde que Lirael comenzó a recordar lo que aún no había ocurrido, el ciclo lunar se volvió más sensible. Las lunas compartidas vibraban con anticipación. Las runas del Santuario se encendían antes de que alguien las tocara. Y el viento… susurraba advertencias.

Una noche, mientras Lirael escribía en arena que aún no había sido tocada, la tercera luna se apagó por un instante.

No por eclipse.

Por miedo.

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En los límites del desierto sin nombre, una figura emergió. No caminaba. No flotaba. Se deslizaba entre momentos, como si no perteneciera a ninguno.

Lirael la vio antes de que llegara.

—Eres el Borrador —dijo.

La criatura no respondió. Solo extendió una mano, y una flor que aún no había nacido se marchitó.

—No borro lo que fue —susurró con voz de viento seco—. Borro lo que podría ser.

Lirael retrocedió.

—Entonces vienes por el futuro.

La criatura asintió.

—Porque el futuro… es peligroso.

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En la Torre de los Ecos, Seren detectó una anomalía en las runas del Velo: líneas que se deshacían antes de ser escritas. Eron, al consultar el Libro de la Memoria, encontró páginas en blanco que antes contenían posibilidades.

—Está borrando desde dentro —dijo Seren—. No los hechos. Las opciones.

Elara convocó a Nyra y Thalen.

—Lirael necesita ayuda. Pero no podemos luchar contra lo que no ha ocurrido.

Thalen respondió:

—Entonces debemos recordar lo que aún no ha sido.

Nyra asintió.

—Y escribirlo… antes de que se pierda.

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Los tres guardianes se reunieron en el desierto. La criatura los esperaba, rodeada por espejos rotos que reflejaban futuros que ya no existían.

—¿Por qué haces esto? —preguntó Nyra.

—Porque el mundo teme lo que no puede controlar —respondió el Borrador—. Y el futuro… es lo más indomable.

Thalen sembró una flor frente a él.

—Entonces deja que crezca. No por control. Por confianza.

La criatura tembló.

—¿Y si el futuro destruye el ciclo?

Lirael se acercó.

—Entonces lo reconstruiremos. Porque el vínculo… no depende del tiempo. Depende de elección.

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Los tres lunas descendieron. Su luz envolvió a la criatura. No para destruirla. Para mostrarle lo que aún podía ser.

Nyra ofreció una hoja escrita con silencio.

Thalen ofreció una flor que aún no tenía color.

Lirael ofreció una palabra que aún no existía.

La criatura cayó de rodillas.

—No entiendo.

Nyra respondió:

—No necesitas entender. Solo permitir.

El Borrador se deshizo.

No por derrota.

Por decisión.

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Esa noche, Elara escribió:

> “Hoy, el futuro fue defendido.
> No con fuerza.
> Con fe.
> Que el mundo no tema lo que aún no ha ocurrido.
> Que el ciclo no borre por miedo.
> Y que Nyra, Thalen y Lirael… sigan escribiendo.”

Eron cerró el libro.

—¿Crees que el Borrador volverá?

Elara sonrió.

—Tal vez. Pero ahora sabe que el futuro… tiene guardianes.

Las lunas brillaron.

Y el mañana… respiró.

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