Sweet Dream

Capítulo 14: Las palabras de Zuri

Una semana, ese tiempo había pasado desde la última vez que Rose supo de Mei, la noche en la que Rose le dijo a Mei que se retirara de la casa Foster, ya que esa noche la pasaría con Zuri. 

Tal vez se lo tomó a mal, o tal vez cuando Zuri dijo que le diría algo a Mei, le introdujo algo en su cerebro. No fue buena idea que dejara a esas dos solas por dos minutos. 

Pero somos seres humanos y nunca aprendemos se nuestros errores. 

En ese momento, Rose se encontraba saliendo de su escuela. 

— Rose. — La voz de Nathan sonó a sus espaldas. Tiempo después lo vio caminar junto a ella. 

— ¿Sí? — Preguntó Rose, dándole una mirada corta, mientras seguía su camino a casa. 

— Yo quería hablar de lo que sucedió aquel día de lluvia. — Dijo Nathan colocando ambas manos en los bolsillos de su pantalón. 

Fue cuando Rose se detuvo y miró al suelo con su ceño fruncido. 

— No hay nada de qué hablar, Nathan. — Dijo observándolo con seriedad. — Lo siento, pero no me gustas. 

Nathan solo la observó con su mirada vacía, dio la vuelta y fue camino a su casa. 

— Un problema menos. — Susurró Rose para sí misma. 

— ¿Con quién hablas? — Rose se sobresaltó al escuchar la voz chillona de Zuri. — Oh, Nathan. — Dijo con una sonrisa. — ¿Sabías que le gustas desde que eran niños pequeños? 

— Hasta ahora lo supe. — Respondió Rose volviendo a retomar el camino a su casa. — Zuri. — Llamó a la pequeña, para luego apretar sus labios entre sí. — ¿Qué le dijiste a Mei? 

Zuri se quedó callada, dando una sonrisa al suelo, para después tomar la mano de Rose con cariño. 

— Ve y drógate como has hecho desde que mi hermana mayor estuvo contigo solo por lástima. — Dijo sonriéndole a Rose. — Al parecer, la señorita Stone es muy obediente. — Rose alejó su mano de la de ella.  
— O tal vez le di en su punto débil, al tener en cuenta que su familia la odia. 

Cuando Rose escuchó esa confesión de Zuri, la tomó del rostro y frunció el ceño. 

— ¿Por qué le has dicho eso, Zuri? — Dijo Rose con furia apretando las mejillas de Zuri. 

— Porque un día antes de ir a buscarte, me di cuenta de que Stone no vive con nadie en su casa y según Zoe, ella se droga. — Levantó sus hombros, diciéndolo con dificultad al tener sus mejillas apretadas. 

Si bien Rose no conocía a esa persona, la odiaba por no haber detenido a Mei cuando quiso empezar a consumir esas sustancias. 

— Eres repugnante. — Los ojos de Rose se encontraban cristalizados. 
— ¡No tienes ni idea de lo que ella ha pasado! ¡Ni siquiera sabes nada de ella! — Gritó Rose para después soltarla. — Vete, no quiero tenerte cerca. 

— Rose. — Dijo Zuri con fuerza, al tenerla un poco alejada. — Eres una mujer. — Dijo poniendo su mirada seria y frustrada. — Ella también lo es. Dime, ¿qué pensaría la sociedad acerca de vosotras cuando os vean juntas? 

Rose Foster solo supo quedarse callada. 

Las líneas en sus antebrazos volvieron a verse cuando Rose la fue a buscar a su habitación. Tenía vendas puestas con torpeza, y sus ojos leían un libro con tapa gruesa. 

Rose leyó "La chica de la ventana" antes de que Mei cerrara el libro. 

— Hola. — Dijo Rose con una pequeña sonrisa. 

— Hola. — Dijo devuelta Mei mirando el techo. 

— No le hagas caso a Zuri. — Dijo Rose recostándose a su lado, quedando frente a ella, aunque Mei seguía mirando el techo. 

— Oh, no es por eso por lo que te he hablado, Rose. — Dijo Mei volteando a mirarla. 

Rose sintió lo mismo cuando la vio por primera vez, fría y sin desesperación. 

— ¿Entonces? — Preguntó Rose desviando la mirada, para no sentir aquel extraño sentimiento que la invadió por primera vez aquella tarde. 

Mei dio una sonrisa triste y se levantó de su lugar, caminó a la puerta y antes de salir de su propia casa, respondió. 

— Mi padre vendrá mañana, no quería que le conocieras. — Dijo Mei con nostalgia en su voz, para salir corriendo de allí. 

Rose tomó la almohada de Mei y la apretó contra su cuerpo. Dormiría allí esa noche, aunque Mei no estuviese. 

— ¿Presidenta? — Preguntó Winter con confusión al ver sus encantadores ojos azules frente a ella. 

— ¿Puedo dormir esta noche en tu casa, Evans? — Dijo Mei con una mirada fría, abrazando su cuerpo por el frío que sentía. 

Winter la dejó entrar con una sonrisa. 

Si bien hay que admitir, la mente humana tiene algunos inconvenientes cuando no sabe qué escribir en cada historia, incluso hay veces en la que un escritor puede quedarse a mitad de un libro por no saber qué escribir o sentirse incómodo con el contenido. 

Mei es una de esas chicas que cuando no sabe qué hacer frente a los problemas se escondía o se ahogaba en ellos, mas sin embargo Mei nunca pudo resolver un solo problema por sí misma. 

A partir del día trece, Mei dejó de "ser" para volverse un "fue", pero lo más importante, al día siguiente, Rose conocería al padre de Mei. 




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