ESTRELLAS EN EL FIRMAMENTO
Sin ni si quiera pensarlo ni imaginarlo, sin ni siquiera darte cuenta, miras a tu alrededor y solo se te viene una pregunta a la mente.
¿Cuándo han crecido tanto? ¿Cuándo ha sido el momento en el que han dejado de ser niños?
No te lo esperas pero acaba llegando. Han dejado atrás todo lo que les hacía ser esas pequeñas personitas para convertirse cada uno de ellos en una mujer y en un hombre.
Es el momento en el que te das cuenta de que lo que antes tenías que hacer para sonsacarles una reflexión o una idea, ahora son ellos mismos quienes solos lo realizan. Es el momento en el que tú ya no estás para enseñar y simplemente te conviertes en mero espectador de su vida, en una persona que simplemente está ahí para acompañarlas y guiarles en caso de que pidan tu ayuda. Simplemente para eso. Ya no necesitan que les enseñes cosas nuevas. Ahora solo quieren saber que estás ahí a cualquier momento en el que ellos necesiten hablar.
Han dejado de hablar por cualquier tontería, a contarte problemas menores pero que para ellos era todo un mundo, para realmente hacerte participe de su vida, de sus miedos, de sus ilusiones, de lo que sienten, de lo que no les gusta y también de lo que ansían conseguir y llegar a ser.
Es a la vez triste y a la vez alegre. Triste porque dejan de ser esos niños inocentes que comienzan a ver la vida real. Y alegre porque les has visto crecer y convertirse en aquello que siempre querían ser.
Nunca llegué a imaginar que podría aprender tantas cosas de ellos. Siempre tuve la idea clara de que sería yo, quien a partir de mis experiencias y mi manera de pensar, la que les enseñara la vida real y les descubriera lo que es bueno y malo. Sin embargo, todo aquello en lo que creía que debía de ser mi papel, mi función, se ha convertido en todo lo contrario. Ahora soy yo la que está aprendiendo de ellos, son quienes sin quererlo me están enseñando un millón de cosas, un millón de formas de ver la vida. Cada uno es diferente, ni uno es igual, pero todos son especiales. Y esa singularidad personal de cada uno de ellos es la que aportan al resto, otorgándonos el privilegio de enriquecernos un poco de esas cosas tan particulares que tiene cada uno. Esas cosas que voy añadiendo a mi día a día o que me pueden ayudar a forjar mi persona. Porque aunque no provenga de tu naturaleza tienes la oportunidad de adquirirlas, de interiorizarlas y hacerlas tuyas, personales.
Ya no sirven las cosas que utilizabas con ellos, ahora cada día es un mundo nuevo, algo distinto. ¿Pero eso es lo que lo hace especial a fin de cuentas no? Que sean como el cielo en una noche estrellada, todos conforman el universo, esa negrura tan especial, pero que con su luz particular están ayudando a alumbrar la noche infinita. Ellos son infinitos, como las estrellas en el firmamento, únicas, brillantes, especiales, diferentes.
Es momento de dejarles volar, de dejarles brillar. Es la hora aunque no queramos verlo.