Y la vida sigue, no se detiene ni un instante. Y ves cómo pasa el tiempo a tu alrededor. Como si fuera un río que no para. Pero nosotros nos quedamos quietos, estáticos, sin decidirnos a caminar, a movernos, a dar el paso y aventurarnos. Sino que esperamos a ver como la ola llega a la arena y borra todo aquello que hemos escrito, todo aquello por lo que hemos luchado, todo aquello que somos. Y esperamos. Pero a veces por mucho que nos quedemos sentados nadie va a venir a levantarnos. Nadie viene. Y te quedas allí sentado viendo cómo pasa el tiempo. Como se te escapa de las manos. Y así pasan los días, pasan y no hacemos nada más que esperar, nada más que no perder la esperanza de que volverá, de que cuando cierres los ojos y los abras, allí este, sentado a tu lado, sentado en ese banco en el que has permanecido durante todo este tiempo, donde pensabas y pensabas. Porque sí, todos hemos estado quietos, parados esperando a que algo llegue y al final nunca llega. Porque simplemente esperamos más de la cuenta o somos tan ingenuos de creer que todo será como lo tenemos planeado. Pero no es así. No lo es. Y al final nos decepcionamos. Con todo, pero sobre todo con nosotros mismos. Porque somos así. O al menos así soy yo. Espero más y luego me decepciono. Pero así soy yo, así soy y es lo que hay. Sólo puedo aprender de los errores, de los fallos e intentar arreglarlo.
Pero a pesar de todo, a pesar de lo que pasó, de lo que pasa o de lo que pasará, olvido. Intento dejarlo atrás y mirar hacia delante. Porque no me sirve de nada seguir decepcionada. Lo que me falta es dejar de esperar algo que sé que no va a llegar o incluso más de lo que debería.
Aunque siempre hay algo que nos detiene, algo que nos dice que no lo hagamos, que sigamos intentándolo, que no perdamos la esperanza de que llegará el momento, esperanza en que alguien te entienda o incluso dejen de decepcionante porque sabes que algo hay ahí, en donde no lo sé, pero sé que hay algo que te dice que no lo hagas.
Así que no sé qué hacer, no sé a qué parte hacer caso, si a la que me dice que mire al frente, deje atrás todo, y olvide. O aquella que me dice que lo siga intentando, que no puedo abandonar ahora, ahora no.
Siempre es un dilema, un dilema que resolver y a veces se queda en eso, en un dilema que no consigo resolver. Y eso es un gran fallo que tengo, pero como se cómo soy, aprendo a no darle vueltas más de lo necesario a las cosas, a no pensar en ello, aunque sé que es difícil e incluso a veces no consigo hacerlo. Pero es algo con lo que tengo que convivir. Así que ahora solo me queda o resolverlo o quedarme con la duda. Suelo quedarme siempre con la duda. Pero creo que es el momento de tomar decisiones. Decisiones que a lo mejor no son las correctas, pero son las que por ahora necesito. Las que necesito para seguir adelante y dejar todo atrás.
Un paso adelante, solo uno, y ya no mirare atrás.