El día de la ceremonia, para muchos significaba orgullo y respeto, para otros tan solo una excusa para beber hasta perder el conocimiento, unos se sentían seguros de si mismos, otros (patéticos) se cagaban del miedo. Pero ella no entraba en ninguna de esas categorías, si le hubieran pedido que relacionara una emoción a ese evento definitivamente hubiera elegido el aburrimiento y es que le aburria en sobre manera, no veía la utilidad de todos esos premios, por lo menos la mitad de elllos los habían gando con trampas y de seguro que la otra mitad los guardaria en el cajón más alejado de su casa, porque eso es lo que ella aría.
Cuando hubo vostezado por cuarta vez, una de sus compañeras le llamó, su nombre no le venía a la cabeza con facilidad,¿Era Rebeca? ¿O tal vez Marisol? No lo tenía claro.
-Que pinta traes Lucía, cualquiera diría que te aburres. -le habló risueña.
-A lo mejor es que soy una niña ¿Sabes? -le contestó, no del todo disgustada de que sacara su mente de la ceremonia.
La chica soltó una carcajada como si le hubiera contado un muy buen chiste -Vamos nena, todos saben que eres demasiado seria para tu edad, esa no sería razón ¿A que si?
-Bueno creo que me atrapaste, me aburro ¿Vienes a dar la vuelta?
-Por supuesto. -acto seguido se levanto y encamino su paso a la salida.
Lucía le siguió, interesada y es que esa chica en especial, nunca le había hablado "no tanto como ahora penso" estaba dispuesta a ver que era lo que quería, que buscaba en específico de ella.
Una vez que se hubieran perdido dando la vuelta hacía los matorrales, su acompañante se permitió revelar sus intenciones.
-Quiero decirte que a pesar de ser un prodigio de la medicina, me sorprendería que llegaras lejos.
-¿Por qué? -preguntó.
-Te falta empatía. -titubeo un momento pero continuó -Perdona que te lo diga, pero te eh estado observando y eres un espécimen muy raro, eres lista, bonita, tu conversación es una de las mas interesantes que eh visto y sin embargo...
-¿Y sin embargo? -la incitó a continuar, muchos habían sido los que le aseguraron que llegaría muy lejos, pero ella era la única que se atrevió a contradecirlos.
-Eres carente de una emoción hacía los demás, es un egoísmo glacíal, que tarde o temprano te va a derrumbar.
-¿Eso crées? -mencionó divertida.
-Sí, una vez te ví platicando con Roxanne, cuando nos pasaron el documental de los científicos, ese interminable de tres horas, pareciera que ninguna le prestaba la más miníma atención, sin embargo para el final tu ensayo fue el más completo de todos, me atrevó a pensar que tu iniciaste la conversación deliberadamente.
-Como la mayoría aquí, me intereso por mí ¿No es natural? -preguntó.
-Claro que cualquiera quiere destacar, eh visto a personas pasando trabajos mal hechos a propósito,eh visto mentiras y chantajes, inclusive a una chica que le aplicó laxante en su bebida a su competidor, pero tu eres un hueso diferente ¿Verdad Lucía?
-¿Qué quieres decir?
-En el tercer grado de la facultad, Johan se rompió el brazo al caer por las escaleras ¿Tu lo aventaste verdad? Actuaste como si no te importara,como si te alegrará y como no si apesar de ir un año adelante que tu, era tu rival a vencer en la clase del profesor Tapía, pero lo que yo quisiera saber es ¿Cómo una niña de entonces nueve años tuvo la suficiente fuerza para empujar a un estudiante de vientidós? Y tan solo un año después, Susana y tu salieron a mitad de clase, nadie la volvió a ver después de eso, por supuesto que tenías una buena cuartada que corroborar, ¿Dime, también corro el peligro de Susana al venir aquí contigo?
-¿Te doy un consejo? No te convine hacer tantas conjeturas, algún día podrías resbalar y estar en un barranco. -y dando media vuelta se fue de allí.
-¿Ahora en donde andabas Lucy? -le preguntó Marc, su mejor amigo.
-Caminando, con una chica. -respondió simplemente.
-¿Ah sí? ¿Con quien?
-No lo se, no logre recordar su nombre, pero sin dudas iba en mi curso.
Marc se río -Eres increíble, ¿Sabías?
-Por supuesto que sí.
-Y por supuesto que la humildad nuca fue tu fuerte. -comentó.
-¿Alguna solicitud de trabajo entonces?
-De seguro no tantas como las que te ofrecieron. -bromeo -¿Nesecitaré regalarte una computadora por Navidad? ¿La tuya ya colapso de tantos correos que has recibido?
-Solo recibí tres. -contestó divertida.
Este frunció las cejas -¿Por qué me es tan difícil creerte?
-Te sorprendes fácilmente, pero muy a mi pesar esa es la verdad.
-Bueno, ¿De qué Hospitales?
Pero esta solo hizo un ruidito de indecisión.
-¡Oh! Vamos, ¿No planeas decirme?
-Tal vez... si te portas bien...
-¿Es en serio? ¿Cuándo no eh actuado bien? -dijo con voz empalagosa.
Lucía se rió, mientras caminaban cerca de los dormitorios; Empero, alguien los observaba, a cierta distancia de donde se encontraban, oculto entre los matorrales. Existía un revólver.
Editado: 31.12.2023