Desde hace unos meses, he sentido un peso en el pecho, un peso que haga lo que haga no consigo sacudir.
Me despierto con una sensación de inquietud, una angustia que se cuela en mis sueños y me acompaña durante el día, Emilio ha estado distante, y su indiferencia se siente como una punzada constante.
¿Qué pasó? ¿Por qué actúa raro? ¿Hice algo mal? ¿Qué me faltó?
Las preguntas me atormentan, y cada respuesta que imagino parece llevarme a un callejón sin salida, intento recordar cada conversación, cada interacción, buscando pistas que expliquen su cambio de actitud, pero lo único que obtengo son los recuerdos de nuestras largas conversaciones nocturnas, cuando compartíamos secretos y risas, recuerdo cómo solíamos ser, y comparo esos momentos con la frialdad que siento ahora... Y duele, juro que duele demasiado.
Es como si algo invisible se hubiera interpuesto entre nosotros, algo que no puedo ver ni entender.
Quiero preguntarle, quiero entender, EMILIO QUIERO ENTENDERTE!!
Pero al mismo tiempo tengo miedo de la respuesta.
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Editado: 15.08.2024