Sweet Dream

Capítulo 17: Dulce sueño

Los ojos de Mei seguían viendo el azulado de las 2:54 am aunque no estuviese en su propia casa. 

Se encontraba en el parque cerca a su hogar, en el mismo parque en el cual encontró a Winter Evans y Zoe Quinn, en el mismo que conoció a la chica pelirroja justo a su lado. 

— ¿Cuál era tu nombre? — Preguntó Mei con desdén, olvidando el nombre de su acompañante reciente. 

La chica sonrió. — Diane Hughes, dieciseis años. — Miró a Mei. — Y tú eres Mei Stone, de diecisiete años. — Murmuró dándole una agradable mirada. 

No, no la conocía, en lo absoluto, pero tenía por seguro que no era una mala persona con tan solo sentir su presencia. 

Conocemos a ciertas personas de manera momentánea, tal vez las volvamos a ver o tal vez no. El destino da muchas vueltas a cada uno de los hilos, tanto que hay personas que no se pueden ver más de dos veces y otras que lo hacen de manera consecutiva. 

Y otras personas que cortan su propio hilo. 

— Sé que nos conocemos de hace minutos, pero tu rostro está demasiado sereno y tranquilo como para al verte, sentir que no tienes ni un solo problema. — Dijo Diane con una sonrisa. — Pero sería demasiado raro, Stone. Todos tenemos problemas. — Puso una mano en el hombro de la chica de ojos azules. 

— Y el estar aquí a esta hora, no es muy normal para una persona sin problemas, lo sé. — Completó Mei el pequeño discurso. — Eres una desconocida, no voy a mencionar más de mi vida. 

La chica miró los ojos de Mei, que lucían fríos en aquella madrugada. 

¿Cuánto había pasado desde su encuentro con Nathan y Zuri? No lo sabía, y tampoco quería pensar en ello. 

Pero habían pasado exactamente siete días, cinco de estos los había pasado en casa de Melissa, chica la cual estuvo preguntando muchas veces el porqué estaba allí y el porqué no había ido a clases. Los últimos dos días se quedó en casa de Zoe, o más bien, pasó por su casa para ir a alguna fiesta a la cual seguro Zoe iría. 

Días en los cuales se hizo la misma pregunta cuando se levantaba. 

¿En verdad quería a Rose tanto como creía? 

A las 2:04 pm, Mei se dignó a ir a la casa Stone. 

Vacío, eso sintió cuando lo vio a él frente al umbral. Sus ojos se apagaron y apretó su mandíbula. Frunció sus cejas y caminó en su dirección. 

— Mei. — Escuchó decir al hombre cuando la vio frente a frente. 

Lo miró con odio, como si toda la culpa la tuviese él, porque para ella la culpa era de ese hombre. 

Había caminado mucho, Mei lo supo cuando vio su vestimenta, mas sin embargo, no le importó y siguió su camino al interior de la casa. 

El hombre se quedó estático en su lugar, con sus ojos abiertos y apretó sus labios, sintiendo un dolor parecido al rechazo. ¿Acaso había perdido a su hija? 

La respuesta era definitiva e incómodamente positiva. 

——— FLASH BACK ——— 

Una pequeña niña de once años veía la puerta fijamente con sus ojos abiertos. Tragó en seco y empezó a subir las escaleras, entrando directamente a la habitación de sus padres. Caminó alrededor de esta inspeccionando todo, pero sus ojos quedaron perplejos al ver algo oscuro en la séptima repisa del armario, casi no lo podía ver, pero no le importó ir por una escalera y averiguar de qué se trataba. 

Cuando cumplió quince años, Mei tuvo la valentía de tomar los pocos recuerdos que había dentro del armario de sus padres. Ahí se dio cuenta de qué se trataba y solo guardó el objeto, porque sabía que lo usaría. 

Todos lo sabíamos. 

——— FIN DEL FLASHBACK ——— 

Las historias se crean por una específica razón. La necesidad del escritor, la necesidad de que todos sepan algo acerca de lo que siente, expresar su manera de sentir y vivir sin hacerlo directamente. 

La principal razón que me inspiró a escribir cada una de estas palabras, era la necesidad de que sientas algo semejante al dolor y a la felicidad combinada. 

Cuando Mei cerró la puerta con seguro detrás de ella, las lágrimas de furia que estuvo reteniendo desde que sus padres desaparecieron, se derramaron aquella tarde. 

Los libros que le pertenecían, se encontraban organizados en la repisa bibliotecaria de su habitación, pero Mei tomó esta y la tiró fuerte contra el suelo. Rasgó las páginas de algunos de ellos y tiró la cortina blanca que cubría el ventanal, aquel que daba paso al balcón de su cuarto. 

Cayó de rodillas y miró el único libro que se encontraba frente a ella. 

Su cubierta era oscura y su título era escrito en cursiva de un color plateado. Se podía confundir con la Biblia por su grosor y su autor era anónimo. 

El tacto de su mano contra las páginas la hizo sollozar y al ver el rotulador cubrir su párrafo favorito, sonrió. 

El día dieciséis. En la temporada nocturna, el timbre de la casa Foster sonó. Rose le gritó a su madre que se encargaría de abrir la puerta. 

Cuando no vio a nadie, intentó cerrar la puerta, pero sus ojos se toparon con el libro de portada oscura en el suelo. 

Lo tomó entre sus manos, pasó un dedo por el título y lo leyó para sí misma. 

—  "Dulce Sueño." 




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