Sweet Blood

Mi nombre es Serbal

BRYANA

A pesar de no estar de acuerdo con la decisión de su novia, Bryana se dejó convencer. Ahora, esperaba pacientemente a sus suegros en la casa de Ailish. Su enamorada tenía esperanza de que sus padres podrían aceptar su sexualidad. Así que allí estaban, pasando un momento juntas en el patio trasero. Ailish comiéndose las uñas del nerviosismo y Bryana jugando con el perro siberiano que su novia tenía como mascota.

—Pensé que Canelo te atacaría —exclamó Ailish después de tomarles una fotografía desde su celular—. Tú sabes...por que eres un vampiro.

—También lo pensé pero le gusta jugar conmigo —sus oídos escucharon dos pares de pasos aproximándose a la puerta—. Llegaron tus padres —Ailish dio un pequeño salto del susto y cerró los ojos, juntando ambas manos como si fuera a rezar. Bryana se teletransportó hacia ella y la abrazó, luego se separó—. Escúchame, todo saldrá bien, de lo contrario no me importa. Yo siempre estaré contigo. Ya estoy acostumbrada a esto. No me iré de tu lado. Ailish no te abandonaré. Lo prometo.

—Gracias —su novia sonrió con tristeza.  Los padres de Ailish entraron a la casa y, al percatarse de que ella estaba en el patio trasero, se dirigieron al mismo lugar—. ¡Mamá! ¡Papá!

—¡Cariño! —la madre de Ailish fue la primera en saludar—. ¿Cómo te encuentras?

Bryana simplemente se quedó parada sin moverse, como si fingiera estar petrificada.

—Muy bien mamá.

—Tu madre está planeando una salida familiar —exclamó el padre de Ailish—. Quiere ir al cine.

—Me parece perfecto —Ailish respiró hondo y continuó—. Debo presentarles a una persona.

Bryana intentó sonreír como lo haría un humano.

—¿Quién es esta muchacha tan guapa? —preguntó la mujer—. Parece una modelo.

Ese halago la hizo sonrojarse y agachar la cabeza.

—Papá, mamá, les presento a Bryana.

El hombre no la saludó, simplemente se mantuvo serio como si sospechara de su inmortalidad. En cambio, la mujer hizo lo contrario, se adelantó con una resplandeciente sonrisa y le estrechó la mano.

—Es un placer Bryana. Yo soy Analia, la madre de Ailish y él es Louis, su padre —volteó para llamar a su esposo—. Ven aquí querido, saluda a la amiga de nuestra hija.

—Mucho gusto —se limitó a decir el masculino—. ¿Tu eres la nueva estudiante?

Bryana escuchó como Ailish tragó saliva, evidentemente, el hombre no tenía cara de querer simpatizar.

—El gusto es mío —contestó—. Si, yo soy la nueva alumna del instituto.

Un silencio incómodo se generó pero fue interrumpido por los ladridos de Canelo.

—¿Por qué no platicamos en el living? —la mujer juntó las palmas de sus manos—. Bryana ¿te gusta el café?

Antes de responder, Ailish se adelantó.

—Madre. Ella tiene una dieta estricta —argumentó—. No puede beber café.

Ailish tenía razón. Su única fuente de alimentación era la sangre. Alois era el único miembro de su clan que toleraba mantener la comida humana ¿podría tener el mismo control que su hermana?

—Claro, creo que puedo beber café —se abofeteó mentalmente—. Quiero decir, me encantaría.

Cuando estuvieron reunidos en el living, Ailish se sentó a su lado en el sofá doble. Bryana agradeció que los sonidos que emitía la aguja del antiguo reloj colgado en la pared, sean su fuente de distracción para evitar el incómodo momento. Pero a su novia le sucedía todo lo contrario. Ailish tenía ambas manos apoyadas en sus rodillas y no dejaba de mover sus dedos. 

Sintió unas incontrolables ganas de abrazarla pero debía contenerse, aún más, cuando el padre de Ailish se sentó frente a ellas en un sillón individual. Aquel hombre no le sacaba los ojos de encima y la juzgaba en silencio. 

—Bueno —Analia apareció sosteniendo con ambas manos una bandeja que contenía cuatro tazas de café; luego apoyó la misma sobre la mesita central de madera—. Bryana, aquí está tu café —extendió el recipiente—. Espero que te guste.

Bryana sostuvo la taza con ambas manos y, recordando los sabios consejos de Alois, acercó su boca al borde de la porcelana para dar el primer sorbo. 《Solo trata de no saborear la comida》las palabras de su hermana sonaron en su mente. El sabor era amargo y desagradable. Ailish contuvo la risa al notar cuánto sufría por una simple bebida. 

—El café está delicioso —dejó la taza sobre la mesa.

—Me siento halagada. Mi esposo no opina lo mismo, no suelen gustarle mis cafés —Analia miró de reojo a Louis pero él seguía sin hablar—. Háblame acerca de ti, Bryana ¿Cómo lograste inscribirte en el instituto a dos meses de terminar las clases?

—Mi hermano y yo nacimos aquí pero tuvimos que mudarnos a Suecia, desafortunadamente nuestros padres murieron de una terrible enfermedad —mintió—. Así que mi hermano me educó y cuidó de mí. Al considerar que ya estaba lista para tomar mis propias responsabilidades, volvimos a nuestro pueblo natal para terminar la preparatoria.

Analia bebió de su café, como estaba amargo, le colocó edulcorante y revolvió la bebida con una cuchara de plata.

—Lamento lo que sucedió con tus padres —dijo—. ¿Cómo conociste a mi hija?

—Bueno, Ailish está en las mismas clases que mi hermano. Un día los encontré platicando en el pasillo y entonces la conocí, también a Eileen.

—Claro —espetó Ailish para que su mentira sea más creíble—. Bryana es una buena persona.

Las mejillas de la rubia se tornaron rosadas, seguramente, recordó la escena de cómo bailaron juntas en el bar.

—¿Planeas estudiar una carrera universitaria?

Louis rompió su silencio. El grave tono de voz que él poseía demostró seriedad.

—¡Por fin hablas, querido! Comenzabas a avergonzarme.

—Planeo ser profesora de literatura.

"Literatura" fue lo primero que se le ocurrió.

—Ailish quiere estudiar artes pero siempre consideré que debe estudiar abogacía. Con el arte no conseguiremos dinero.

Analia chasqueó la lengua al percatarse que su hija se desanimó por el comportamiento de su padre.




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