Susurros del corazón

Capitulo catorce:Lo no dicho....

Lo no dicho

Astro

La fría noche de Navidad llega como siempre, sin que nadie la espere, pero con un toque de misterio en el aire. Mi familia y yo estamos en el pequeño local de comida rápida que mis padres regentan en el centro del pueblo. No es mucho, pero para nosotros, es todo lo que necesitamos. Las luces brillantes de las ventanas iluminan la calle desierta, el olor a papas fritas y hamburguesas se mezcla con el aire frío que se cuela por las rendijas. La gente viene y va, disfrutando de la festividad, pero yo... yo me siento diferente.

Ayudo a mi madre a organizar las mesas, limpiando los últimos restos del día mientras mi mente no deja de ir hacia David. Lo sé, debería estar celebrando la Navidad, pero mis pensamientos siempre vuelven a él, como un río que nunca deja de fluir. Hoy, aunque el lugar está lleno de risas y música, siento una desconexión, como si todo estuviera ocurriendo fuera de mi alcance, como si estuviera observando mi vida a través de una ventana empañada.

Después de un rato, decido salir a caminar. Necesito despejar mi mente, sentir el frío en mi piel, y dejar que el silencio de la noche me hable. Mis pasos resuenan en las calles desiertas, y el sonido de la ciudad en el invierno me envuelve en una especie de calma. El aire huele a tierra mojada y a frío, como si el mundo estuviera tomándose un respiro antes de que el nuevo año empiece. En mis manos, siento el peso de mi vestido azul con flores de encaje en los bordes. Lo elegí con cuidado para la ocasión, pero me siento fuera de lugar, como si no perteneciera a este momento, como si algo me faltara.

Voy caminando hacia la torre, ese lugar solitario en el borde del pueblo. Siempre me ha dado una extraña sensación de paz, pero esta noche se siente diferente. La torre se alza contra el cielo oscuro, como un guardián silencioso que observa todo lo que sucede debajo. Es la misma torre que veía desde niña, siempre desde lejos, como un símbolo de algo inalcanzable. Mientras subo las escaleras de piedra, el frío se intensifica, pero también hay algo reconfortante en la soledad de ese lugar.

Al llegar a la cima, el viento helado me acaricia el rostro, y miro el pequeño río del Guape, que serpentea por el valle como un reflejo del cielo estrellado. Las luces de las casas parpadean a lo lejos, y todo parece estar suspendido en el tiempo, como si el mundo se hubiera detenido para permitirme pensar. Siento el peso del vestido sobre mi cuerpo, como un recordatorio de que no todo es tan sencillo. El río fluye abajo, sin preocupaciones, sin titubeos. Me pregunto cómo sería si yo también pudiera fluir con la misma libertad. ¿Y si me hubiera atrevido a hablar con David? ¿Y si nuestras miradas no se hubieran quedado atrapadas en el aire, guardadas en el espacio entre nosotros como un secreto que nunca se reveló?

Me apoyo contra la fría barandilla de la torre, mirando el paisaje desierto. Las luces del pueblo brillan como estrellas lejanas, pero el silencio es profundo, casi insoportable. La nostalgia me invade, pero también una pequeña chispa de esperanza. ¿Qué hubiera pasado si...? Esa pregunta me persigue, y siento que no puedo dejar de hacerla. Tal vez si hubiera hablado, si hubiera dado el paso, las cosas hubieran sido diferentes. Tal vez si hubiera tenido el valor de romper el hielo, si hubiera dado una sola palabra, nuestras vidas no se habrían quedado atrapadas en ese "y si..." que siempre permanece en el aire, invisible, pero tan palpable.

El viento me sacude de mis pensamientos, y dejo escapar un suspiro profundo. Mis manos tiemblan ligeramente mientras las meto en los bolsillos de mi abrigo. Aquí, en la cima de la torre, el mundo parece pequeño, como si todo estuviera bajo control. Pero dentro de mí, todo está desordenado. Siento la necesidad de dar un paso, de no quedarme con más preguntas. Pero, ¿cómo? ¿Cómo puedo romper este ciclo de timidez y miedo que ha marcado toda mi vida?

Miro el cielo una última vez antes de darme la vuelta y comenzar el descenso. Las luces del pueblo parpadean abajo, y el sonido del río me sigue como una melodía triste en la distancia. Mi vestido se mueve suavemente con la brisa, y aunque todo a mi alrededor está en calma, siento que algo dentro de mí se agita.

Hoy, la Navidad parece estar llena de posibilidades. Algo en el aire me dice que el futuro podría ser diferente, que tal vez no todo esté perdido. Tal vez, solo tal vez, este sea el momento en que deje de preguntarme "¿y si...?" y empiece a vivir con la respuesta.

Mis pasos resuenan en la piedra mientras bajo de la torre, y aunque no sé qué me depara el futuro, sé que esta noche, algo ha cambiado dentro de mí.

El Comienzo de un Nuevo Año

El sol del primero de enero se alza tímidamente sobre el horizonte, bañando el pueblo en una luz suave y dorada. La resaca de la Nochebuena aún se cuela en el aire, un eco de risas, comida y despedidas. El pueblo sigue en su ritmo lento, como si el mundo aún estuviera ajustándose al nuevo año que acaba de comenzar.

Yo me encuentro sentada en la terraza del pequeño local de comida rápida de mis padres, mirando el paisaje vacío, como si la quietud de la mañana reflejara mi propia sensación interna. La Navidad ya ha quedado atrás, pero algo en mi pecho sigue revoloteando, una mezcla de nostalgia y la necesidad de avanzar, como un río que aún no ha encontrado su cauce.

A lo lejos, escucho el sonido de un mensaje llegando a mi teléfono, el timbre que rompe el silencio de la mañana. Al principio, no tengo ganas de mirarlo. La última vez que revisé mi teléfono, era la víspera de Navidad, y las palabras de David seguían atrapadas en mi cabeza, como un eco que se repite sin cesar.

Pero esta vez, algo me impulsa a desbloquear la pantalla. Mi corazón da un pequeño salto al ver el nombre de David.

"Hola Astro, feliz año nuevo. Espero que hayas tenido una buena Navidad. Quería decirte algo importante. Me voy a Bogotá a estudiar arte. Es algo que he estado pensando durante un tiempo, y finalmente lo he decidido. Sé que suena repentino, pero siento que este es el momento de dar este paso. No sé qué va a pasar, ni si alguna vez nos veremos de nuevo, pero quería que lo supieras. Cuidate mucho. David."




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