Sweet Dreams

ELLAS

Es impresionante ver cómo te sorprenden. Ver que aunque lleguen tarde, al final siempre están ahí.

Esa sensación de ver que le importas a alguien, de que se preocupan por ti, no se puede explicar sólo hay que vivirla para entenderlo.

Me encanta que me sorprendan, sobre todo si es para bien. Es una sensación que no se puede describir. Aunque haya pasado casi dos meses desde mi cumpleaños ahí están sus regalos.

Esos momentos que habrán pasado pensando y preparando todo. Los momentos en los que intentan disimular las cosas para que no me entere. Cuando me tapan los ojos y me hacen bajar por las escaleras. Cuando me mandan cambiarme de ropa para vestirme de Hawaiana. El bajar las escaleras a oscuras por un caminito de flores y velas, ese momento me hizo sentirme especial, como una “princesa” por decirlo de alguna manera. Pero especial e importante por un día. Encontrarte un cofre de mar lleno de gominolas, pero que es símbolo de tantos secretos y confidencias que hemos tenido en nuestra vida. Llegar abajo y encontrarte a tus tres soles con una cena preparada con cariño. Y un caramelo  gigante lleno de fotos de recuerdos juntas.

Todo eso no tiene ningún precio, no se puede comparar con nada. Es único.

Pero el mejor regalo, no son los comprados ni hechos a mano, sino la presencia de ellas, el mejor regalo que puedo tener son ellas y todos los momentos de risas. Porque a pesar de que estén locas, son unas locas a las que quiero. Por eso para mí, sí, son ellas, ellas son mi mayor regalo, el mayor regalo que me han dado. Mis tres chiquis, mis soles. Os quiero tanto… Que no tengo palabras para decirlo.

Aunque hayamos pasado mil y una batallas, ya sea juntas o enfrentadas, aún seguimos juntas después de 15 años. Y espero que sigan estando conmigo durante mucho tiempo más. Porque no concibo una vida sin ellas, una vida separada de ellas, no es una vida que me imagino, ni que quiero.

Gracias por haber aparecido, estar y porque estoy segura de que estaréis en ella, por lo menos estaréis en mi corazón, en un hueco que es suyo para siempre.

 

 

A pesar de eso, mi mente aún sigue pensando en él. ¿Por qué? No sé porque, pero es así, y no puedo dejar de hacerlo. A veces la mente te juega unas malas pasadas, y las del corazón duelen incluso más. Pero la vida es así, nunca nos va a parecer justa pero tenemos que convivir con ello. ¿Y qué mejor que pasando de ello y dejando todo cómo está? Y sé de algo de lo que estoy segura. TE QUIERO, da igual de qué modo, pero lo hago. Pero sobre todo te quiero como un amigo al que no quiero perder NUNCA.

 

 



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En el texto hay: sentimientos, pensamientos, diario

Editado: 21.02.2021

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