Tengo una sensación de bienestar pero a la vez de malestar. Es difícil de explicar.
Por una parte me siento orgullosa de mi misma por haber sido capaz de decirlo. De superar mis temores y ser valiente. De saltar esos obstáculos que me impedían sentirme bien. A pesar de todo ahora mismo me siento capaz de todo. De gritar a los cuatro vientos, que sí, que lo he conseguido. Me siento libre, sin ataduras, capaz de enfrentarme a mil y una batallas. Porque conseguir lo que he conseguido no era fácil. Por mucho que una persona quiera hacer algo, sino lo intenta no puede llegar a cumplir sus metas.
Yo sé cómo soy, sé de qué pies cojeo y de cuáles no. Pero lo que siempre cuesta es demostrar esa parte de ti. Porque puedes ser fuerte, pero siempre llegara una persona que derrumbe esos muros. Y que te haga ser vulnerable de alguna forma. Y yo he aprendido que siempre hay que arriesgarse y no tener miedo a decir lo que sientes. Porque si no se arriesga no se gana. Y aunque esta vez no haya ganado, en el fondo sé que con todo esto he aprendido algo que en el futuro me servirá. Y por tanto he ganado.
Por otra parte, la parte negativa de todo esto. Porque sí, la hay, es no sentirse bien porque a pesar de que lo hayas contado es inevitable no sentirse mal porque no has sido correspondido.
Te sientes mal, es una sensación extraña, además piensas que no sólo acabas de hacerte daño a ti, sino que a lo mejor has hecho daño a la otra persona. Por mucho que esta aparente estar bien.
Muchas veces he imaginado si todo hubiera salido bien, ahora mismo estaría con esa persona, estaría feliz e incluso estaría que no me lo creería. Porque después de todo el camino, al final habríamos conseguido cruzarnos y unirnos de alguna forma. Pero sinceramente, ya sabía que la respuesta iba a ser negativa. Sabía que a pesar de que lo contara o no, no iba a salir adelante. Pero es un riesgo que tome aunque no me importará su respuesta. Pero sinceramente sí importa, importa más de lo que llegaba a pensar. Y ese dolor que hay en mi pecho, en mi corazón, esa persona mejor que nadie sabe que se siente.
Ahora sólo me queda esperar, esperar a que esa persona vuelva a sentir algo u olvidarme, alejarme y empezar de cero. Porque a veces pienso que “donde hubo fuego, cenizas quedan. Y donde quedan cenizas, la llama puede volver a prenderse”.
Sólo espero que no me arrepienta de la decisión que tome, que esto no separe nuestros caminos, aunque sé que estamos marcados el uno por el otro para el resto de nuestra vida, de una forma u otra; no quiero que se pierda todo lo que hemos conseguido. Sólo espero que volvamos a estar bien como siempre que superamos un bache, ya tenga la culpa uno o el otro. Esta espero que así sea.